Uruguay soñó con la final y se tuvo que conformar con el cuarto puesto
Uruguay soñó con disputar la final de la Copa América 07, lo que estuvo en los pies del centrocampista Pablo García en la semifinal que se decidió a favor de Brasil en la tanda de penaltis, pero a la postre tuvo que conformarse con el cuarto puesto, al caer en el llamado choque de consolación frente a México.
La selección celeste se vio en la final cuando el centrocampista del Real Madrid, que esta temporada ha estado cedido en el Real Celta, se dispuso a ejecutar su lanzamiento desde los once metros, que de materializarlo le hubiera dado el pase a la final, pero el balón salió repelido por un poste y después Brasil revertió la situación.
Uruguay afrontó el torneo venezolano con renovados bríos y con la intención de volver a ganar el título después de que lo hiciera por última vez en la edición de 1995, en la que actuó como anfitrión.
Entonces consiguió su decimocuarta Copa de América y a partir de ese torneo su clasificación en el torneo han sido novena, segunda, cuarta y tercera, ésta última en Perú 2004 cuando tampoco pudo acceder a la final pero sí ganó en la consolación a Colombia en un partido que se disputó en Cuzco.
El director técnico uruguayo, Óscar Washington Tabárez, se mostró muy conforme en las vísperas de la preparación hecha y por el grupo humano que se había conseguido.
Jugadores como el portero Fabián Carini (Inter), el centrocampista Pablo García (Real Madrid) o los delanteros Álvaro Recoba (Inter), Sebastián Abreu (Tigres) y Diego Forlán (Atlético de Madrid), daban una columna vertebral de garantías.
Tabárez, que se hizo cargo de la selección hace un año por segunda vez en su carrera, se encontró en Venezuela con un duro traspiés a las primeras de cambio, cuando Perú lo sacó del campo con un contundente 3-0 en el choque que abrió la competición venezolana.
Los uruguayos recondujeron la situación con una victoria ante Bolivia (1-0) y un empate sin goles ante la anfitriona Venezuela, algo que le valió para entrar en los cuartos de final con más pena que gloria como el segundo mejor tercero de la fase de grupos.
A partir de ahí empezó a verse a un nuevo equipo uruguayo, que en los cuartos, otra vez ante Venezuela, despertó y superó el ambiente adverso de las gradas y a la 'vinotinto' con un incontestable 1-4.
Llegó la semifinal y se encontró con uno de los dos colosos del fútbol suramericano, un Brasil que se había desmelenado en cuartos ante Chile (6-1) pero que en la primera fase también había estado desdibujado.
En este partido se vio un juego equilibrado y un Uruguay que demostró esos recurso y los nuevos bríos que anunció Tabárez, pero que se encontró con la lotería de la tanda de penaltis y la mala suerte de que "por algunos centímetros", como apuntó el propio seleccionador, no pudiera disputar la final.
Después, en el partido disputado en Caracas para decidir el tercer puesto, Uruguay casi siempre llevó la iniciativa ante México, se puso por delante en el marcador y sólo un riguroso penalti y además la expulsión del capitán Diego Lugano desequilibró la balanza a favor del equipo que dirige Hugo Sánchez.
Tabárez se ha lamentado de que el penalti y la expulsión condicionaron el partido, pero posteriormente ha hecho un balance positivo del torneo, sobre todo como base para las eliminatorias que se avecinan de clasificación para el Mundial 2010.
Uruguay concluye el torneo con un desfavorable balance anotador, con ocho goles a favor y nueve en contra en los seis partidos disputados.
Su máximo artillero, con tres dianas, ha sido uno de sus jugadores más afamados, Diego Forlán, quien conoció durante el torneo el traspaso del Villarreal al Atlético de Madrid, pero que no ha destacado especialmente en la Copa América.
Sebastián Abreu, con dos, y Vicente Sánchez, Pablo García y Cristian Rodríguez (Uruguay), con uno cada uno, son los otros anotadores de este pobre bagaje.
La selección celeste se vio en la final cuando el centrocampista del Real Madrid, que esta temporada ha estado cedido en el Real Celta, se dispuso a ejecutar su lanzamiento desde los once metros, que de materializarlo le hubiera dado el pase a la final, pero el balón salió repelido por un poste y después Brasil revertió la situación.
Uruguay afrontó el torneo venezolano con renovados bríos y con la intención de volver a ganar el título después de que lo hiciera por última vez en la edición de 1995, en la que actuó como anfitrión.
Entonces consiguió su decimocuarta Copa de América y a partir de ese torneo su clasificación en el torneo han sido novena, segunda, cuarta y tercera, ésta última en Perú 2004 cuando tampoco pudo acceder a la final pero sí ganó en la consolación a Colombia en un partido que se disputó en Cuzco.
El director técnico uruguayo, Óscar Washington Tabárez, se mostró muy conforme en las vísperas de la preparación hecha y por el grupo humano que se había conseguido.
Jugadores como el portero Fabián Carini (Inter), el centrocampista Pablo García (Real Madrid) o los delanteros Álvaro Recoba (Inter), Sebastián Abreu (Tigres) y Diego Forlán (Atlético de Madrid), daban una columna vertebral de garantías.
Tabárez, que se hizo cargo de la selección hace un año por segunda vez en su carrera, se encontró en Venezuela con un duro traspiés a las primeras de cambio, cuando Perú lo sacó del campo con un contundente 3-0 en el choque que abrió la competición venezolana.
Los uruguayos recondujeron la situación con una victoria ante Bolivia (1-0) y un empate sin goles ante la anfitriona Venezuela, algo que le valió para entrar en los cuartos de final con más pena que gloria como el segundo mejor tercero de la fase de grupos.
A partir de ahí empezó a verse a un nuevo equipo uruguayo, que en los cuartos, otra vez ante Venezuela, despertó y superó el ambiente adverso de las gradas y a la 'vinotinto' con un incontestable 1-4.
Llegó la semifinal y se encontró con uno de los dos colosos del fútbol suramericano, un Brasil que se había desmelenado en cuartos ante Chile (6-1) pero que en la primera fase también había estado desdibujado.
En este partido se vio un juego equilibrado y un Uruguay que demostró esos recurso y los nuevos bríos que anunció Tabárez, pero que se encontró con la lotería de la tanda de penaltis y la mala suerte de que "por algunos centímetros", como apuntó el propio seleccionador, no pudiera disputar la final.
Después, en el partido disputado en Caracas para decidir el tercer puesto, Uruguay casi siempre llevó la iniciativa ante México, se puso por delante en el marcador y sólo un riguroso penalti y además la expulsión del capitán Diego Lugano desequilibró la balanza a favor del equipo que dirige Hugo Sánchez.
Tabárez se ha lamentado de que el penalti y la expulsión condicionaron el partido, pero posteriormente ha hecho un balance positivo del torneo, sobre todo como base para las eliminatorias que se avecinan de clasificación para el Mundial 2010.
Uruguay concluye el torneo con un desfavorable balance anotador, con ocho goles a favor y nueve en contra en los seis partidos disputados.
Su máximo artillero, con tres dianas, ha sido uno de sus jugadores más afamados, Diego Forlán, quien conoció durante el torneo el traspaso del Villarreal al Atlético de Madrid, pero que no ha destacado especialmente en la Copa América.
Sebastián Abreu, con dos, y Vicente Sánchez, Pablo García y Cristian Rodríguez (Uruguay), con uno cada uno, son los otros anotadores de este pobre bagaje.