Argentina mató siempre a sus rivales en las segundas partes.

Enviado por roberto el Jue, 12/07/2007 - 12:12

Argentina se ha plantado en final de la Copa América como el equipo que mejor impresión ha causado hasta el momento y con un pleno de cinco victorias, coincidentes todas ellas con la capacidad de los albicelestes de matar a sus rivales en las segundas partes de los partidos.

Brasil, oponente de los argentinos el próximo domingo en el estadio Pachencho Romero de Maracaibo, llega al último encuentro después de perder en la primera fase ante México (2-0) y de sólo superar al Uruguay en la tanda de lanzamientos desde el punto de penalti tras un empate a dos en su semifinal.

Una carrera ésta muy diferente a la del equipo que entrena Alfio Basile, que en sus cinco victorias tiene dieciséis goles a favor por sólo tres en contra.

De estos goles, los argentinos han marcado en las segundas partes once, dato esclarecedor de que el equipo prepara a su rival desde el inicio para matarlo tras la reanudación.

Así, en el partido inaugural, un gol de penalti del estadounidense Eddie Johnson fue contrarrestado por Hernán Crespo antes del descanso, pero fue en la segunda parte cuando Argentina borró a su rival y dejó el marcador en un 4-1.

El segundo envite, ante Colombia, quizá fue el más atípico de todos, aunque sus inicios fueron parecidos al jugado frente a los norteamericanos con el 0-1 logrado por los cafeteros.

La selección de Jorge Luis Pinto fue la única que jugó al ataque desde el pitido inicial, e incluso se puso con un 0-1 con el tanto de Edixon Perea, pero en esta ocasión antes de irse a los vestuarios los de Basile ya habían puesto en el marcador el 3-1. La segunda parte tuvo ya poca historia con un gol para cada equipo (4-2).

En el último partido de la fase de grupos, Argentina se encontró con una ordenada y defensiva Paraguay a la que le valía el empate para pasar a los cuartos como primera.

Ahí se vio el trabajo de desgaste de los albicelestes, porque fueron los que movieron el balón y los que dispusieron de las oportunidades sin desesperarse hasta que el volante defensivo Javier Mascherano, a poco menos de un cuarto de hora para la conclusión del choque, puso con calidad el 1-0 definitivo.

En cuartos de final fue Perú el equipo que volvió a plantear un sistema de juego conservador ante el que Argentina le puso paciencia y control.

Los de Julio César Uribe aguantaron el primer tiempo, pero el tempranero tanto de Juan Román Riquelme en la segunda desbarató lo planificado por la selección inca, que fue desbordada posteriormente por un rival que logró un claro 4-1.

En la semifinal, Argentina se encontró con la otra selección que había dado mejores sensaciones en el campeonato, México, y en la primera parte se pudo comprobar las buenas maneras del equipo que entrena Hugo Sánchez.

Pese a ello, la clase de Riquelme con un balón templado en jugada parada y la cantidad de recursos de su equipo, que utilizó en esta ocasión al lateral izquierdo Gabriel Heinze para poner el 1-0 al borde del descanso.

En la segunda parte, los aztecas se tuvieron que rendir a la evidencia de un rival que maneja la situación a la perfección y que tiene jugadores, como el propio Riquelme, Carlos Tévez o el joven Lionel Messi, quienes sin que te des cuenta te pueden formar un lío en cualquier momento.

Basile, no obstante, tiene claro que la selección es un bloque y no una sucesión de estrellas, y lo demuestra con el dato de que los tres únicos imprescindibles en las alineaciones titulares en los cinco partidos disputados han sido el portero Roberto Abbondanzieri, el lateral Javier Zanetti y el centrocampista defensivo Sebastián Cambiasso.

De estos tres, el meta del Getafe español y el defensa del Inter de Milán italiano son los únicos que han disputado todos los minutos de juego.

Con todo ello, el equipo de Alfio Basile busca levantar la copa de la competición de selecciones más antigua del mundo catorce años después de hacerlo por última vez, precisamente también con el veterano técnico nacido en Bahía Blanca como director técnico de la albiceleste.