Zarina Sharápova, estrella en EEUU, crucificada en Rusia.
Pese a sus continuas promesas de que nunca se nacionalizará estadounidense la zarina del tenis, María Sharápova, una estrella en su país de adopción, Estados Unidos, no ha conseguido conquistar el corazón de su país de origen, Rusia.
Nada me gustaría más que derrotar a las norteamericanas en su propia cancha, aseguraba esta semana Sharápova, que vino al mundo en Siberia el 20 de abril de 1987, pero reside en Florida desde los seis años.
Sharápova, actual número dos del mundo, intentaba así justificar su decisión de no disputar las semifinales de la Copa Federación, que enfrentan este fin de semana a Estados Unidos y Rusia en el estado de Vermont.
Al igual que ocurriera en la edición de 2006 y en la eliminatoria contra España en abril, Sharápova adujo las crónicas molestias en su hombro derecho para explicar la imposibilidad de defender la camiseta nacional.
Los médicos me ha aconsejado reposo durante los próximos diez días. No quiero una inyección más de cortisona esta temporada, por lo que no me queda más remedio que cuidar de mi hombro, dijo.
Como en anteriores ocasiones, el capitán del equipo, Shamil Tarpíchshev, la defendió: En cuanto a las perspectivas de Sharápova en el equipo ruso, sólo diré lo siguiente: está interesada en jugar en alguna ocasión con Rusia. Estoy seguro de ello.
En cambio dirigentes y entrenadores de la Federación de Tenis no ahorraron las críticas contra Sharápova, al igual que la prensa, que la ha crucificado poniendo en duda su profesionalidad y su compromiso con el equipo nacional.
Sus asesores más cercanos son estadounidenses y nunca le permitirán jugar con Rusia, dijo Vladímir Kamelzon, entrenador jefe de la federación al diario Izvestia.
En la misma línea, la ex tenista y comentarista deportiva, Anna Demitrieva, aseguró que Sharápova únicamente deseaba ser incluida en el equipo de Copa Federación para poder disputar los Juegos Olímpicos de Pekín, uno de los sueños confesos de la siberiana.
El hecho de que Sharápova paseara su esbelta figura por Hollywood Boulevard para asistir a la entrega de premios del canal de televisión, sólo contribuyó a encrespar los ánimos en su contra.
Su decisión no es una sorpresa. En Rusia hay muchas jugadoras de talento que están dispuestas a enfundarse la camiseta nacional, apuntó una fuente anónima en la federación.
Incluso fue comparada con la retirada Anna Kournikova, que sí se nacionalizó norteamericana, algo que a buen seguro no gustó a Sharápova, que siempre ha declinado que la comparen con una tenista que no llegó a ganar ningún torneo en toda su carrera profesional.
Cuando llegaba la hora de la Copa Federación, Kournikova también surgía siempre con alguna lesión, así que después de un tiempo nos olvidamos de ella, señaló la fuente.
La jugadora se defendió: Si tengo la oportunidad de recuperarme al cien por cien de cara al Abierto de EEUU, no quiero desaprovecharla, incluso si tengo que dejar pasar la Copa Federación.
La gente inteligente puede entender que tras siete semanas de consecutivas de tenis es necesario descansar pero, de todas formas, podéis considerarme mala, arguyó.
Los problemas de Sharápova con la Copa Federación comenzaron en 2004 cuando la número uno del tenis ruso de entonces, Anastasia Myskina, anunció públicamente que no jugaría con ella en el mismo equipo.
Myskina, que desde su victoria en Roland Garros (2004) ha caído en un profundo bache de juego y trabaja como presentadora de televisión de un programa de fútbol, adujo que el carácter del padre de Sharápova era insoportable.
De poco ha valido que Sharápova accediera a ser embajadora de buena voluntad de la candidatura de Moscú a acoger los Juegos Olímpicos en 2012, o que contribuyera a la victoria de Sochi en la pugna por las olimpiadas blancas de 2014.
Sharápova, que alcanzó esta temporada la final del Abierto de Australia y las semifinales de Roland Garros, fue eliminada la pasada semana en la cuarta ronda de Wimbledon por la estadounidense Venus Williams, a la postre la ganadora del torneo.
Eso sí, en sólo tres temporadas en la elite del tenis profesional, la tenista tiene en su haber dos grandes, Wimbledon (2004) y el Abierto de Estados Unidos (2006), algo de lo que no puede presumir ninguna tenista rusa a lo largo de la historia.
Sharápova nació en el seno de una familia originaria de Gomel (Bielorrusia), de donde huyeron tras la catástrofe en la central nuclear ucraniana de Chernobil (1986).
Por esta razón, Sharápova vio la luz en la ciudad siberiana de Niagán, situada al otro lado de la cordillera de los Urales a 1.800 kilómetros de Moscú, adonde regresó en 2005 tras once años de ausencia.