¡Se sienta jurisprudencia!
Cuando ha comenzado el torneo nacional de fútbol profesional del presente año, todavía algunos equipos no han dado cumplimiento con aquello que “parecía casi seguro”, como es el pago a varios jugadores que, lamentablemente, todavía no han recibido sus dineros de deudas anteriores y, muchos de ellos, al no arreglar su situación, se mantienen sin tener equipo donde jugar, y por ello, no se encuentran en forma, deportivamente, hablando. Sin embargo, hace pocos días, el Ministerio del Trabajo, a través de su Vice Ministro, estableció jurídicamente que el jugador Alex Bolaños, con quien mantenía Barcelona una deuda, se lo considera, por parte de las autoridades, como jugador libre, a quien tiene el club que cancelarle sus haberes y, más aún, una indemnización, ya que, se lo considera como despedido intempestivo de su trabajo.
Salvo que no esté bien informado, creo que es la primera ocasión que ocurre algo parecido, y que, como es lógico, se sienta jurisprudencia en el medio futbolístico (como dirían los abogados) y, yo creo que está bien pues, se trata de trabajadores del fútbol, en un país donde las leyes laborales priman en este tipo de situaciones. Igualmente, hemos conocido que Saritama, jugador de Liga Deportiva Universitaria de Quito, arregló su situación y ya es jugador libre, que puede prestar sus servicios a cualquier equipo del país o internacional que así lo requiera. No así, lo que ocurre con el mismo equipo capitalino con el jugador Borja, quien reclama lo que le adeudan del año anterior y, según ha manifestado, no desea llegar a ningún trámite legal pues, el cree que puede llegar también a un arreglo.
Situaciones parecidas ocurren en varios equipos profesionales al momento. Muchos, lamentablemente, por temor a lo que pueda ocurrir en su carrera, no lo dan a conocer pero, con lo que ha ocurrido, pueden acogerse a las leyes laborales ecuatorianas, como ocurrió con Barcelona y el jugador Bolaños; y, de esta manera, poner fin a tanto problema que mantienen y que no les permitirá rendir como todos desearían en el campo de juego. Estoy seguro que varios de los dirigentes del fútbol profesional, “exigirán” a la FEF, que “hagan algo” para evitarse estos problemas pero, deberían recordar, que nadie puede interferir en asuntos laborales, que se rigen bajo leyes del país, porque los jugadores, miembros de los cuerpos: médicos, técnicos, de servicios, etc., son trabajadores en un país que se rige por su propias leyes y, que de ninguna manera, interfieren con la actividad del fútbol profesional, directamente, en su ámbito natural.
Es verdad que todo puede ocurrir en nuestro país pero, lo que no tienen que olvidarse, es que la actividad del deporte profesional, se rige bajo sus propias leyes del balompié rentado a nivel mundial pero, el área laboral de los trabajadores del fútbol, dependen de las leyes del trabajo de Ecuador. Por ello, en cada uno de los países, tienen que recibir sus sueldos, pagar sus impuestos por el dinero ganado, exigir el respaldo del seguro social y, en muchas ocasiones, disponer de seguros especializados por su actividad profesional. Esa es la diferencia en cada país y, en ello, ni la FIFA ni nadie, puede interferir de ninguna manera. El trabajo en este caso, se rige bajo la Constitución y las leyes ecuatorianas.
Por lo tanto, señores dirigentes, aténganse a lo que establecen las leyes y, de manera especial, que están obligados, a planificar profesionalmente el funcionamiento de sus respectivos clubes, sobre todo, en el aspecto financiero – económico como es un presupuesto perfectamente financiado, para que todos vivan en paz y con la tranquilidad que se necesita para cumplir tantas hermosas misiones que tiene el balompié rentado, no solamente para satisfacción de los miembros de cada club de fútbol profesional, sino también, para todos sus hinchas.
Ojalá se tomen las decisiones correctas en este campo, para que el torneo continúe sin ninguna traba, para beneficio de todos quienes disfrutamos del mejor de los deportes. Eso sí, recuerden mis queridos lectores, que todo lo que han leído, no es sino mi opinión personal.
Por: Jorge García Romo