Corea ilustra el paso atrás del fútbol asiático.
La eliminación en primera fase de Corea y de Japón, los dos países organizadores del Mundial anterior, constató el paso atrás que ha dado el fútbol asiático cuatro años después en el Mundial de Alemania.
Sin su talismán Guus Hiddink en el banquillo, Corea pasó de ser semifinalista en 2002 a caer eliminada en la primera fase, arrastrando al fracaso a la Confederación Asiática, que no pudo clasificar a ninguno de sus cuatro equipos para octavos.
Hiddink, el holandés errante que ha mostrado una rara habilidad para llevar a la segunda ronda de los Mundiales a selecciones comparsas, cambió de banquillo para sentarse en el de Australia y fue ésta la que recibió el benefactor influjo del técnico milagrero.
Frente a los diez equipos que Europa metió en octavos, los tres suramericanos y los representantes únicos de Africa (Ghana), CONCACAF (México) y Oceanía (Australia), Asia se fue del Mundial sin dejar a su paso más que una pobre impresión de ingenua velocidad.
La última jornada de la fase de grupos devolvió a casa a los dos equipos asiáticos que aún seguían vivos. La eliminación de Arabia Saudí se daba por descontada, pues jugaba contra la mejor del grupo H, España, pero de Corea, semifinalista hace cuatro años, se esperaba algo más.
En Alemania, los cuatro equipos asiáticos han logrado en conjunto siete puntos (4 Corea y 1 cada uno de los otros), han marcado 9 goles y han recibido 24. No son cifras para hacerse grandes ilusiones mirando a próximo Mundial, Sudáfrica 2010.
El fracaso asiático adquiere mayor envergadura por contraste con el sorprendente éxito en Corea-Japón, donde los dos equipos anfitriones se clasificaron para octavos -allí Japón cayó frente a Turquía- e incluso los coreanos de Hiddink, desafiando toda lógica, se plantaron en semifinales, en las que perdieron con Alemania.
Japón llegó al Mundial germano adiestrado por el ex jugador brasileño Zico, con quien sus compatriotas de la selección canarinha no tuvieron la menor consideración en el partido decisivo: Brasil contestó al primer gol japonés con otros cuatro, dos de Ronaldo.
Corea, que precisaba de la victoria frente a Suiza, cayó por 2-0 sin ofrecer más recursos que su incansable batallar por el terreno de juego. Mantuvo su fisonomía de equipo guerrero, pero perdió finura táctica con el cambio de holandeses en el banquillo, Hiddink por Dick Advoocat.
A su regreso a casa, Corea habrá de resignarse a escuchar comentarios desagradables. Ahora más que nunca habrá quien diga que en el Mundial anterior llegaron hasta las semifinales porque jugaban en casa y obtuvieron el beneficio automático de la benevolencia arbitral.
Su empate a uno frente Francia, una de las cabezas de serie, y su victoria por 2-1 sobre Togo sólo difuminaron el fracaso coreano en Alemania, por más que Advoocat haya dicho que pueden sentirse orgullosos por haber ganado cuatro puntos en territorio ajeno.
Advoocat asegura que el fútbol coreano tiene talentos, pero sin desarrollar. Para ello, apunta, será preciso hacer más competitivo el campeonato coreano, evitando que a los jóvenes valores sólo se les abra el camino de la emigración.
Entre la liga coreana, en la que juegan siete de los once titulares, y el nivel internacional todavía hay un salto demasiado brusco que el equipo de Advoocat sólo alcanzó a reducir en las segundas partes, a base de coraje.
Corea llegó a Alemania corta de preparación. Frente a los seis meses que tuvo Hiddink para adiestrar al equipo en el Mundial anterior (Corea, como anfitrión, estaba clasificada de antemano), Advoocat sólo ha tenido cuatro semanas.
Y por si fuera poco, Advoocat también parece dispuesto a dejar el cargo para entrenar a un equipo en Rusia, la nueva tierra prometida de los técnicos aventureros y cuya selección espera ya a Hiddink con el contrato firmado.