Ronaldinho, Jogo Bonito.
Imparable Ronaldinho, insaciable Ronaldinho, increíble Ronaldinho. El diez del Barcelona, el diez de la verdeamarelha intentará rubricar con la consecución del hexacampeonato mundial, lo que nunca antes ningún futbolista ha conseguido.
Tres títulos con el Barcelona: la Liga de Campeones, la Liga y la Supercopa de España; y hasta diez galardones a título individual, entre ellos el Balón de Oro, el más prestigioso del mundo del fútbol.
Ronaldinho es la alegría del fútbol. Con 26 años disfruta de su mejor momento y piensa en batir récords. El próximo: levantar la Copa del Mundo el mismo año que se llevó para su casa el Balón de oro, algo que nadie, ni siquiera los más grandes, han conseguido en la misma temporada.
Su temporada ha sido extraordinaria. Sin ser goleador, Ronaldinho ha marcado 25 tantos; como pasador ha vuelto a lucir especialmente: 20 asistencias. Además su extraordinaria técnica individual ha revolucionado el mundo del fútbol, unos fundamentos conseguidos a base de convivir muchos años junto al balón, en casa, viendo la tele desde el sofá y en todos los entrenamientos.
Con Ronaldinho han aparecido nuevos conceptos, propios de un jugador inclasificable y malabarista. Con él, el mundo de fútbol ha redescubierto las elásticas, creadas por Rivellino, las colas de vaca, los sombreros y las espaldinhas. Vive para crear en los entrenamientos y llevarlos a la práctica en los partidos. Los resultados son evidentes.
Cuando fichó por el Barcelona, en el verano de 2003, Ronaldinho tenía claro que llegaba para cambiar la historia del Barcelona y así lo ha hecho. El plan estaba diseñado y ha salido a la perfección: el primer año, la clasificación para Europa; la consecución de la Liga el segundo y la Champions, el tercero.
En las vitrinas de su casa de Castelldefels, muy cerca de Barcelona, casi no le caben más trofeos. Empezó en verano de 2005 recogiendo el de mejor delantero de la Champions y después ya no paró: el premio FIFPRO (otorgado por los propios futbolistas), el Balón de Oro, el premio Brasil Olímpico, el FIFA World Player, el World Soccer, el Onze de Oro, el de la Comunidad Iberomericana...
No se cansa. Ya piensa en el Mundial después de haber participado en los triunfos del Barca (Liga, Champions, Supercopa) y en el último de la selecao, la Copa Confederaciones 2005, donde tuvo el honor de lucir el brazalete de la selección brasileña, ante la ausencia de Cafú.
Ronaldinho está llamado a hacer historia y a conseguir un lugar entre los mejores. Pelé, Maradona, Cruyff... Siempre Ronaldinho, siempre con la sonrisa en la boca, dispuesto a alegrar una tarde a los suyos y a arruinársela al resto.
Recientemente, después de haber cerrado un círculo casi perfecto de título, a Ronaldinho le preguntan si todavía le queda motivación para seguir ganando. Claro, se trata de empezar de nuevo y empezar a ganar otra vez lo mismo, responde sin inmutarse el astro brasileño.
Disfruta con su sobrino Diego y en la distancia, muchas veces desde la webcam de su ordenador, ve crecer a su hijo, Joao, a quien ofrecerá algún tipo de homenaje durante el próximo mundial.