Juegos infantiles en la Villa Panamericana
Cuando se piensa en el programa de
unos Juegos Panamericanos pocas veces se imagina que, dentro de la
Villa donde residen las delegaciones de los 42 países participantes,
integradas muchas de ellas por deportistas profesionales, haya un
espacio para diversiones infantiles.
Cuatro tenistas de mesa de Paraguay, Marcelo Aguirre, Lucero Ovelar y los hermanos Sandy y Axel Gavilán, enarbolan la bandera de la espontaneidad propia de su edad para evitar caer en la presión de lo que supone una competición a este nivel.
Marcelo, Sandy y Lucero tienen catorce años y Axel es, con doce, el benjamín de Río 2007, algo que le ha convertido en protagonista de escenas tan divertidas como que integrantes de otras delegaciones le pidan fotografiarse con él o que les firme autógrafos.
"Todo el mundo quiere sacarse fotos con él y está firmando autógrafos a gente mucho mayor que él. Los demás se ríen de él, diciendo que aún no ha ganado nada y ya firma y se saca fotos", dijo a EFE Walter Gómez, técnico del equipo de tenis de mesa de Paraguay.
El entrenador calificó de "sorprendente" el hecho de que sus jóvenes pupilos asuman el Panamericano "como un torneo más". "Pese a su corta edad, llevan muchos torneos internacionales a cuestas y se limitan a decir 'qué lindo esto' o 'me estoy aburriendo' por no tener a gente de su edad alrededor", comentó entre risas Gómez.
"Se nota la diferencia respecto a los demás competidores. Los veo corriendo en el patio, porque ellos juegan como lo que son, niños, y eso a la gente mayor le llama la atención. Es la parte más anecdótica del deporte", expresó.
Axel Gavilán, que cumplirá 13 años el próximo 22 de octubre, no sólo es el más joven de los cuatro, sino, según su técnico, "el más jodón (bromista)". "Se atreve a decirle con naturalidad al mayor del grupo (Juan Mieres, 20 años) 'oye, madurá un poquito'", dijo Gómez.
El almuerzo es uno de los momentos más divertidos para estos jóvenes deportistas. "Axel se llena el plato como si fuera a comer de todo, pero luego nunca come nada, porque un compañero tiene una maquinita de juegos y él se la pasa jugando. Eso sí, le encantan los postres, aunque mucho menos que a su hermana", comentó el técnico.
Sandy, la hermana de Axel, es fanática del chocolate y de las gaseosas. Según Gómez, en una competición reciente en Ecuador prometió dejar la gaseosa durante dos meses si salía campeona latinoamericana: "Y lo está cumpliendo a rajatabla, los demás le hacen bromas, le ponen gaseosas delante para que tome, pero no lo hace. Para meterse con ella, los otros también le preguntaron si no dejaba el chocolate y dijo que no, que eso era intocable".
Los encargados de 'lidiar' con esta loca juventud son los entrenadores Walter Gómez, de 44 años, y Blas Torres, de 33, quienes confiesan necesitar altas dosis de paciencia.
"Trato de diferenciar cuándo están jodiendo (bromeando) y cuándo las disputas van en serio. Lilian (Redes) es la que más se preocupa. No entiende qué pasa. Para ella son compañeros de entrenamientos, pero para mí sólo se convierten en jugadores cuando están delante de la mesa de tenis, el resto del tiempo son niños", declaró Gómez, en referencia a la sexta integrante del equipo, que tiene 40 años.
Estos deportistas, gran referencia del tenis de mesa en Paraguay -Marcelo Aguirre y Sandy Gavilán son los mejores a nivel absoluto-, no abandonan los estudios pese a competir a nivel internacional.
Aguirre tiene tutores y el Ministerio de Educación le concede fechas especiales de exámenes para que no coincidan con sus viajes, mientras que los otros tres reciben el apoyo de sus compañeros que les fotocopian los apuntes en su ausencia.
El hecho de que los progenitores fueran ex deportistas estimuló a los tenistas y, con su ayuda, se pudo dar "una camada de jugadores tan talentosos", reconoce el entrenador.
No obstante, los chicos viajan solos e, incluso, a algunos torneos, sin técnico. Y, aunque Gómez les estimula diciendo que "ya tienen experiencia", reconoce que salir con ellos "es una inyección positiva". "Me divierto un kilo", reconoce entre risas.
Pese a encontrarse en lo alto del ránking latinoamericano en infantiles, las medallas en estos Juegos no son el objetivo, sino el camino de la preparación para el Mundial de su categoría y aún se desconoce si tomarán el camino del profesionalismo o no -Aguirre tiene previsto trasladarse a Suecia para probar suerte y Sandy Gavilán recibió también ofertas desde Inglaterra-.
Pero a buen seguro, el prometido libro de anécdotas de fin de viaje estará cargado de divertidas historias para recordar, como el achique de las camisetas de Axel -para quien no se previó un tamaño menor en la indumentaria-. "Aún tenemos que reunir las historias, pero hay competencia para ver quién lo escribe, quién tiene la letra más linda", expresó Gómez.
Quizá sus nombres no pasen al medallero final, pero sus risas inundaron durante días la Villa Panamericana y seguro que no pocos se contagiaron de esa alegría infantil.
Cuatro tenistas de mesa de Paraguay, Marcelo Aguirre, Lucero Ovelar y los hermanos Sandy y Axel Gavilán, enarbolan la bandera de la espontaneidad propia de su edad para evitar caer en la presión de lo que supone una competición a este nivel.
Marcelo, Sandy y Lucero tienen catorce años y Axel es, con doce, el benjamín de Río 2007, algo que le ha convertido en protagonista de escenas tan divertidas como que integrantes de otras delegaciones le pidan fotografiarse con él o que les firme autógrafos.
"Todo el mundo quiere sacarse fotos con él y está firmando autógrafos a gente mucho mayor que él. Los demás se ríen de él, diciendo que aún no ha ganado nada y ya firma y se saca fotos", dijo a EFE Walter Gómez, técnico del equipo de tenis de mesa de Paraguay.
El entrenador calificó de "sorprendente" el hecho de que sus jóvenes pupilos asuman el Panamericano "como un torneo más". "Pese a su corta edad, llevan muchos torneos internacionales a cuestas y se limitan a decir 'qué lindo esto' o 'me estoy aburriendo' por no tener a gente de su edad alrededor", comentó entre risas Gómez.
"Se nota la diferencia respecto a los demás competidores. Los veo corriendo en el patio, porque ellos juegan como lo que son, niños, y eso a la gente mayor le llama la atención. Es la parte más anecdótica del deporte", expresó.
Axel Gavilán, que cumplirá 13 años el próximo 22 de octubre, no sólo es el más joven de los cuatro, sino, según su técnico, "el más jodón (bromista)". "Se atreve a decirle con naturalidad al mayor del grupo (Juan Mieres, 20 años) 'oye, madurá un poquito'", dijo Gómez.
El almuerzo es uno de los momentos más divertidos para estos jóvenes deportistas. "Axel se llena el plato como si fuera a comer de todo, pero luego nunca come nada, porque un compañero tiene una maquinita de juegos y él se la pasa jugando. Eso sí, le encantan los postres, aunque mucho menos que a su hermana", comentó el técnico.
Sandy, la hermana de Axel, es fanática del chocolate y de las gaseosas. Según Gómez, en una competición reciente en Ecuador prometió dejar la gaseosa durante dos meses si salía campeona latinoamericana: "Y lo está cumpliendo a rajatabla, los demás le hacen bromas, le ponen gaseosas delante para que tome, pero no lo hace. Para meterse con ella, los otros también le preguntaron si no dejaba el chocolate y dijo que no, que eso era intocable".
Los encargados de 'lidiar' con esta loca juventud son los entrenadores Walter Gómez, de 44 años, y Blas Torres, de 33, quienes confiesan necesitar altas dosis de paciencia.
"Trato de diferenciar cuándo están jodiendo (bromeando) y cuándo las disputas van en serio. Lilian (Redes) es la que más se preocupa. No entiende qué pasa. Para ella son compañeros de entrenamientos, pero para mí sólo se convierten en jugadores cuando están delante de la mesa de tenis, el resto del tiempo son niños", declaró Gómez, en referencia a la sexta integrante del equipo, que tiene 40 años.
Estos deportistas, gran referencia del tenis de mesa en Paraguay -Marcelo Aguirre y Sandy Gavilán son los mejores a nivel absoluto-, no abandonan los estudios pese a competir a nivel internacional.
Aguirre tiene tutores y el Ministerio de Educación le concede fechas especiales de exámenes para que no coincidan con sus viajes, mientras que los otros tres reciben el apoyo de sus compañeros que les fotocopian los apuntes en su ausencia.
El hecho de que los progenitores fueran ex deportistas estimuló a los tenistas y, con su ayuda, se pudo dar "una camada de jugadores tan talentosos", reconoce el entrenador.
No obstante, los chicos viajan solos e, incluso, a algunos torneos, sin técnico. Y, aunque Gómez les estimula diciendo que "ya tienen experiencia", reconoce que salir con ellos "es una inyección positiva". "Me divierto un kilo", reconoce entre risas.
Pese a encontrarse en lo alto del ránking latinoamericano en infantiles, las medallas en estos Juegos no son el objetivo, sino el camino de la preparación para el Mundial de su categoría y aún se desconoce si tomarán el camino del profesionalismo o no -Aguirre tiene previsto trasladarse a Suecia para probar suerte y Sandy Gavilán recibió también ofertas desde Inglaterra-.
Pero a buen seguro, el prometido libro de anécdotas de fin de viaje estará cargado de divertidas historias para recordar, como el achique de las camisetas de Axel -para quien no se previó un tamaño menor en la indumentaria-. "Aún tenemos que reunir las historias, pero hay competencia para ver quién lo escribe, quién tiene la letra más linda", expresó Gómez.
Quizá sus nombres no pasen al medallero final, pero sus risas inundaron durante días la Villa Panamericana y seguro que no pocos se contagiaron de esa alegría infantil.