La rodilla de Nadal equilibra el desigual duelo con Ferrer.
La maltrecha rodilla izquierda de Rafael Nadal, sometida a cuidados extremos desde que el domingo pasado padeció una tendinitis, equilibra el panorama del duelo fratricida de los octavos de final Abierto de Estados Unidos frente a David Ferrer, un choque material y estadísticamente desigual en condiciones normales.
Ferrer calibrará con precisión el estado físico de Nadal, que entrenó con normalidad en la mañana de este lunes durante una hora. No tuvo que detener la sesión técnica a causa de los dolores, tal y como le sucedió en la víspera del compromiso contra el francés Jo Wilfried Tsonga.
Los partidos contra el serbio Janko Tipsarevic y el joven francés demostraron que Nadal ya golpea bien a la bola. Cada vez más se aparta de los miedos y el exceso de precauciones aunque no ha abandonado un ápice los cuidados intensivos al que le someten en tres sesiones diarias los fisioterapeutas Rafael Maymó y el de la ATP Michael Novotny.
Ferrer dejará en evidencia la realidad competitiva del balear. El alicantino es un jugador infatigable, que no da tregua a su adversario. Se agarra a los partidos hasta que no hay remedio. Y nunca se dio por perdido.
Buena cuenta de ello puede dar el argentino David Nalbandián, eliminado por el español cuando pensó tener el partido de cara. De hecho, llegó a disponer de un punto de partido. Pero Ferrer dio un giro brusco al partido y se hizo con el triunfo.
La raqueta de Jávea tiene poco que perder ante Nadal. Ya ha firmado su mejor participación en Nueva York. Y se mide al número dos del mundo.
"Nadal es una bestia. Me canso sólo de pensar que tengo que jugar contra él. Se lleva por delante todo lo que le pongas", indicó Ferrer, al que las estadísticas le dan la espalda.
En los cinco encuentros que han disputado cuatro, los últimos, son para Rafael Nadal. El más reciente este año en Barcelona, sobre tierra. El de Manacor ganó con claridad (7-5 y 6-1)
Los otros tres fueron en el 2005. En los cuartos de final de Roland Garros (7-5, 6-2 y 6-0); en el Masters Series de Roma (4-6, 6-4 y 7-5) y en el Masters Series de Miami, disputado sobre una superficie dura (6-4 y 6-3). David Ferrer sólo salió airoso en el torneo de Stuttgart del 2004, cuando coincidieron por primera vez. Entonces, el alicantino, actualmente decimoquinto del mundo, se impuso por 6-3, 6-7(3) y 7-5.
"Ferrer es un gran jugador que lo da todo en la pista y te obliga a un gasto extremo", reconoció Nadal, que tendrá que aparcar las precauciones para regresar a los cuartos de final del último Grand Slam del curso, a donde llegó el año pasado. EFE
Ferrer calibrará con precisión el estado físico de Nadal, que entrenó con normalidad en la mañana de este lunes durante una hora. No tuvo que detener la sesión técnica a causa de los dolores, tal y como le sucedió en la víspera del compromiso contra el francés Jo Wilfried Tsonga.
Los partidos contra el serbio Janko Tipsarevic y el joven francés demostraron que Nadal ya golpea bien a la bola. Cada vez más se aparta de los miedos y el exceso de precauciones aunque no ha abandonado un ápice los cuidados intensivos al que le someten en tres sesiones diarias los fisioterapeutas Rafael Maymó y el de la ATP Michael Novotny.
Ferrer dejará en evidencia la realidad competitiva del balear. El alicantino es un jugador infatigable, que no da tregua a su adversario. Se agarra a los partidos hasta que no hay remedio. Y nunca se dio por perdido.
Buena cuenta de ello puede dar el argentino David Nalbandián, eliminado por el español cuando pensó tener el partido de cara. De hecho, llegó a disponer de un punto de partido. Pero Ferrer dio un giro brusco al partido y se hizo con el triunfo.
La raqueta de Jávea tiene poco que perder ante Nadal. Ya ha firmado su mejor participación en Nueva York. Y se mide al número dos del mundo.
"Nadal es una bestia. Me canso sólo de pensar que tengo que jugar contra él. Se lleva por delante todo lo que le pongas", indicó Ferrer, al que las estadísticas le dan la espalda.
En los cinco encuentros que han disputado cuatro, los últimos, son para Rafael Nadal. El más reciente este año en Barcelona, sobre tierra. El de Manacor ganó con claridad (7-5 y 6-1)
Los otros tres fueron en el 2005. En los cuartos de final de Roland Garros (7-5, 6-2 y 6-0); en el Masters Series de Roma (4-6, 6-4 y 7-5) y en el Masters Series de Miami, disputado sobre una superficie dura (6-4 y 6-3). David Ferrer sólo salió airoso en el torneo de Stuttgart del 2004, cuando coincidieron por primera vez. Entonces, el alicantino, actualmente decimoquinto del mundo, se impuso por 6-3, 6-7(3) y 7-5.
"Ferrer es un gran jugador que lo da todo en la pista y te obliga a un gasto extremo", reconoció Nadal, que tendrá que aparcar las precauciones para regresar a los cuartos de final del último Grand Slam del curso, a donde llegó el año pasado. EFE