El viejo Cafu cumple 36 años y sigue pensando en romper marcas.

Enviado por roberto el Mié, 07/06/2006 - 12:46

Cafú, el jugador que más partidos jugó en la selección brasileña y el único futbolista en el mundo que ha jugado tres finales seguidas del mundial, cumple hoy 36 años con la misma alegría del chico que comenzó a patear un balón en su natal Santa Rita do Sapucaí.

Nacido el 7 de junio de 1970, Marcos Evangelista de Moraes es una especie de viejo zorro en el fútbol, gracias a los 146 partidos que ha disputado vestido de canarinho y las alegrías con pocos sin sabores que guarda de las finales de las copas de 1994, 1998 y 2002.

Ni la tristeza de la derrota ante Francia por 3-0 hace ocho años eclipsan su extraordinaria carrera.

Con una edad a la que muchos jugadores llegan acosados por las voces que invitan al retiro, Cafú piensa solo en más. En el Mundial de Alemania, si Brasil responde al favoritismo casi unánime, podrá convertirse en el único capitán que levantó dos veces la copa.

A la galería de los grandes entró en 2002, cuando emuló el gesto de brazos erguidos con el más codiciado de los trofeos en las manos, de Bellini, Mauro, Carlos Alberto y Dunga, los capitanes de las conquistas mundialistas de 1958, 1962, 1970 y 1994.

Tranquilo, humilde, con gran buen humor y una larga sonrisa que parece eterna, Cafú es el ejemplo claro de que el futbolista que triunfa nace con un DNA específico y exclusivo.

Su vocación, en la que constancia es palabra clave, le llevó a probar suerte en las divisiones de base del Sao Paulo, pese a que había sido reprobado en de otros grandes equipos brasileños.

Su mentor y padre en el fútbol fue el fallecido Telé Santana, el hombre que le enseñó los fundamentos básicos de un buen lateral: defender, atacar con soltura sobre las bandas y levantar centros.

De la mano de Telé, Cafú vivió la gloria de dos títulos de Copa Libertadores y dos más del Mundial Interclubes en 1992 y 1993.

Era solo el comienzo.

Su debut en la selección brasileña se produjo el 12 de septiembre de 1990 contra a España, en un partido amistoso. Fueron sus primeros 73 minutos.

La selección de Honduras fue la primera víctima de sus goles. Un partido de preparación para el mundial de Estados Unidos, el 8 de junio, antes del debut.

En ese torneo Cafú, que debe su nombre artístico al legendario puntero derecho Cafuringa, debutó en la victoria sobre Estados Unidos por 1-0.

Una lesión de Jorginho abrió en la final contra Italia el espacio a la nueva promesa, que entonces tenía 24 años, el mismo tiempo que Brasil acumulaba sin ganar un Mundial.

Los brasileños se impusieron por 3-2 en una tanda de penaltis que sucedió a un tenso empate sin goles en el tiempo reglamentario.

Un año después firmó con el Zaragoza y sumó un título de Recopa Europea a su currículo. Volvió a Brasil como jugador del Palmeiras, que lo ganaba todo con Vanderlei Luxemburgo como técnico y en 1997 se enroló en las filas del Roma italiano.

En el Mundial de Francia'98, era titular sin ninguna oposición, un privilegio que solo hasta hoy comienza a discutir Cicinho, otro jugador del Sao Paulo, que ahora juega en el Real Madrid.

Tras la goleada sufrida en París vino la revancha en el torneo disputado en Corea del Sur y Japón, cuatro años después.

El brazalete de capitán lo tomó la víspera del debut ante Turquía por una lesión de Emerson, que le obligó a volver a casa.

El jugador del Milán italiano encabezó la fiesta tras la victoria sobre Alemania por 2-0 en Yokohama.

Cafú ahora persigue el récord de tres títulos del mundo que acumula Pelé, pero la ilusión no lo desvela. En Koenigstein se le ve tranquilo, con la misma sonrisa plácida que da confianza y produce admiración, una versión masculina de la Monalisa.