Maradona tuvo un año bárbaro.

Enviado por roberto el Vie, 09/12/2005 - 11:59

El 2005 ha sido el año de Diego Maradona, quien a pocos meses de regatear a la muerte en su más dura confrontación con ese rival que le hizo un marcaje a presión tras su retirada de los campos de juego en 1997, dio sobradas muestras de haber recuperado las ganas de vivir.

Tenía el partido casi perdido, estaba fuera de juego y de buenas a primeras volvió a escena como si poco de malo hubiera pasado en los oscuros tiempos de su adicción a las drogas, de autodestrucción sistemática y de desquicio estético.

La televisión y el éxito de su programa La noche del 10 potenciaron su imagen renovada y desde el primero hasta el último programa de un ciclo de 13 emisiones sus famosos invitados se manifestaron maravillados por ese nuevo Maradona que los estaba presentando.

Pelusa había pasado por un filtro con múltiples peligros, como si fuera el último. En la comunidad médica se habían levantado voces críticas contra la operación por el excesivo riesgo que entrañaba para el paciente, pese a su costumbre de jugar siempre al límite.

Multitudes de fieles seguidores del astro habían montado en 2004 un santuario en los alrededores de la clínica de Buenos Aires en la que estaba ingresado con problemas cardíacos, para rezar, para pedir a sus dioses y sus santos que otorgaran una última oportunidad al 10, al ídolo, al intocable.

Poco después compartió con enfermos, que creyeron que era un mentiroso cuando se identificada como Diego Armando Maradona, interminables días en un hospital neuropsiquiátrico controlado por la Justicia, a la cual habían acudido sus familiares.

Excedido de peso de manera asombrosa -estado técnicamente descrito como de obesidad mórbida de grado tres-, incoherente y agresivo, Maradona iba a toda velocidad por una cornisa y era una caricatura patética de un ex deportista en la ruina.

La cocaína lo había tumbado y muchos aduladores y oportunistas que le siguieron como moscas en buena parte de su vida pública decidieron mirar para otro lado y apartarse de él. Su historia clínica era alarmante: hipertensión, problemas respiratorios, apnea del sueño, miocardiopatía dilatada, diabetes y función renal alterada.

El regate a la parca resultó y en marzo de este año se instaló en Cartagena de Indias, Colombia, donde Luis Felipe Chaux y otros tres cirujanos le sometieron a un by pass gástrico para que rebajara al menos 40, y hasta 50 de los 121 kilos de peso que tenía en ese momento.

Estoy bien. Me pongo en marcha; hay muchas cosas que tengo que recuperar. Es ahora o nunca, dijo Maradona a sus padres, que le dieron cobijo en su casa del barrio porteño de Villa Devoto cuando la reducción de su peso ya era notable, como también su decisión de enderezar su rumbo.

El contrato con la televisión fue el primer paso y la puesta en escena de su programa, el más costoso en materia de producción de los últimos años en Argentina, el trampolín para la concreción de otros halagos.

Lo premió el Senado de su país al destacarlo como ejemplo de lucha, recompuso su relación con sus hijas Dalma y Gianina, el Boca Juniors le ofreció un cargo que hoy cumple honoríficamente y la Asociación del Fútbol Argentino lo invitó a incorporarse a la selección que irá al Mundial de Alemania 2006, lo cual finalmente rechazó en buenos términos y con palabras de agradecimiento.

La noche del 10 resultó el éxito televisivo de la temporada, con invitados como Pelé, Mike Tyson y Fidel Castro, futbolistas estelares y artistas famosos y pormenorizados relatos de momentos clave de su vida, como aquel en el que marcó un tanto con la mano a Inglaterra en México '86 y como cuando confesó que hace un año y medio que no consume drogas.

He recuperado a mis hijas, mis padres están felices, me siento muy bien. ¿Qué más puedo pedir?, reflexionó el astro en varias ocasiones. Ver para creer.

La televisión insiste y quiere renovar el contrato para 2006 por una suma millonaria. Le han llegado ofertas de todo tipo, muchas de ellas publicitarias, como en sus mejores tiempos de futbolista. El cineasta bosnio Emir Kusturika filma un documental sobre su vida mientras Pelusa sueña con ser el seleccionador de su país tras el Mundial de Alemania.

Maradona afirmó cuando jugaba al fútbol que sus hijas comerían caviar toda la vida. Después de la bancarrota, parece que ha retomado ese objetivo.