En pocos días más, se iniciará el campeonato ecuatoriano de fútbol de la primera categoría (Serie A) y, cuando la época de pases de los jugadores está en boga, se producen hechos que desdicen la calidad humana y profesional de quienes deben, con honor y sin mentiras, integrar los diferentes equipos de balompié rentado. Pero, en lugar de eso, solo señalan su falta de educación, su poco profesionalismo y, el no empleo de otros valores, que debería tener el ser humano dentro de la sociedad.

Comenzó con un alboroto entre un club de la primera categoría del fútbol ecuatoriano y un jugador, quien según el presidente del equipo, había firmado su contrato pero, al poco tiempo, apareció integrándose a otro plantel. Según ha expresado el directivo del segundo club, se firmó el contrato con el jugador y, este fue entregado en la FEF. Y que, por esa razón, “el jugador, ya es de ese nuevo club”….? Luego aparecieron situaciones parecidas en otros equipos y con otros jugadores. Es decir, todos siguieron el mal ejemplo. ¿En qué irá a terminar este enredo?, nadie lo conoce pero, lo que sí es real, es que el engaño es parte, lamentablemente, del inicio de este torneo nacional.

Han transcurrido 65 años, cuando mis padres me dijeron que “la palabra del ser humano es lo más valioso y, que su valor, es superior al de los más grandes tesoros”. Un año después, siendo alumno del primer grado de mi querido Colegio Americano en la ciudad de Quito, mi maestra nos repetía lo mismo a todos quienes formábamos ese paralelo. Es decir, la educación se inicia en el hogar y continúa en la escuela pero, cuando nos enteramos de los hechos que les estoy contando, uno se pone a pensar y, en poco tiempo, nos damos cuenta de la falta de educación que existe en nuestro país.

Ahora veamos lo que significa profesionalismo. ¿Qué dicen los diccionarios de la lengua castellana, también conocida como español?: “El término profesionalismo se utiliza para describir a todas aquellas prácticas, comportamientos y actitudes que se rigen por las normas preestablecidas del respeto, la mesura, la objetividad y la efectividad en la actividad que se desempeñe. El profesionalismo es la consecuencia directa de ser un profesional, un individuo que tiene una profesión particular y que la ejerce de acuerdo a las pautas socialmente establecidas para la misma. Las pautas de profesionalismo pueden llegar a ser muy variadas e ir desde aspectos físicos y de apariencia (tales como vestimenta) hasta actitudes morales y éticas (tales como el cumplimiento del deber en cualquier situación y realidad)”. O sea,  que el ser humano que –a más de su educación- se siente un verdadero profesional, tiene que mantener su palabra como prioridad en cualquier actividad de la vida.

Lo que ha ocurrido, es que –simplemente- ha existido un engaño por parte de estos jugadores poco profesionales y con poca educación pues, de acuerdo con lo que establecen los diccionarios, engaño es: “maniobra, discurso, acto u obra que conduce a confundir o distorsionar la verdad”. Por lo tanto, están integrando algunos equipos profesionales, de gente que acostumbra a engañar, sin darse cuenta que, los primeros engañados son ellos mismos. Ya que, al igual que al momento han engañado en forma pública a través de algunos documentos, también pueden engañar a directivos, cuerpos técnicos e incluso hinchas de su equipo con su forma de jugar este maravilloso deporte pues, quién va a creer –posteriormente- que si juegan mal en algún partido, no se trata sino de un simple engaño, perjudicando –de esta manera-, directamente, al rendimiento de su equipo. 

Por esta razón, todos tenemos que acordarnos de los nombres de estos jugadores poco profesionales y mentirosos pues, muchas veces, por culpa de ellos, pueden quedar muy mal también, sus compañeros, técnicos y dirigentes. Ojalá los directivos de la Federación Ecuatoriana de Fútbol tomen en cuenta estas situaciones, sancionándolos en la forma más enérgica, antes de que, los malos resultados de algunos equipos profesionales de fútbol, hagan que su ubicación en la tabla, sea en los últimos lugares.

Jorge García Romo.