El seleccionador brasileño, Carlos Alberto Parreira, desmintió hoy declaraciones que le atribuyeron algunos medios en el exterior y en las que supuestamente liberó a sus jugadores a tener relaciones sexuales durante la concentración para la Copa de Alemania 2006, incluso en vísperas de los partidos.

En una nota divulgada hoy en el sitio en internet de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Parreira aseguró que las declaraciones son mentirosas, absurdas y carecen de sentido.

Escapa a cualquier parámetro de lógica y al buen sentido atribuir al técnico de la selección brasileña, cinco veces campeona del mundo, tales declaraciones, mentirosas, sobre sexo en la selección, según el comunicado.

La nota agrega que el seleccionador, pese a que inicialmente quiso ignorar esas noticias, por las falsedades y despropósitos que contenían, se siente obligado a afirmar que jamás abordó ese asunto con el tono con el que está siendo incomprensiblemente divulgado.

Las supuestas declaraciones fueron publicadas por algunos medios y agencias el jueves, supuestamente extraídas de una entrevista que el técnico habría concedido a una revista masculina de Reino Unido.

En la supuesta entrevista, el técnico habría asegurado que la concentración no es para evitar que los jugadores tengan relaciones sexuales con sus esposas o mujeres, sino para mantenerlos alejados de personas que los buscan y los distraen.

No considero que el sexo un día antes del partido cause daño al jugador. Será siempre aceptado. El problema es si ellos no comen, no duermen, fuman y beben, habría dicho el técnico.

En la nota de la Confederación, Parreira dice que con el desmentido da por superado el asunto, aunque en ningún momento aclara cuál es su posición sobre la libertad que tendrán los jugadores para tener compañía femenina durante la concentración para el Mundial.

Apenas asegura que la selección brasileña es integrada dentro y fuera de la cancha por profesionales de reconocido espíritu profesional en el escenario mundial.

El desmentido revive la polémica que, insistentemente, surge en Brasil cada vez que la selección se prepara para un Mundial.

En la Copa de 2002 el entonces técnico, Luiz Felipe Scolari, se caracterizó por el tono enérgico con el que quiso separar entrenamientos y concentración de sexo.

En 1958, en cambio, cuando Brasil conquistó el Mundial de Suecia, fueron varias las crónicas que daban cuenta de las escapadas de los jugadores de la concentración, principalmente de Garrincha, que tuvo un hijo en Europa con una sueca con la que pasó una noche.