F1-GP Hungría: Alonso apela al espíritu de 2003.
El español Fernando Alonso (Renault), campeón del mundo de Fórmula Uno y líder del Mundial, buscará frenar el avance del alemán Michael Schumacher (Ferrari) en Hungría, donde este fin de semana se disputa la decimotercera prueba del año y donde en 2003 logró su primer triunfo.
Hace tres años, en el Hungaroring, en las afueras de Budapest, el asturiano Alonso colocó a España en el mapamundi del gran motor al convertirse, con 22 años y 27 días, en el piloto más joven de la historia -y único español- en ganar un Gran Premio de Fórmula Uno.
Alonso ha ganado otras trece carreras más y el pasado mes de septiembre se proclamó, en Sao Paulo (Brasil), el campeón mundial más joven de la historia. Esta vez, regresa a la capital húngara con el objetivo de frenar el fuerte avance de Schumacher, de su Ferrari y de los neumáticos que lo calzan, Bridgestone.
El pasado domingo, Schumi, el hombre-récord de la F-1, firmó su octogésimo novena victoria al ganar su Gran Premio, el de Alemania, donde firmó un doblete con el brasileño Felipe Massa, en una prueba en la que Alonso fue quinto y el otro español, Pedro de la Rosa (McLaren Mercedes) -que el domingo participará en su tercera carrera del año- abandonó en la tercera vuelta.
El séptuple campeón del mundo logró en Hockenheim su tercer triunfo consecutivo, el quinto de la temporada, con lo que se situó a una victoria de las que lleva este año el piloto de Renault y se acercó a once puntos (100 frente a 89) en la general del Mundial, a falta de seis carreras para la conclusión del campeonato.
A pesar de que el tope de 25 puntos que llevaba Alonso tras su sexta victoria, a finales de junio, en Canadá -antes había ganado en Bahrein, Australia, España, Mónaco y Gran Bretaña- se ha reducido a más de la mitad; y de que la euforia que se vive en Ferrari se corresponde con las señales de alarma que suenan en la escudería que dirige el italiano Flavio Briatore, el campeón español mantiene la calma.
Tras el quinto puesto de Hockenheim -su peor resultado de una temporada brillante-, Alonso explicó que ni el Mundial estaba ganado después del triunfo de Montreal, ni lo está perdido ahora, recordando que son ellos los que tienen que estar preocupados, porque van por detrás.
Lo que parece obvio es que el Mundial 2006 lo van a decidir los neumáticos, y, tras las flojas prestaciones en Alemania de Michelin, los que lleva el coche de Alonso, se espera que el fabricante galo reaccione pronto para frenar a Bridgestone.
Así, al menos, lo exigió Briatore, que también espera que en Hungría la Federación Internacional del Automóvil (FIA) permita el empleo del mass damper system o sistema de amortiguación de masas, que facilitaría la conducción del R26 en un circuito bastante bacheado y bajo un intenso calor, según anuncian los partes meteorológicos.
Y estrecho, algo que hará muy difíciles los adelantamientos, por lo que la calificación del sábado será de vital importancia para el posterior desenlace de un Gran Premio en el que, por primera vez en la historia de la F-1, acelerará un piloto polaco.
Robert Kubica, habitual probador de la BMW-Sauber, sustituirá al canadiense Jacques Villeneuve -campeón del mundo en 1997- en el Hungaroring, pista de 4.381 metros a la que el domingo está previsto que se den un total de setenta vueltas, para completar un recorrido de algo más de 306 kilómetros.
En la que el año pasado no le fue tan bien al ovetense -acabó undécimo, tras ser embestido en la salida por Ralf Schumacher-, que hace dos temporadas fue tercero. En el Hungaroring, Fernando debe apelar al espíritu de 2003. En aquella ocasión, batió un récord histórico, al ganar una carrera que afrontó desde la pole. Y en la que, además, dobló al mismísimo Schumacher.