La agresividad de los rapaces no tiene límites. Cuando quieren llegar al objetivo de dañar, con sus poderosas garras hieren, desangran y matan las ilusiones de una sociedad pujante y luchadora.
Es que la procacidad, característica de las instituciones ingobernables, ha escarbado las fibras más íntimas de Aucas, para convertirse en aquel cáncer que paulatinamente va ganando terreno, sin llegar por suerte al corazón, que pese a ello sigue latiendo con la fuerza de sus 68 años de existencia ( 6 de febrero de 1945).