Después de la eliminación de la Copa Sudamericana, Aucas saboreó lo dulce y amargo de la competencia, a la que volvía después de 12 años de un tránsito tenebroso, maligno y escabroso, con dirigentes que se valieron del equipo en forma vergonzosa y descarada. Y pese a la idolatría de 71 años de vigencia en los corazones de los humildes y trabajadores, de los jóvenes y viejos, los títulos son cada vez más esquivos. A duras penas el objetivo anual es defender la categoría y si hay algún milagro buscar la competencia internacional, aunque después se derramen lágrimas de sangre.