Santa Rita empató 1-1 con “árbitro propio”

Enviado por robert el Lun, 25/09/2017 - 12:22

Angel Hidalgo, juez de la serie”B” nativo de Vinces se convirtió en el descarado más grande que haya pisado la cancha del sur denominada “Gonzalo Pozo Ripalda”, perjudicando al “expetrolero” que soportó el error de la tarde al no cobrar un claro penal (minuto 68) en contra de Juan José Govea, cuando 1 minuto antes (67 min) había obsequiado en forma diligente un penal a “su equipo” que fue desperdiciado por Gustavo Bustamante.

 

Si anotaba el nervioso jugador visitante hubiera puesto el 2-1 en favor de la visita y posiblemente se hubiera llevado los 3 puntos. Es decir se hubiera cumplido la consigna de la FEF al designar “árbitro propio” al equipo  más sucio del campeonato serie”B”, lleno de artimañas y jugadores que fingieron lesiones durante los 92 minutos ante la mirada complaciente de un cínico que protegió desvergonzadamente a un grupo de mañosos que se tiraban en el campo sin que exista ningún roce con nadie.

 

Este sinvergüenza de apellido Hidalgo, adicionó 4 minutos más y terminó aplicando solo dos, logrando su objetivo de enardecer a los hinchas de Aucas que de no mediar el respaldo de la fuerza pública lo hubieran colgado del marcador electrónico que al final dijo Aucas 1-Santa Rita 1.

 

Faltan 10 fechas para terminar el campeonato de la serie”B” que entrega dos cupos de ascenso a la serie”A”. La pregunta se cae de madura: ¿Mafia o errores de humanos? Si se descubre lo primero los miembros de la Comisión de Arbitraje deberán ser juzgados por fabricar campeones a través de un circuito corrupto que aparece cada vez con más fuerza, conforme se acerca el final del torneo 2017.

 

Y si se descubre el dolo, los árbitros involucrados en el ilícito deberán ser expulsados del rol de profesionales y ponerlos en la lista negra de los personajes corruptos y detestados por una sociedad honesta que confía siempre en la honestidad de los que tienen el honor de dirigir eventos deportivos.

 

Y si se comprueba el “mamotreto” de errores humanos, la famosa comisión deberá suspenderlos en forma indefinida hasta que aprendan a juzgar con certeza, aplicando el reglamento, sin odios ni pasiones, ni compadrazgos que tanto daño hacen a los lineamientos de honestidad que supuestamente deben prevalecer ante los actos indignos que estamos viendo todos los domingos en el fútbol ecuatoriano.

 

NO JUGÓ BIEN

 

Sin justificar para nada la maléfica presencia del juez Hidalgo, debemos reconocer que Aucas no jugó bien. Tuvo muchas inconexiones, poca transportación y certeza de balón y lo que resulta más grave: jugadores que se perdieron en un partido donde se debía poner riñones, fuego y corazón ardiente.

 

Por ahí apareció con toda su frescura Johnny Quiñonez, el único  que se salió por la tangente con disparos de media distancia que provocaron zozobra en el arco del “rey” del engaño y la mentira como Jorge Pinos.

 

Un gol a los 8 minutos, tras la pérdida en el medio sector de Pablo Lima, uruguayo que ha bajado su nivel en forma alarmante, permitió al paraguayo Arnaldo Gauna que de espectacular volea puso el 1-0.

 

Menos mal que a los 38 segundos del segundo tiempo apareció Edson Montaño que acarició el balón en la poblada zona chica visitante para lograr el 1-1 que conmovió al sur.

 

Lo que pasó el domingo 24 debe servir de reflexión. El baño de verdad interno es algo que no puede esperar. Cuando se admitan las culpas y los errores, recién ahí habrá la claridad competitiva. Que ojalá sea así en la visita a ese infierno llamado Vinces.

 

FECHA TÉCNICA

 

SD AUCAS. Victor Soto; Jefferson Hurtado, Diego Calderón y Marcos del Padre; Neicer Reasco, Diego Palacios; Johnny Quiñonez y Pablo Lima; J.J.Govea, Edson Montaño y Luis Machado.
Gol: Edson Montaño (45,38 segundos)
DT: Osvaldo Darío Tempesta (argentino)

 

SANTA RITA: Jorge Pinos; Paúl Gómez, Wilson Morante, Jorge Yépez, Diego Rodríguez; Eder Cetre, Luis Cano, Francisco de la Cruz, Gustavo Bustamante, Jorge Valencia y Arnoldo Gauna.
Gol: Arnoldo Gauna (8 minutos)
DT: Ricardo Merchancano.

 

Por: Gonzalo Melo Ruíz