Alerta máxima.

Enviado por bielo el Sáb, 12/08/2006 - 17:09

El fútbol ecuatoriano, a nivel de clubes, está en terapia intensiva. La situación económica, que viven, sin excepción, los equipos, es desesperante y si no hay correctivos, en muy poco tiempo, esto puede desembocar en la quiebra de más de uno. El S.O.S. que a manera de exigencia, enviaron los representantes de los clubes a la Federación Ecuatoriana de Fútbol, demandando un aporte económico, por el remanente mundialista, es una clara muestra de la difícil situación económica y de la angustiosa situación que vive la dirigencia a nivel de clubes. Resulta irónico y hasta inexplicable, lo que en menos de dos meses ha experimentado el balompié nacional.

La actuación histórica y memorable del combinado nacional, en la Copa del Mundo de Alemania pienso que nos ha transportado a una irrealidad total en el aspecto exclusivamente económico. En un país dolarizado como el nuestro, en un país definitivamente pobre, en el que a la mayoría de los ecuatorianos, nos demanda mucho esfuerzo el poder obtener un sueldo que nos permita sobrevivir, porque no se puede decir vivir, con algo de dignidad, resulta increíble el que haya algunos equipos que manejan presupuestos millonarios, que puedan realizar contrataciones y comprometerse a pagar sueldos, premios y primas, con cifras que tienen algunos ceros a la derecha, causa escalofríos y nos hace pensar que vivimos en otro país.

Una de las frases celebres del estratega colombiano Francisco Maturana decía: Se juega como se vive. Acá en el Ecuador, al parecer ni se juega y peor ni se paga como se vive. La irrealidad económica raya en la irresponsabilidad en muchos casos. Tomo como referencia, el costo de una entrada al fútbol a la localidad de general, que en definitiva es a la que más acceso tiene el hincha, cinco dólares, si a eso le sumamos, que la mayoráa del torneo doméstico se disputa con estadios semivacíos y por ende con pobres recaudaciones, cómo se pueden cuadrar las cuentas para solventar presupuestos que están por sobre cualquier consideración.

Es cierto que existen otras fuentes de financiamiento, sponsors, ventas de derechos y publicidad, aportes de socios (este rubro es mínimo) ha quedado demostrado que a pesar de todas las fórmulas que han ensayado los dirigentes, simplemente no hay manera de cubrir todos los gastos que demanda el fútbol profesional. Ante esta dolorosa realidad, pienso que es hora, que la dirigencia nacional en pleno y en una gran asamblea, en la que prime sobre todo la sinceridad, analice y reflexione sobre el futuro de sus instituciones y el fútbol nacional. Es hora de replantear la situación económica, es hora de poner los pies sobre la tierra y vivir la realidad de un país pobre, de pagar y jugar como se vive, parafraseando a Maturana, aún es tiempo, ustedes señores dirigentes tienen la palabra y la capacidad de tomar las medidas que puedan rectificar esta irrealidad que está conduciendo a nuestro fútbol irremediablemente a la quiebra.