Klinsmann se va y deja a Loew para seguir su revolución.
La decisión de Jürgen Klinsmann de no continuar como seleccionador alemán deja atrás una revolución inconclusa y un grupo de jugadores jóvenes y hambrientos de éxitos que se acostumbraron a sus métodos, que ahora deberán tener continuidad con su sucesor Joachim Loew.
Al final, parece haber pesado más el deseo de gozar su vida familiar en California, donde Klinsmann disfruta de un anonimato que no puede esperar en Alemania ni en ningún lugar de Europa, que la posibilidad de continuar algo que había empezado con muchas resistencias y que terminó en júbilo colectivo.
La opinión pública quería la continuidad de Klinsmann, la Federación Alemana (DFB) y los jugadores también la querían y hasta los críticos más duros de hace apenas unos pocos meses -como Günter Netzer o Lothar Matthaeus- habían aprovechado los últimos días para realizar elogios desmedidos del seleccionador saliente.
El propio Klinsmann ya había dejado caer el nombre de su asistente Joachim Loew como su posible sucesor y la DFB ha aceptado su sugerencia, lo que garantiza hasta cierto punto la continuidad de la revolución inconclusa.
Loew fue durante los dos últimos dos años incluso más que el brazo derecho de Klinsmann y, en cuestiones tácticas, muchas veces era él, con más experiencia en el cargo de entrenador, quien llevaba la voz cantante.
En ese sentido, desde el punto de vista de preparación, no hay nada que hable en contra de Loew, quien, además, con su trabajo de estos dos años se ha ganado el respeto de los internacionales alemanes.
Las únicas reservas que se pueden tener ante Loew tienen que ver con el hecho de que no tiene el mismo carisma de Klinsmann y falta ver si tiene además un carácter similar para no ceder ante las presiones y las críticas cuando éstas surjan debido a algún resultado en los próximos meses.
No obstante, Klinsmann deja tras de sí todo una pequeña estructura, bastante más ágil que la mastodóntica estrutura de la DFB, encabezada por Oliver Bierhoff, para el que se inventó el cargo de mánager de la selección alemana.
Al lado de Bierhoff está el entrenador de porteros -Andreas Koepke- y los preparadores físicos, encabezados por el estadounidense Mark Verstegen, con cuya contratación empezó la revolución y se generaron también las primeras resistencias.
Asistido por Verstegen, Klinsmann cometió la herejía de decir que la forma física de la mayoría de los jugadores alemanes dejaba mucho que desear y empezó a trabajar con los internacionales, con programas individuales, para mejorarla y lo logró.
La condición física forma parte clave de la filosofía de Klinsmann por dos razones. En primer lugar, Klinsmann considera que los alemanes, para ofrecer un rendimiento ideal, necesitan darlo todo en cada momento del partido y no como otras naciones, él mencionó a Italia, que están en condiciones de reservarse y sólo dar el máximo en los momentos necesarios.
Además, Klinsmann considera que una buena forma física es clave para poner en práctica lo que él llama la filosofía futbolística alemana, que implica tratar de jugar siempre rápido y hacia adelante, lo que exige también retroceder a gran velocidad cuando se pierde la pelota.
A esa filosofía ofensiva, Klinsmann agregó, tras muchos problemas en la fase de preparación que le valieron bastantes críticas, un orden defensivo basado en dos líneas de cuatro hombres que deben presionar al contrario cuando no se está en posesión de la pelota.
Con ello, Klinsmann abandonó el rombo en el centro del campo, quitándole al capitán Michael Ballack parte de su proyección ofensiva, lo que al comienzo causó extrañeza pero al final generó sólo aplausos y reconocimiento.
El otro punto de la revolución Klinsmann ha sido la apuesta por jugadores jóvenes. Bastian Schweinsteiger, Lukas Podolski, Per Mertesacker y Philipp Lahm, sólo para nombrar a los más destacados, no han cumplido aún los 23 años.
Klinsmann al dimitir dejó claro su deseo de que su revolución continuara y por eso se mostró satisfecho de que la DFB hubiese escogido a Loew, que ya ha trabajado con el equipo y que ha sido su brazo derecho en estos dos años.