Baloncesto-Japón 2006: España se reúne con Grecia en la puerta del cielo.
España estará el próximo domingo, Dia D, a las 19.30 (12.30 peninsular; 10.30 GMT), Hora H, en la pista del Saitama Green Garden para jugar ante Grecia por el oro mundial, el mayor éxito de la historia del baloncesto español, sufrido hasta el último instante frente a una Argentina titánica.
Un final de incertidumbre, con Pau Gasol roto en el banquillo por una torcedura de tobillo, después de un comienzo aterrador (2-13) y en medio de una presión insoportable, España rompió las ataduras que durante décadas la han separado del éxito absoluto. Ahora ya tiene la plata. Una plata de incalculable mérito por la entidad del rival en semifinales. Una plata que puede ser oro. Sea lo que sea. Es el mayor éxito del baloncesto nacional junto con la medalla de Los Angeles'84.
Una generación de campeones del mundo, la de los júnior de Lisboa'99, un cuerpo técnico brillante a las órdenes de José Vicente Hernández y unos jugadores de experiencia ejemplares son los responsables.
El ritmo. Siempre el ritmo. Sobre ese objetivo se libró la lucha por la final mundialista entre españoles y argentinos. La velocidad que querían los primeros y la pausa que deseaban los segundos. Un equipo explota todos sus bazas cuando corre. El otro cuando funciona al paso. Los dos técnicos persiguieron el diapasón desde las pizarras y lo erigieron en el Santo Grial del choque.
La lentitud de Argentina tomó la delantera. España se encontró con la mayor diferencia en contra de toda la preparación y de todo el campeonato oficial en cuatro minutos: once puntos (2-13). Los albicelestes engullían a Pau Gasol dentro de la pintura, punteaban bien los tiros y obligaban al conjunto de José Vicente Hernández a jugar posesiones largas. Frente al aro, ralentizaban el movimiento y acertaban desde los 6,25 metros.
España pasó los cinco primeros minutos de la semifinal con dos tiros libres de José Manuel Calderón y otro par de Jorge Garbajosa. Los suramericanos tenían el mando. El partido iba lento. Como ellos pretendían. Además, estaban duros en defensa y la selección hacía tiros precipitados porque no se adaptaba.
Al quinteto español le urgía un cambio de timón. El golpe de viento sacudió la pista con la entrada de Sergio Rodríguez, Felipe Reyes y Rudy Fernández. La estrategia argentina sobre Juan Carlos Navarro, Calderón y Garbajosa había funcionado. El banquillo de Pepu Hernández debía tenerlo previsto porque el base canario, el alero del Joventut y el pívot madridista pusieron a España en funcionamiento.
Un dos más uno de Pau Gasol y un triple de Garbajosa activaron el ataque. Un triple de Sergio Rodríguez y otro de Andrés Nocioni, fundamental en el cuadro albiceleste todo el periodo junto con Manu Ginobili, clausuraron el cuarto con seis puntos de diferencia. España había controlado la situación más peligrosa a la que se había enfrentado nueve partidos de preparación y siete del Mundial (15-21).
Pau Gasol, también muy vigilado para cerrarle espacios cerca del aro al recibir el balón, también había entrado en juego. Ahora bien, el alma de la puesta en marcha española había sido Sergio Rodríguez y en el segundo tramo volvió a darle profundidad y velocidad al baloncesto.
España mejoró con el nuevo jugador de los Portland Trail Blazers en la dinámica general. Otro aspecto jugó un papel tan decisivo como éste: la activación defensiva. La recuperación de balones y las complicaciones para moverse de Argentina empezaron a nivelar el choque.
Sergio Rodríguez partió la zona con penetraciones y tiros, supo asistir y supo, en plena pugna por el tempo del juego, lanzar contragolpes y acelerar las operaciones. A eso sumó puntos desde el triple. Sus nueve tantos hasta el intermedio encerraban parte de la ascensión.
El colocó el 36-31 desde los 6,25 metros (m.17). Los dos equipos evolucionaban ya dentro de los parámetros que cabía esperar. Argentina, por otra parte, sentía que había perdido una baza importante al dejar escapar una sabrosa ventaja. En el intermedio, el marcador era para España (40-38).
La selección española había demostrado, incluso a si misma, que es equipo de igual modo yendo por detrás. O sea, había dado respuesta a la única incógnita que le quedaba por despejar. Ya sabía, como intuía, que sabe jugar en desventaja. Que confía en su baloncesto en todo instante. Y que éste le ofrece garantías.
Los albicelestes hubieran querido cualquier otra cosa. Peor noticia que esa apenas podían imaginar. La constatación de lo mucho que les preocupaba quedó patente en una falta antideportiva de Juan Pepe Sánchez nada más arrancar el tercer periodo. Los árbitros señalaron personal a Carlos Jiménez al girarse y chocar contra Fabricio Oberto.
El pívot de los Spurs fue a encararse con el nuevo alero del Unicaja. Garbajosa se interpuso para apaciguar, pero Luis Scola y Sánchez ya alimentaban el follón. El base pegó un empujón a Jiménez que, incomprensiblemente, fue castigado con falta antideportiva y no con técnica, lo lógico puesto que era balón muerto al haberse pitado una infracción anterior.
Argentina buscaba crear confusión. Era un recurso que denotaba su sensación de estar ante un rival superior. Venía de perder en los amistosos y España le había remontado el margen del principio. Después de parar a Navarro y a Calderón en ataque, aunque no en otros aspectos, Garbajosa y Pau Gasol le hacían la vida muy difícil. Al mismo tiempo, los de Pepu Hernández carburaban en defensa. España le había arrebatado la mano por completo.
La semifinal seguía abierta, pero con el control en manos españolas. El margen estabilizado entres los seis y los tres puntos mantenía la incertidumbre pese a la delantera de España. Garbajosa era ya el hombre del partido. Impresionante. Aunque Argentina no había dicho, ni mucho menos, su última palabra.
Después de todo, el último cuarto arrancaba con sólo cuatro puntos entre ambos (60-56). Ahí ingresó de nuevo en pista Gasol, retirado antes al cometer la tercera falta. Ahí emergió el otro sustento de España, Sergio Rodríguez. El base inyectó tranquilidad con un triple de bienvenida en la apertura del periodo definitivo (63-56).
Pau Gasol le siguió con un mate (65-56). Pero en una semifinal del Mundial nada es fácil y ningún equipo renuncia a nada. Un triple de Pepe Sánchez y una acción de tiro más adicional a cargo de Andrés Nocioni acrecentaron la tensión (65-62 m.34).
La clasificación, y con ella la plata, estaban en el aire. Buscaban dueño. España pidió la vez con un mate de Gasol y una defensa que agotó la posesión albiceleste (69-64 m.35). La dureza resurgió. Nocioni golpeó a Gasol en un barullo debajo de la zona. Le cayó la falta, pero en los dos siguientes posesiones, con un triple de Ginobili por medio, se señalaron sendas faltas de ataque al conjunto español.
La muñeca de Navarro sumó para España en instantes de vértigo (71-67 m.38). La de Pau también (73-67 m.39). Pepe Sánchez insistió para Argentina en un triple (73-70 a 1:17). Calderón con un tiro libre, primero, y Ginobili, a través de una penetración, después, aceleraron los corazones al máximo (74-72 a 27:6 segundos y posesión suramericana).
Una falta señalada sobre Rudy Fernández permitió a Scola igualar 21:9 segundos por delante de la bocina desde la línea de libres (74-74). Sánchez hizo personal a Calderón enseguida (18:6). El base de los Raptors falló el primer tiro y metió el segundo (75-74). Bastó eso. Ginobili desperdició la última posesión de Argentina y España logró su primera final mundialista de la historia. El domingo contra Grecia.
Ficha técnica:
75 - España (15+25+20+15): Calderón (7), Navarro (4), Jiménez (4), Garbajosa (19), Pau Gasol (19) -cinco inicial-, Fernández (4), Sergio Rodríguez (14), Reyes (2), Mumbrú (-), Cabezas (2) y Berni Rodríguez (-).
74 - Argentina (21+18+17+18): Sánchez (13), Ginobili (21), Nocioni (15), Scola (8), Oberto (2) -cinco inicial-, Wolkowyski (6), Prigioni (-), Delfino (3), Herrmann (6).
Árbitros: Brazauskas (LTU), Carrión (PUR) y Bachar (ISR). Excluyeron por personales a Delfino (m.36).
Comentario: Encuentro correspondiente a las semifinales del Mundial 2006 disputado en el Saitama Super Arena ante unos 16000 espectadores.