Alonso, paso a paso más cerca del título y más tenso con su equipo.
El piloto español Fernando Alonso dio el domingo otro paso más hacia su tercer título mundial de Fórmula Uno tras recortar un punto más al líder del campeonato, su compañero de equipo Lewis Hamilton, en un fin de semana en el que sus relaciones con el jefe de su equipo se tensaron aun más por el caso de espionaje que le ha costado el título de constructores y una multa de 100 millones de dólares.
Los catorce puntos de ventaja que Hamilton atesoraba al frente del campeonato tras el Gran Premio de Francia se han quedado, paso a paso, en sólo dos a falta de tres carreras para que termine el campeonato (Japón, China y Brasil). El domingo en Spa, Alonso restó uno más.
Alonso sabe que depende de sí mismo en las tres carreras que quedan, en las que tiene que tratar de acabar por delante de su compañero y rival para ceñirse su tercera corona. Además el español sabe que Hamilton parece cada vez más atenazado por la presión, lo que evidenció en Bélgica tras salirse de la pista en una ocasión y pasarse varias veces de frenada en su intento por acercarse al bicampeón español.
En un fin de semana convulso en el seno de su equipo por el veredicto emitido el jueves por el Consejo Mundial de la FIA, Alonso supo abstraerse de cuanto nada tiene que ver con las carreras y se limitó a hacer lo que mejor sabe. Cuando está en el coche no piensa más que en tratar de ser el primero. El título mundial es lo único que le importa.
Y esa misión parece cada vez más complicada, sobre todo tras un fin de semana en el que su propio jefe le acusó de haberle amenazado con revelar información secreta a la FIA tras una acalorada discusión con motivo del Gran Premio de Hungría.
Alonso aseguró ese mismo día que su versión de los hechos no se parece en nada a lo relatado por Dennis y no pudo ocultar su disgusto por las confesiones de su propio jefe de escudería.
Al día siguiente, el domingo, Alonso volvió a hablar sobre la pista. No pudo luchar por la victoria contra los Ferrari, pero logró su objetivo primordial: terminar todas las finales, como el mismo define a los grandes premios que quedan, por delante de su principal rival.
Ahora llega el Gran Premio de Japón, que se disputa este año en terreno desconocido, en el circuito de Monte Fuji, que sustituye en el calendario al de Suzuka. Nadie tiene muy claro lo que allí sucederá, pero muchos creen que es más propicio para los McLaren Mercedes.
Alonso estuvo allí el año pasado, aún como piloto de Renault, en un acto organizado por un patrocinador de su anterior equipo. "Dimos unas vueltas con unos invitados en un biplaza. Esa es la única información que tengo. Fueron unas quince o veinte vueltas con un Fórmula Uno de dos plazas y sirvió para conocer el circuito un poquito", comentó Alonso.
La siguiente cita será en Shangai, en el que Alonso fue segundo el año pasado. Y el Mundial acabará, como es habitual, en Brasil, el trazado en el que el español logró sus dos primeros títulos mundiales. Sobre el papel, Alonso tiene motivos para mantener la ilusión. EFE
Los catorce puntos de ventaja que Hamilton atesoraba al frente del campeonato tras el Gran Premio de Francia se han quedado, paso a paso, en sólo dos a falta de tres carreras para que termine el campeonato (Japón, China y Brasil). El domingo en Spa, Alonso restó uno más.
Alonso sabe que depende de sí mismo en las tres carreras que quedan, en las que tiene que tratar de acabar por delante de su compañero y rival para ceñirse su tercera corona. Además el español sabe que Hamilton parece cada vez más atenazado por la presión, lo que evidenció en Bélgica tras salirse de la pista en una ocasión y pasarse varias veces de frenada en su intento por acercarse al bicampeón español.
En un fin de semana convulso en el seno de su equipo por el veredicto emitido el jueves por el Consejo Mundial de la FIA, Alonso supo abstraerse de cuanto nada tiene que ver con las carreras y se limitó a hacer lo que mejor sabe. Cuando está en el coche no piensa más que en tratar de ser el primero. El título mundial es lo único que le importa.
Y esa misión parece cada vez más complicada, sobre todo tras un fin de semana en el que su propio jefe le acusó de haberle amenazado con revelar información secreta a la FIA tras una acalorada discusión con motivo del Gran Premio de Hungría.
Alonso aseguró ese mismo día que su versión de los hechos no se parece en nada a lo relatado por Dennis y no pudo ocultar su disgusto por las confesiones de su propio jefe de escudería.
Al día siguiente, el domingo, Alonso volvió a hablar sobre la pista. No pudo luchar por la victoria contra los Ferrari, pero logró su objetivo primordial: terminar todas las finales, como el mismo define a los grandes premios que quedan, por delante de su principal rival.
Ahora llega el Gran Premio de Japón, que se disputa este año en terreno desconocido, en el circuito de Monte Fuji, que sustituye en el calendario al de Suzuka. Nadie tiene muy claro lo que allí sucederá, pero muchos creen que es más propicio para los McLaren Mercedes.
Alonso estuvo allí el año pasado, aún como piloto de Renault, en un acto organizado por un patrocinador de su anterior equipo. "Dimos unas vueltas con unos invitados en un biplaza. Esa es la única información que tengo. Fueron unas quince o veinte vueltas con un Fórmula Uno de dos plazas y sirvió para conocer el circuito un poquito", comentó Alonso.
La siguiente cita será en Shangai, en el que Alonso fue segundo el año pasado. Y el Mundial acabará, como es habitual, en Brasil, el trazado en el que el español logró sus dos primeros títulos mundiales. Sobre el papel, Alonso tiene motivos para mantener la ilusión. EFE