Ecuatoriano quiere repetir el Everest tras conquistar el corazón de Antártida.

Enviado por carlosefrain el Vie, 10/04/2009 - 13:24

El montañero ecuatoriano Patricio Crausaz, uno de los más experimentados del país, intentará repetir una ascensión al Everest, la más alta del mundo, luego de haber conquistado la cumbre del Vinson, en el corazón de la Antártida.

Crausaz quiere llegar al Everest, quizá en un par de años, para lo cual ha pensado en una rigurosa preparación, una de las más duras de su carrera, pues desea llegar a los 8.844 metros de altitud de esa cumbre, sin la asistencia de oxígeno.

Y es que el ecuatoriano es de esas personas que no pueden estar quietas por mucho tiempo, le apasiona estar lo más cerca posible del cielo, le atrapa la altura con mucha facilidad y ve en las montañas su forma de vida.

"Quiero hacer más ochomiles", aseguró en un diálogo con Efe, y de inmediato se iluminaron sus ojos al evocar la grandeza del Everest, que ya lo coronó en 2007, pero a cuya cima llegó con asistencia de oxígeno en botella, porque, recuerda, "las condiciones cambiaron mucho", cuando se encontraba a 500 metros de la cumbre.

También echa una mirada al mapa y ubica su mirada en el "K-2", de 8.611 metros de altitud, vecino del Everest, en la cordillera de los Himalaya, en la frontera entre China, Pakistán e India, en la denominada cadena de Karakórum, una de las montañas "más difíciles y el desafío máximo" para Crausaz.

De momento, su reto será concentrarse en el Everest, que formó parte de su "Desafío 7", un proyecto que se propuso coronar las montañas más altas del mundo y que concluyó en febrero pasado, cuando llegó a la cima del Vinson.

Además de ese monte antártico de 4.987 metros de altitud, su "Desafío 7" incluyó las cumbres del Carstensz (Indonesia), el Elbrus (Cáucaso Central), el Kilimanjaro (África), el Aconcagua (Sudamérica), el McKinley (Norteamérica) y el Everest (Asia).

Todas esas ascensiones tienen para el ecuatoriano un significado especial, no sólo por el reto de llevar adelante su desafío personal, sino porque esas aventuras le han llevado a valorar más el mundo y sus maravillas naturales.

 

Por eso, Crausaz recuerda con detalle sus travesías para coronar la Pirámide de Carstensz, en Papúa, de 4.884 metros de altitud, el Everest, el Elbrus (5.642), el Kilimanjaro (5.985), el Aconcagua (6.964) y el McKinley (6.194).

No obstante, no duda al expresar lo maravillado que quedó, cuando el pasado 17 de febrero llegó a la cumbre del Vinson, en una pradera de hielo de la Antártida, con temperaturas de entre 7 y 8 grados centígrados bajo cero, durante casi todo el día de claridad, en el mejor tiempo posible en ese continente: el verano austral.

"Me imagino que llegar a la luna será algo parecido", asegura Crausaz, que agradece a la naturaleza por haberle brindado buen tiempo durante el ascenso, ya que en el repliegue, las condiciones cambiaron y convirtieron a ese paraíso frío, en un ambiente extremo.

El ecuatoriano se encanta con las fotografías que logró captar durante su travesía, sobre todo la imagen del Shinn, la segunda cumbre más alta de la Antártida (4.700), que veía desde el campamento base de su expedición.

 

Coronó el Vinson con un grupo de ocho montañeros de Polonia, Rumanía, Rusia, Francia y España, además de un guía estadounidense, con quienes coincidió en que ese ambiente hostil y bello "tiene que ser protegido" con el mayor rigor posible, para mantenerlo intacto.

Los recuerdos a Crausaz también le llevan a proyectar su futuro y ya piensa en la etapa de preparación para su desafío de coronar otra montaña sobre los 8.000 metros de altitud, como el Everest o el K-2.

Desde su oficina, en un edificio del centro comercial de Quito, donde trabaja para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Crausaz piensa en los próximos pasos.

"Quisiera visitar Perú y Bolivia", para ascender a varias montañas de esos países vecinos, como parte de la preparación para los Himalaya, asegura y sostiene que en su país, el más grande desafió es coronar El Altar, en el centro andino, "el más difícil" de Ecuador.

"Es la única montaña que me falta por cubrir aquí, en Ecuador", señala el montañero, para quien, el ascenso a las montañas más altas del mundo representan la actitud adquirida por los ecuatorianos en los últimos años, de cumplir las metas "más grandes y triunfar". EFE