Maradona reaparece en la escena mundialista.

Enviado por roberto el Mié, 07/06/2006 - 11:50

Diego Maradona reaparecerá estos días en la escena mundialista, cuando se reactiven las comparaciones con su presunto sucesor, Lionel Messi, y cuando se cumplan 20 años de su obra cumbre futbolística como campeón en México'86.

Pelusa será una de las figuras destacadas en la inauguración del Mundial el próximo viernes en Múnich, y cuando hable de lo que se le ocurra (como aspira toda la prensa reunida en Alemania), su imagen y su palabra darán la enésima vuelta al planeta.

Correrán ríos de tinta, habrían dicho los antiguos periodistas, y se desatarán oleadas de lugares comunes en el afán de ponderación que ha despertado su arte futbolístico.

Ahí están los archivos, a los que no se resiste ningún ser mortal con alguna trascendencia, expectantes para colaborar con la reconstrucción de su vida junto a una pelota, y entre todo ese material algunas perlas para tener en cuenta si es que la creatividad se traba ante tanta cosa buena dicha y escrita.

El escritor uruguayo Eduardo Galeano, también con arte, ha resumido en pocas palabras lo que muchos hubieran querido decir sobre el futbolista inmortalizado.

El autor de Las venas abiertas de América Latina consideró a Pelusa como un torito corto de piernas que llevaba la pelota cosida al pie y que tenía ojos en todo el cuerpo. Suficiente, imprescindible para entender lo que muchas veces se ve, se interpreta pero cuesta explicar.

Ojos en todo el cuerpo, ni más ni menos. Y la prueba más acabada de ello quedó expuesta durante una charla que Pelusa mantuvo con Jorge Valdano minutos después del triunfo de Argentina sobre Inglaterra (2-1) en el estadio Azteca, el día que marcó el mejor tanto en la historia de los mundiales como indica una placa instalada en el mítico escenario mexicano.

Hice toda la jugada para pasarte la pelota, pero me encerraron y no tuve otra alternativa que seguir, dijo Maradona. No lo puedo creer, atinó a decir Valdano. Hizo todo lo que hizo y además pudo ver que yo iba por la izquierda del ataque. No lo puedo creer, añadió.

Fue el 22 de junio de 1986 y el partido correspondía a los cuartos de final. La jugada duró 10 segundos, en los que Maradona recorrió 60 metros con el balón dominado y eludió a seis jugadores ingleses. Iban 55 minutos de juego y el gol blanqueaba otro anterior hecho por el mismo Maradona con la mano.

Sufrí el gol más bonito que a uno le pueden hacer. Hasta lo sufrí como amante del gol que soy, porque debe ser el mejor de la historia de los Mundiales, dijo al día siguiente el goleador inglés Gary Lineker.

Ojos en todo el cuerpo, y dos de ellos, los que tiene debajo de las cejas, permitieron a Diego medir el espacio y la situación para meter un pase antológico a Jorge Burruchaga en la final contra Alemania, también en el Azteca, cuando el partido estaba igualado 2-2 y faltaba muy poco para el pitido final del árbitro brasileño Romualdo Arpi Filho.

Burru tocó la pelota con clase, el guardameta Schumacher quedó desairado, el resultado quedaba consagrado con un 3-2 para el equipo albiceleste y minutos después Maradona alzaba la segunda Copa del Mundo lograda por los argentinos en la historia.

Poco después, Pelusa fue el artífice de la primera conquista de un scudetto logrado por un equipo del sur de Italia, el Nápoles, en la temporada 1986-87. Repitió la hazaña en la campaña 1989-90 y fue subcampeón en el Mundial italiano. Más tarde se produjo el derrumbamiento por su adicción a las drogas y comenzó la peor etapa de su vida, más cercana a la tragedia que a la gloria.

Se disiparon los elogios, el mundo se conmovió ante cada hecho protagonizado por el ídolo que los medios de comunicación informaban en sus espacios dedicados a los sucesos trágicos, más que a los acontecimientos deportivos. Jugó el Mundial de Estados Unidos'94, dio positivo por dopaje y tuvo que ser retirado de la competición. Y arreciaron las críticas.

Terminó su carrera en octubre de 1997 en Boca Juniors y estuvo dos veces al borde de la muerte en 2000 y 2004, con problemas cardíacos y un sobrepeso superior a los 40 kilos. El mundo se le caía encima hasta que en 2005 enderezó su rumbo y volvió al estrellato como presentador de un programa de televisión.

¿Quiénes son los mejores? ¿Rivaldo, Vieri, Verón, Raúl, Del Piero, Ronaldo, Zidane? Depende de qué semana hablemos porque, de momento, ninguno merece la corona de Maradona, indicó Valdano en su libro Apuntes del balón.

Se hablará de Maradona en los próximos días. Como siempre. Habrá que aguzar el ingenio para no caer en lugares comunes.