El fútbol atrapado por la inmundicia

Enviado por robert el Jue, 23/07/2015 - 16:10

La ambición de personajes siniestros, que ahora “cobran” las deudas de sus pésimas administraciones anteriores, con cheques posfechados, letras negociables, jugadores impagos, contratos ficticios y juicios a granel, tocó fondo. Los embargos de patrimonios familiares con acciones sin ética, donde humildes trabajadores ponen la cara al dejar en las puertas de los estadios las tres citaciones de comparecencia, sin que el agraviado conozca de que se trata, es denigrante.

Pero los hinchas reclaman cuentas claras. En que fueron invertidos los miles de dólares del creciente déficit, cuales son los justificativos. Acaso los dirigentes  que hoy “chupan” la sangre de los equipos ecuatorianos, ¿Alguna vez pagaron en dinero el fracaso de administraciones y malas contrataciones? Nunca, el “chulco”  apareció en el fútbol como por arte de magia y no quiere dejar el mercado porque mientras no haya una ley del Estado que castigue la estafa al fútbol, todos seguirán campantes, hasta los que cobran letras y cheques que fueron tercerizados, porque los cobradores de turno, nunca quisieron aparecer a la faz pública… bueno algunos fueron descarados…y cobraron o quieren cobrar.

Las mafias organizadas metidas en el fútbol con el descaro propio de los  intermediarios y sapos, son cada vez más fuertes, porque  no hay poder humano ni judicial que se atreva a desenredar una telaraña donde los gandules, pelafustanes y picaros aparecen con la sinvergüencería de los  sagaces y arteros.

Y es que no solamente hablamos del “idioma de los pícaros” (juicios, embargos, deudas, facturas forjadas, pagos ficticios a jugadores) sino también de las clásicas falsificaciones de partidas de nacimientos, con edades a la conveniencia de los negociantes de jóvenes valores que depositan su confianza en vagabundos que hicieron del fútbol juvenil la “mina de oro”, que por ser une veta impresionante de talento y calidad, no terminará nunca.

La historia del fútbol ecuatoriano condena a muchos, pero no encarcela a nadie. Mucho se habló de los “muertos vivos” o de los “niños con bigotes y piernas peludas”. En diez años más de quince deportistas fueron detectados con identidades suplantadas. La mayoría de casos se dio de julio de 1999 al 2001.

Y claro, los subterfugios aparecieron con la complicidad de entidades públicas e intermediarios que en ese tiempo ganaron miles de sucres devaluados. Inclusive, como en este deporte hay amnésicos por excelencia no se sabe si los jugadores nacieron o no en el Ecuador.

Sanciones tibias (seis meses o un año), todas analizadas con el nombre del equipo en el tapete, nunca fueron argumentadas con la responsabilidad que el caso requería.

Y aunque dijeron que los casos sancionados son hechos aislados, por ahí salió un valiente dirigente (2009) que lanzó la idea de hacer una depuración masiva y registrar a todos los futbolistas de la categoría. Nunca hubo una respuesta. El “negocio” había que cuidarlo hasta las últimas consecuencias.

Y en los últimos seis años, los juveniles que están dentro de la edad (se conocen entre ellos) dieron la voz de alerta y a través de trabajadores del fútbol (cuerpos técnicos) señalaron nombres, con lugar de nacimiento, clubes en los que han jugado y la edad verdadera.

Ahí reventó todo. Conociéndose los detalles de investigación, la sanción debe ser ejemplarizadora. Debe terminar de una vez por todo el tráfico indolente de mentes inocentes, que por el hambre y el deseo de ser famoso, los lleva al precipicio.

Por: Gonzalo Melo Ruiz