¡Eso se debe imitar, ¿verdad?!
El martes anterior, se designó en Buenos Aires, durante la centésima vigésima quinta sesión del COI, al nuevo presidente del Comité Olímpico Internacional, habiendo recaído esa elección, en Thomas Bach, ciudadano alemán, de 59 años de edad. Bach es el primer medallista de oro olímpico (1976) que logra la dignidad de presidente del COI. El alemán reemplaza en el cargo a Jacques Rogge quien estuvo al frente del organismo 12 años. "Quiero escucharlos y entrar en diálogo con ustedes, mis oídos, mis ojos y mi corazón están con ustedes. Quiero ser el Presidente de todos", fueron sus primeras palabras tras haber sido designado el principal del COI.
¿Quién mejor que un deportista que consiguió una medalla de oro en una contienda olímpica –en este caso-, podrían presidir el COI, cuando conoce su actividad desde el interior? No estoy en contra de los dirigentes que no han sido practicantes del deporte que ahora manejan pues, aunque la mayoría no tienen idea de lo que hacen, si existen excepciones que lo hacen muy bien pero, en general, yo considero que una situación como esta, es digna de imitar. ¿No les parece a ustedes también?
Ventajosamente, en nuestro querido Ecuador, ya se ha dado esta situación. El caso reciente es el de la Federación de Tenis Ecuatoriana, ya que, quien preside este organismo deportivo, es nada menos que Nicolás Lapentti, destacado jugador internacional y, que alcanzó el sexto puesto en el mundo en 1999. Solamente Andrés Gómez, por su triunfo en Roland Garros, se ubicó cuarto en el mundo, en 1990, en la era de fines del siglo XX. Pues, Francisco “Pancho” Segura Cano, nacido en el año 1921 en Guayaquil, igual que los dos deportistas antes nombrados, en los años 1950 y 1952, llegó a ser el número uno mundial.
Pero, ahora que todavía no se ha nombrado, definitivamente, al nuevo presidente del Comité Olímpico Ecuatoriano, ¿por qué no pensar en el único medallista olímpico, como es Jefferson Pérez Quezada? Nació en cuenca en 1974 y fue campeón mundial de marcha atlética de 20 km en los años 2003, 2005 y 2007. Medallista de oro y plata en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996 y Pekín en 2008. ¿Acaso por méritos propios, no debería ocupar tan importante cargo?
Para mí, eso sería hacer justicia. Sin embargo, se trata del mejor deportista ecuatoriano de todos los tiempos, y además, de un hombre educado, culto, con educación universitaria de cuarto nivel pero, al que nunca le interesó la política pues, nunca pudo entender, el hacer cosas sobre las cuales no está de acuerdo. Es decir, como cualquier ciudadano del mundo honesto e inteligente, él sabe pensar, y no, que le den pensando. Ojalá podamos ver en tan especial ubicación a un ser de tanto nivel deportivo y, sobre todo, humano.
Igualmente, se debería buscar a grandes deportistas de antaño, que dieron lustre a sus equipos deportivos, a sus provincias y, a su país, para que sean ellos que, conociendo los problemas que viven los nuevos deportistas en cada especialidad, traten de buscarles solución, pensando, -solamente- en beneficiar al deportes de sus amores, y no, como ocurre en esta época, buscando beneficios personales.
Jorge García Romo.