¡Crisis financiera!
Como hemos conocido durante casi todo este año futbolístico, varios equipos profesionales ecuatorianos, han dado a conocer, de diferente forma, que la situación económica - financiera no es boyante y, que se puede llegar –incluso- a generar una crisis financiera, que pondría en peligro hasta la vida de estas instituciones deportivas. Los reclamos de los jugadores y miembros de los cuerpos técnicos y, hasta del resto de trabajadores administrativos, han sido noticias de casi todas las semanas por esta situación. Lo cual, ha enfrentado, públicamente, a los dirigentes de estos equipos y a sus trabajadores.
Sin embargo, lo que llevó a que se considere como una crisis, fue la renuncia irrevocable del presidente del Deportivo Quito, luego de haber enfrentado directamente a todos los estamentos del club deportivo pues, pese a varios ofrecimientos de los directivos, en la realidad no se llegó a cumplirlos en los plazos pre - determinados. Si bien este fue el detonante, no solamente el equipo de la ciudad capital es el afectado. Por el contrario, son pocos los planteles que, al momento y con enormes sacrificios, pueden decir que no están “entre la espada y la pared”. En otras palabras, han logrado solventar sus deudas pero, la situación económica – financiera, no es de las mejores.
Creo que el periodismo honesto, no tiene que “hacer del árbol caído leña”, sino que por el contrario, debe realizar sus críticas totalmente constructivas, para salir de estas difíciles situaciones o, mejor aún, para proyectar soluciones verdaderas para el futuro del fútbol profesional del país. Por lo tanto, analicemos lo que ha llevado a los clubes profesionales a esta crisis y, cuáles serían las soluciones –desde un punto claramente técnico-, y quiénes y cómo tienen que participar los distintos estamentos de esta actividad, sin que su aporte, conlleve a un mal mayor.
Una de las causas que manifiestan los dirigentes, es que los equipos inician su actividad anual, con deudas enormes de las directivas anteriores. Eso es verdad y, considero que para poner en cero esta situación, le corresponde a la FEF, reglamentar que, las directivas que generan estas deudas, sean pecuniariamente responsables de cancelarlas anualmente. De esta forma, quienes se comprometen a dirigir un equipo profesional, saben con claridad y en forma profesional, que bajo ningún motivo, pueden salirse del presupuesto anual aprobado. O sea que, tienen que contratar jugadores y cuerpos técnicos, a precios reales y cumpliendo con todo lo que exigen las leyes laborales nacionales. Para ello, deben establecer presupuestos acordes con la actividad: es decir, ingresos por: publicidad interna de los escenarios de su propiedad; trasmisiones televisivas de los partidos; publicidad por uso de marcas en uniformes de juego y entrenamiento: y, los ingresos de los hinchas a los estadios, aunque es el menor de los rubros. Además, actividades de marketing de cada club. Pero eso sí, nunca salirse de este presupuesto.
El señor Ministro del Deporte ha mencionado que desea apoyar a esta actividad del fútbol profesional. Sin embargo, creo que en esta situación hay que dar los pasos con pinzas pues, si no se hace así, la FIFA puede considerar que hay intervención del Estado y, podría sancionar drásticamente al fútbol en su totalidad. En este caso, sería “peor la curación que la enfermedad”. Lo que si puede hacer, está determinado en dos aspectos claros: primero, eliminando a través de una ley especial, de tanto impuesto que el espectáculo como tal, tienen que pagar cada uno de los planteles. Y, segundo, elaborar con la ayuda de las FEF y de varios profesionales del derecho, una ley que controle la violencia en los escenarios deportivos. Eso sí sería ampliamente reconocido por todos pero, nada más.
Si cada uno de los estamentos realiza con precisión su trabajo, en poco tiempo el mal de este momento, puede irse eliminando pero, junto a todo esto, los equipos tienen que invertir una buena cantidad de dinero para las divisiones formativas. Ya que, esos dineros nunca serán gastos innecesarios, sino por el contrario, inversiones magníficas para un futuro cercano. Solamente con los jugadores salidos de sus propias canteras, se podrá evitar gastos mayores, contratando a jugadores extranjeros que –muchas veces-, ganan fortunas pero no aportan nada. Si a esto le añadimos, que quienes deseen ser dirigentes del balompié rentado ecuatoriano sean ante todo profesionales honestos y con conocimientos de la administración de este tipo de clubes, todo saldrá muy bien, en el menor tiempo posible.
Jorge García Romo.