Sueños, frustración y fe

Enviado por carlosefrain el Jue, 05/07/2007 - 18:50

Fuimos a ganar la Copa América de selecciones. Después de tres partidos, la realidad fue cruel y dolorosa. La reingeniería es obligada, aunque para esto se tenga que sacrificar el nombre de muchos y la enjundia de otros.

La simpleza del fútbol no tiene una explicación ampulosa. La mejor defensa es el mejor ataque, se dice en el argot popular y eso justamente es lo que Ecuador con una propuesta bizarra, mostró con vergüenza, en el concierto sudamericano: una defensa que causa miedo y una delantera ineficaz.

Llevamos a lo mejor que se tiene en el momento. Posiblemente faltaron, por consenso popular, Jaime Iván Kaviedes y Franklin Salas, pero eso ya quedó a  criterio del técnico Suárez, que tuvo momentos de desconcierto y dubitación, dirigiendo a la selección. Fue el único integrante de la tricolor que no vio el desmoronamiento físico y mental de varios jugadores en el partido de debut ante Chile. Después vino el mazazo ante México y el desencanto ante Brasil. Total: cero puntos. Tres goles a favor y seis goles en contra. ¡Un papelón!

Pero la historia, con perfil bajo, narra los previos de lo que hoy es la selección de Ecuador. Los dirigentes, a regañadientes, prestaron a sus jugadores para los encuentros amistosos que fueron la primera clarinada del fracaso. Nunca encontramos el equipo ideal. Siempre se pensó que las campañas europeas, decidirían una personalidad de conjunto, inexpugnable en su defensa y soberbia en la producción de goles.

Con los campeones de Europa, el éxito estaba asegurado. Pero lejos de mostrarnos la realidad, contribuyó a mortificar mentes y posiciones, recordando con rabia e impotencia los fantasmas del pasado. Y la Copa América que no ha sido más que una pesada cruz para Ecuador, hoy, al igual que la anterior, desnuda la falta de combatividad de muchos jugadores, los que juegan con el nombre y cobran miles de dólares por pisar el campo.

No hay que tener miedo para tomar decisiones de cambio. Hay varios jugadores que ya cumplieron su ciclo. La autovaloración interna y de ser necesario, externa, definirá  hombres y nombres, sin titubeo alguno. Si continuamos con la misma visión, es decir, llamar a los mismos de siempre, el producto final será de muy mala calidad (fracaso). Pero si la conciencia es de justificar una decisión técnica, a través del severo escogitamiento, recién ahí expondremos al país, la verdad de un trabajo pulcro y honesto. Ahí Ecuador volvería a la senda del trabajo serio, equilibrado y de resultados. Con estas consideraciones, el equilibrio y el raciocinio velarán por la estabilidad emocional y humana de todos. Entonces, las eliminatorias de Sudáfrica 2010 tendrán una base sólida de acción: la solidaridad de Ecuador y la conciencia eterna del cumplimiento.

Por: Gonzalo Melo Ruiz