El fuego olímpico de la discordia.
Son muchas las connotaciones que se desprenden del fuego olímpico sagrado: amistad, tolerancia, espíritu de superación; pero ninguna tan paradójica como la de la antorcha olímpica de Pekín 2008, cuyo aspecto y recorrido fueron desvelados ayer y ya se ha convertido en el fuego de la discordia.
Ni siquiera los valores olímpicos han podido limar las asperezas entre China y Taiwán, que se remontan a 1949, cuando el gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek fue derrotado militarmente por el Partido Comunista y se refugió en la entonces Formosa China.
Desde entonces el gigante asiático reclama Taiwán como parte de su territorio mientras que la isla se considera un país soberano, aunque nunca ha proclamado su independencia, y el recorrido de la antorcha no ha podido pulir las estrías de una relación tormentosa, sino todo lo contrario.
Como se podía intuir, el paso del fuego olímpico por Taiwán se ha convertido en un pulso político que ha trascendido lo meramente deportivo.
China asegura que programó un recorrido consensuado con Taiwán según el cual la antorcha llegaría a la isla procedente de un país del sudeste asiático (en este caso Vietnam) para pasar luego a Hong Kong, región administrativa especial de China que cuenta con comité olímpico propio.
"Es la peor opción esperada", ha declarado hoy un funcionario del Consejo de Asuntos Chinos de Taiwán, quien añadió que "Taiwán no puede aceptar la propuesta china por incluir a propósito a Taipei en la etapa doméstica de la ruta".
Según el Comité Organizador de Pekín 2008 (BOCOG), Taiwán desechó el acuerdo seis días antes de la presentación del recorrido, exigiendo que la antorcha llegase de un país asiático y partiese a un tercero que no fuese China, para que nadie pudiese asimilar a la isla con el gigante asiático.
China recogió el guante que le lanzó el COT con esta provocación, e hizo público un recorrido, validado por el COI, que sabía sería rechazado por Taiwán, con lo que eso podía desencadenar.
Nunca ciudad alguna en la historia del olimpismo moderno ha rechazado hasta ahora recibir el fuego olímpico desde que empezó a recorrer el mundo en los JJOO de Amberes 1920, lo que explica la distancia que existe entre las partes.
Aunque el BOCOG afirma que tiene planes de contingencia en caso de imprevistos, no parece probable que esté dispuesto a variar su plan inicial, a juzgar por las palabras de su vicepresidente, Jiang Xiaoyu, quien hoy señaló que "el recorrido ha sido aprobado por el COI y su desarrollo sigue los principios de la Carta Olímpica".
Retroceder, para China, sería una muestra de debilidad en un momento en que las presiones sobre Taiwán se han recrudecido, fundamentalmente desde la aprobación hace dos años de la "Ley Antisecesión", con la cual China se reserva el derecho de invadir Taiwán si ésta proclama su independencia.
El COI, por su parte, prefiere no tomar cartas en el asunto y a través de su portavoz, Giselle Davis, dijo hoy a Efe que "no cree necesario hacer ningún comentario público, especialmente porque éste es el relevo del BOCOG".
Hace dos días, Hein Verbruggen, presidente de la Comisión de Coordinación del COI, dejó muy clara la postura del máximo organismo olímpico al afirmar: "No queremos estar implicados, como COI, en ningún asunto político".
Tampoco parece Taiwán dispuesta a dar su brazo a torcer, fundamentalmente cuando todo hace indicar, según fuentes consultadas por Efe, que la decisión de última hora de rechazar el recorrido procede de instancias superiores al COT.
Taiwán celebrará elecciones parlamentarias a finales de año, y los especialistas de la isla vaticinan unos comicios muy reñidos, como previsiblemente lo serán los presidenciales, que se celebrarán en marzo de 2008, justo cuando la antorcha olímpica finalice su recorrido si el BOCOG mantiene su plan.
Para el gobierno pro-independentista de Chen Shui-bian, del Partido Demócrata Progresista (PDP), en ligera minoría en el Parlamento taiwanés, rechazar a Pekín es un golpe de efecto político que le reafirma en sus tesis de cara a sus electores.
Pekín está a la espera de una rectificación de Taiwán que la isla no parece dispuesta a ofrecer y el recorrido de la antorcha olímpica, una actividad cultural destinada al hermanamiento de los pueblos, ha enconado unas relaciones ya de por sí difíciles y ha dejado en suspenso el trazado del viaje del fuego olímpico por el globo.
Ni siquiera los valores olímpicos han podido limar las asperezas entre China y Taiwán, que se remontan a 1949, cuando el gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek fue derrotado militarmente por el Partido Comunista y se refugió en la entonces Formosa China.
Desde entonces el gigante asiático reclama Taiwán como parte de su territorio mientras que la isla se considera un país soberano, aunque nunca ha proclamado su independencia, y el recorrido de la antorcha no ha podido pulir las estrías de una relación tormentosa, sino todo lo contrario.
Como se podía intuir, el paso del fuego olímpico por Taiwán se ha convertido en un pulso político que ha trascendido lo meramente deportivo.
China asegura que programó un recorrido consensuado con Taiwán según el cual la antorcha llegaría a la isla procedente de un país del sudeste asiático (en este caso Vietnam) para pasar luego a Hong Kong, región administrativa especial de China que cuenta con comité olímpico propio.
"Es la peor opción esperada", ha declarado hoy un funcionario del Consejo de Asuntos Chinos de Taiwán, quien añadió que "Taiwán no puede aceptar la propuesta china por incluir a propósito a Taipei en la etapa doméstica de la ruta".
Según el Comité Organizador de Pekín 2008 (BOCOG), Taiwán desechó el acuerdo seis días antes de la presentación del recorrido, exigiendo que la antorcha llegase de un país asiático y partiese a un tercero que no fuese China, para que nadie pudiese asimilar a la isla con el gigante asiático.
China recogió el guante que le lanzó el COT con esta provocación, e hizo público un recorrido, validado por el COI, que sabía sería rechazado por Taiwán, con lo que eso podía desencadenar.
Nunca ciudad alguna en la historia del olimpismo moderno ha rechazado hasta ahora recibir el fuego olímpico desde que empezó a recorrer el mundo en los JJOO de Amberes 1920, lo que explica la distancia que existe entre las partes.
Aunque el BOCOG afirma que tiene planes de contingencia en caso de imprevistos, no parece probable que esté dispuesto a variar su plan inicial, a juzgar por las palabras de su vicepresidente, Jiang Xiaoyu, quien hoy señaló que "el recorrido ha sido aprobado por el COI y su desarrollo sigue los principios de la Carta Olímpica".
Retroceder, para China, sería una muestra de debilidad en un momento en que las presiones sobre Taiwán se han recrudecido, fundamentalmente desde la aprobación hace dos años de la "Ley Antisecesión", con la cual China se reserva el derecho de invadir Taiwán si ésta proclama su independencia.
El COI, por su parte, prefiere no tomar cartas en el asunto y a través de su portavoz, Giselle Davis, dijo hoy a Efe que "no cree necesario hacer ningún comentario público, especialmente porque éste es el relevo del BOCOG".
Hace dos días, Hein Verbruggen, presidente de la Comisión de Coordinación del COI, dejó muy clara la postura del máximo organismo olímpico al afirmar: "No queremos estar implicados, como COI, en ningún asunto político".
Tampoco parece Taiwán dispuesta a dar su brazo a torcer, fundamentalmente cuando todo hace indicar, según fuentes consultadas por Efe, que la decisión de última hora de rechazar el recorrido procede de instancias superiores al COT.
Taiwán celebrará elecciones parlamentarias a finales de año, y los especialistas de la isla vaticinan unos comicios muy reñidos, como previsiblemente lo serán los presidenciales, que se celebrarán en marzo de 2008, justo cuando la antorcha olímpica finalice su recorrido si el BOCOG mantiene su plan.
Para el gobierno pro-independentista de Chen Shui-bian, del Partido Demócrata Progresista (PDP), en ligera minoría en el Parlamento taiwanés, rechazar a Pekín es un golpe de efecto político que le reafirma en sus tesis de cara a sus electores.
Pekín está a la espera de una rectificación de Taiwán que la isla no parece dispuesta a ofrecer y el recorrido de la antorcha olímpica, una actividad cultural destinada al hermanamiento de los pueblos, ha enconado unas relaciones ya de por sí difíciles y ha dejado en suspenso el trazado del viaje del fuego olímpico por el globo.