Sin excesivos sobresaltos la ucraniana Alona Bondarenko estrenó en Luxemburgo su palmarés de títulos como profesional tras batir, en dos sets (6-3 y 6-2), a la italiana Francesca Schiavone.

La transalpina, decimocuarta en el ránking, también ansiaba abrir la relación de éxitos. Pero ofreció un mal partido y una escasa resistencia a su rival, que en apenas una hora de encuentro despachó el compromiso.

Bondarenko, natural de Krivyi Rig, de veintidós años, nunca había alcanzado una final en el circuito WTA. Mejorará en el ránking en la próxima semana -ahora es la 62-, cerca de las cincuenta mejores del mundo, donde estuvo en una ocasión.

Schiavone, que tenía de su lado el único precedente con la ucraniana -en el pasado Roland Garros- no ha podido deshacerse en Luxemburgo de la maldición de finalista que acompaña sus actuaciones.

Desde el 2000, cuando disputó el título en Tashent, ha sido incapaz de redondear sus buenas actuaciones a pesar de que en siete ocasiones más, incluida la de Luxemburgo, repitió la condición de finalista (Sydney y Amelia Island en el 2006; Bali, Moscú y Hasselt en el 2005 y Camberra; 2003).