Maradona no quería que lo llevaran a una clínica.
Pese a su resistencia, Diego Maradona pasará varios días en el sanatorio Güemes de Buenos Aires, en el que ha sido ingresado el miércoles por una descompensación física provocada por un descontrol en su alimentación y por excesos en el consumo de alcohol.
El segundo parte médico, emitido hoy por el centro asistencial, indica que la salud del ex futbolista evoluciona bien, que está medicado y que es sometido a exámenes de rutina, aunque nada dice sobre el mal humor que le ha provocado su encierro.
Su médico personal, Alfredo Cahe, dijo horas después de que fuera trasladado en una ambulancia a la clínica, que cuando Diego se despertó durante la madrugada, preguntó dónde estaba y lo insultó por haberle llevado a la clínica.
Esto quiere decir que Cahe dopó a Maradona poco después de que éste sufriera una crisis mientras estaba en la casa de sus padres, para evitar que se resistiera a ser ingresado.
También queda claro que el alcohol es, tras el consumo de cocaína que mantuvo durante casi dos décadas, su nuevo enemigo, o un cómplice del otro.
El nuevo episodio protagonizado a los 46 años por "Pelusa", tras las crisis que superó en los años 2000 y 2004 y que le habían puesto al borde de la muerte, ha movilizado a miembros de su entorno a manifestarse preocupados porque el pibe de Villa Fiorito bebe demasiado y no se cuida para nada.
El doctor Cahe admitió hoy que problemas personales de Maradona le han sumido en una profunda depresión y que, conociéndolo como pocos, puede afirmar que no daría ningún resultado someterlo a un tratamiento psicológico.
Maradona estuvo ingresado en la clínica Suizo Argentina en 2004 tras sufrir una descompensación por un cuadro de "neumonía aspirativa" y permaneció 12 días conectado a un respirador artificial.
En ese sanatorio no lo pudieron sujetar y una noche se retiró con destino a una finca situada en las afueras de Buenos Aires en un coche que conducía un amigo suyo. Horas después jugaba al golf y desafiaba a los médicos que le atendían.
Padecía de hipertensión, problemas respiratorios, apnea del sueño, miocardiopatía dilatada, diabetes y función renal alterada.
Sus familiares más cercanos acudieron a la justicia y por decisión de un juez fue alojado en una clínica neuropsiquiátrica.
Un año más tarde se sometió a un "by-pass" gástrico en Colombia, bajó de peso y su vida cambió hasta ahora, que ha vuelto a engordar.
La prensa insiste en consultar a Cahe si la droga no ha tenido nada que ver con esta nueva situación, y al respecto el médico ha sido tajante: "Por su adicción él me aseguró que hace mucho tiempo que no consume y lo puedo corroborar por los estudios de orina que le hicimos".
En los alrededores de la clínica Güemes varios aficionados han comenzado hoy a rezar por su salud, como ocurrió en 2004, cuando millares de personas convirtieron el frente de la Suizo Argentina en una especie de santuario.
El segundo parte médico, emitido hoy por el centro asistencial, indica que la salud del ex futbolista evoluciona bien, que está medicado y que es sometido a exámenes de rutina, aunque nada dice sobre el mal humor que le ha provocado su encierro.
Su médico personal, Alfredo Cahe, dijo horas después de que fuera trasladado en una ambulancia a la clínica, que cuando Diego se despertó durante la madrugada, preguntó dónde estaba y lo insultó por haberle llevado a la clínica.
Esto quiere decir que Cahe dopó a Maradona poco después de que éste sufriera una crisis mientras estaba en la casa de sus padres, para evitar que se resistiera a ser ingresado.
También queda claro que el alcohol es, tras el consumo de cocaína que mantuvo durante casi dos décadas, su nuevo enemigo, o un cómplice del otro.
El nuevo episodio protagonizado a los 46 años por "Pelusa", tras las crisis que superó en los años 2000 y 2004 y que le habían puesto al borde de la muerte, ha movilizado a miembros de su entorno a manifestarse preocupados porque el pibe de Villa Fiorito bebe demasiado y no se cuida para nada.
El doctor Cahe admitió hoy que problemas personales de Maradona le han sumido en una profunda depresión y que, conociéndolo como pocos, puede afirmar que no daría ningún resultado someterlo a un tratamiento psicológico.
Maradona estuvo ingresado en la clínica Suizo Argentina en 2004 tras sufrir una descompensación por un cuadro de "neumonía aspirativa" y permaneció 12 días conectado a un respirador artificial.
En ese sanatorio no lo pudieron sujetar y una noche se retiró con destino a una finca situada en las afueras de Buenos Aires en un coche que conducía un amigo suyo. Horas después jugaba al golf y desafiaba a los médicos que le atendían.
Padecía de hipertensión, problemas respiratorios, apnea del sueño, miocardiopatía dilatada, diabetes y función renal alterada.
Sus familiares más cercanos acudieron a la justicia y por decisión de un juez fue alojado en una clínica neuropsiquiátrica.
Un año más tarde se sometió a un "by-pass" gástrico en Colombia, bajó de peso y su vida cambió hasta ahora, que ha vuelto a engordar.
La prensa insiste en consultar a Cahe si la droga no ha tenido nada que ver con esta nueva situación, y al respecto el médico ha sido tajante: "Por su adicción él me aseguró que hace mucho tiempo que no consume y lo puedo corroborar por los estudios de orina que le hicimos".
En los alrededores de la clínica Güemes varios aficionados han comenzado hoy a rezar por su salud, como ocurrió en 2004, cuando millares de personas convirtieron el frente de la Suizo Argentina en una especie de santuario.