Las ganas de abrazar a Riquelme
Las ganas de abrazar a Riquelme
Las ganas son dobles: por un lado, para agradecerle su talento futbolístico, su dominio de la pelota, sus pases, su toque; del otro, para consolarle porque a todos los que disfrutan con este deporte nos parece que Riquelme está permanentemente triste.
Su frialdad a la hora de dirigir el juego, acelerarlo o ralentizarlo cuando conviene, está sin duda justificada. No todos juegan con la sonrisa en la boca como hace Ronaldinho.