España y Alemania están llamadas a un enfrentamiento directo por el primer puesto del Grupo A en Hiroshima, pero Nueva Zelanda, cuarta en el Mundial de Indianápólis ha llegado a Japón con la misma meta y sin un papel destacado en los pronósticos, lo que será una ventaja para el heterodoxo equipo de Tad Baldwin.

De España está casi todo dicho. Es una de las máximas candidatas al título en todas las apuestas. Pero sólo en las apuestas. Dentro del equipo dirigido por José Vicente Hernández nadie pierde la cabeza. Quieren éxito, pero no olvidan las dificultades pese a que la Alemania del eterno Dirk Bauermann está en duda por sus resultados en los partidos de preparación.

La otra fuerza del Grupo está en Panamá, que por fin se presenta en una cita mundial con lo mejor de su arsenal y aparece con la medalla de oro del Centrobasket aún reluciendo en el cuello. Para Japón, entrenada por el experimentado croata Zeljko Pavlicevic, el objetivo es demostrar, a fuerza de velocidad y lanzamiento exterior, que puede competir al máximo nivel.

Tampoco hay que menospreciar a Angola, dominadora de los campeonatos africanos, pero con menos vitola en las competiciones internacionales. En Japón tiene una buena oportunidad para demostrar que su baloncesto es algo más que individualidades sueltas y músculo.