Aucas, tarde prodigiosa e inolvidable
Aucas 4-Mushuc Runa 0. La pincelada magistral del maestro del concierto Wellington Sánchez (52m), la certeza del espectacular Jairo Padilla, (73m), el relincho del Potro Figueróa (76m) y la genialidad del “Choclo” Quinteros (87m) fueron los argumentos con que Aucas devastó, humillo y bailó al inflado líder de la serie “B” Mushuc Runa, quien mordió el polvo de la derrota, por imponer un planteamiento avaro, cicatero y medroso.
Marcando los tiempos de la brega, exhibiendo un ritmo imponente y estremecedor, obligaron al repliegue del visitante que sorprendido y sin reacción, soportó en la complementaria cuatro goles, quedando paralizado, sin reacción, ni tiempo para pensar.
Todo fue cuestión de tiempo. Una primera parte con un marcado superávit en el control del balón, tres llegadas con la presencia de Suárez, Lucas Escobedo, y Jairo Padilla. El 0-0 castigaba al Aucas y premiaba a un equipo que se puso la coraza desde el primer segundo hasta el final, que no hizo un solo ataque de peligro, que fue cicatero al máximo.
En la complementaria, cuando la mano le venía cambiada, todo fue diferente. Aparecieron los de siempre, los que juegan a 200 kilómetros por hora, los que se mezclan con la gente cuando las cometitas de verano vuelan hacia los marcos rivales. Willy Sánchez, abrió la ruta de la felicidad, Jairo Padilla provocó la locura con la segunda, el Potrito Figueróa relinchó desde unos 30 metros con un meteorito que dejó herido al bisoño golero Márquez, que después se puso a llorar con el cuarto del “Choclito” Quinteros. El epílogo fue inolvidable. Fue una tarde sensacional, jugando con una categoría enorme, mandando, gustando y goleando. Aucas recordó su historia, su tradición, con un segundo tiempo que pasará a la historia de su rutilante trayectoria, por haber sido espectacular y devastador.
Era el partido que todos queríamos ver. La gente, las banderas al tope la rapidez, la solidaridad, los goles que fueron elaborados con talento y convertidos con el alma, con el ejemplo superlativo de un gladiador de la cancha: Franklin Corozo.
Ahí estaba el gusto por el fútbol y la pasión de los hombres que lo juegan. No era fácil deja en el camerino la pesadilla y goleada de Durán. Pero las reservas físicas y mentales de sus guerreros, aparecieron gracias al vigor y esfuerzo de los hinchas que nunca dejaron de alentar. La magia de las camisetas amarillas cubrió de gloria el Fortín del Sur.
Y solo al final, la explosión de júbilo, manos arriba agradeciendo al creador la impresionante demostración de poderío ofensivo. Era el momento propicio para mostrar las virtudes y la esencia del equipo que aspira a ganar el campeonato y llegar al trono del “Papá”
De ahí en adelante todo fue un espectáculo. La pausa, el orden, las paredes cortas y desconcertantes, la inspiración y el amague del eterno Willy, que juega al fulbito, en el corazón del área, con su compañero del alma, el Potrito Figueróa y después el toque sutil, amasando el balón para poner el 1-0.
Y el maestro del concierto, Wellington Sánchez, vestido con frac amarillo, batuta en mano, dejó el campo por una errada decisión del juez Zambrano, que dejó al Aucas sin el talento del fútbol. Con diez hombres el equipo querido, logró tres goles más. El segundo fue del insigne Jairo Padilla, tras un esfuerzo sobrehumano del grande Franklin Corozo, que se corrió toda la cancha y con el último aliento puso el banquetazo al goleador del Aucas, que aumentó la cuenta.
Entonces, el fútbol que nos gusta, a todo ritmo, de frente, devastador y fulminante quedó escrito con letras de oro, como el color de su camiseta, grabándose en al alma de los 6.000 auquistas, que siguieron gritando el triunfo, con sus gargantas enronquecidas, alabando las jugadas de Roberto Garcés, Edison Carcelén y Jimmy Delgado, los jóvenes del futuro auquista que pusieron el alma, transpirando la gloriosa amarilla hasta el final, cuando todos se juntaron en un solo puno.
El espectáculo fue aplaudido de pie y las cometitas de verano (cuatro en total) que volaron en el sur, fueron atesoradas a boca llena, siendo el alimento de la semana, que se convertirá en la esperanza de triunfo para el próximo encuentro del apasionante campeonato de la serie B.
Mushuc Runa, fue incapaz de atacar, sintió los estragos de la presión infernal de Aucas y terminó sacando la lengua, extenuado, sin ideas, ni reservas anímicas, ni esperanzas para atacar y con la mente en blanco, sin saber que fue exactamente lo que le pasó.
Aucas fue un soberbio espectáculo. Todo arriba, todo en la cumbre, todo expuesto a la inspiración individual y al mismo tiempo, al serio trabajo colectivo, a las ráfagas esperadas, pero también al programa establecido.
PARA LA ESTADÍSTICA
S.D. Aucas.- Paul Alarcón: José Quinteros, César Mercado, Lucas Escobedo y Franklin Corozo; Edwin Méndez, Wellington Sánchez, Darwin Suárez y Danny Vaca; Gustavo Figueróa y Jairo Padilla.
Goles: Wellington Sánchez (52m) Jairo Padilla, (73m), Gustavo “Potro” Figueróa (76m) y José Quinteros (87m)
DT: Julio Daniel Asad (argentino)
Mushuc Runa.-Juan Bermeo; Víctor Macías, Fernando López, Darwin Quilumba, Jesús Cabezas, Kleber Triviño, Rafael Manosalvas, Byron Rodríguez, Rommel Zura; Walter Iza e Ignacio Quirino.
DT: César Vigavani (argentino)
Gonzalo Melo Ruiz