Uruguay jugará por tercera ocasión consecutiva el partido más triste.
La selección uruguaya jugará el próximo sábado en Caracas el partido más triste de la Copa América ya que deberá luchar por el tercer y cuarto puesto, en un partido al que llega por tercera vez consecutiva desde que la competición se disputa con el actual formato.
Si hay un encuentro que casi ningún futbolista desde jugar es el que mide a los dos perdedores de las semifinales, un partido que normalmente enfrenta a dos grupos abatidos, a los que les cuesta quitarse de la cabeza los motivos de la derrota en el partido anterior.
Además, perdida la semifinal a muchos futbolistas el cuerpo les pide muchas despedirse de la competición que rendir al máximo en su última aparicion en el torneo.
Uruguay disputó el partido por el tercer y cuarto puesto en la Copa América de 2001 en Colombia, en la que se midió a Honduras, invitada en aquel torneo y que había eliminado a Brasil.
El partido acabó con empate a dos y los uruguayos cayeron derrotados en los penaltis, algo que ha empezado a ser demasiado frecuente en la historia reciente de esta selección.
Tres años después, los uruguayos tuvieron que afrontar de nuevo este encuentro y en esa ocasión salieron ganadores al imponerse a Colombia por 2-1 con goles de Fabián Estoyanoff y Vicente Sánchez.
Se da la circunstancia de que estos dos futbolistas están presentes en la actual edición de la Copa América integrados en la delegación uruguaya y van a sentir la satisfacción o el desconsuelo de volver a disputarla, al igual que ocurre con los casos de Diego Forlán y Carlos Diogo.
Además, Estoyanoff podría disputar este partido por tercera vez consecutiva, ya que junto a Diego Pérez tomó parte de la Copa América de Colombia hace ya seis años.
La moral de los uruguayos no va a estar precisamente por todo lo alto, puesto que hay muchas formas de quedarse fuera de la final y la que vivió la selección el martes por la noche fue quizá la más sangrante: el equipo fue superior al rival en el trámite del encuentro durante muchos de los minutos de juego.
Además, igualó el partido en dos ocasiones y en los penaltis se rehizo del error inicial de Forlán para que todo dependiera de ellos en el quinto lanzamiento, el de Pablo García. El balón no entró, Brasil se rehizo y el domingo estará en la final de Maracaibo con menos merecimientos de los que ha mostrado el combinado que dirige Óscar Washington Tabárez.
Además, la satisfacción de ser terceros no suele ser un aliciente especial para los futbolistas, circunstancia que se agrava cuando varios de ellos han tenido experiencia tanto en ganar como en perder ese encuentro.
Sólamente quedan expectativas para los jugadores que apenas han tenido minutos en la competición, aunque ni tan siquiera es un partido interesante para muchos de ellos. Suele ser una buena oportunidad para los que están empezando a abrirse camino en el mundo del fútbol, pero no tanto para aquellos que se han consagrado internacionalmente en esta Copa o antes de disputarla.
En la actual edición de la Copa América, Tabárez ha cambiado de idea sobre la marcha y jugadores que fueron titulares al principio no han tenido continuidad tras el encuentro perdido por 3-0 en la primera jornada ante Perú.
Diego Godín, Carlos Diogo, Fabián Estoyanoff, Fabián Canobbio o Vicente Sánchez tuvieron al principio un protagonismo que al final no se reconfirmó y que fue para hombres como Jorge Fucile, Anjdrés Scotti o Maximiliano Pereira.
El del sábado en Caracas no parece el partido más indicado para los grandes veteranos del equipo o para los que han dado de sí todo lo que rtenían que dar en la Copa como Diego Lugano, Pablo García o incluso Diego Forlán, por no hablar de Álvaro Recoba que ha alternado buenos momentos en algunos partidos con fases de dificultades.