Cristiano Ronaldo y Ribery, dos expresos sueltos.
Dos expresos están calentando los motores para alcanzar la máxima velocidad en el estadio olímpico de Múnich cuando las selecciones de Portugal y Francia busquen mañana, miércoles, un puesto en la final del Mundial de Alemania.
El portugués Cristiano Ronaldo y el francés Frank Ribery tienen esa quinta velocidad que deja a los defensas rivales sin aliento en la inútil persecución de estos dos guepardos.
Los dos están listos para sustituir en el corazón de los hinchas a los jugadores que han marcado una época: Luis Figo y Zinedine Zidane.
Ronaldo, de 21 años, y Ribery, de 23, lo tienen difícil porque Figo, de 33, y Zizou, de 34, han demostrado en este Mundial que todavía tienen fuelle, si bien el segundo ya ha anunciado que se retira después del torneo.
Es el Mundial de los viejitos a la espera de que las promesas confirmen su valor. Liderada por Figo, Portugal eliminó a Inglaterra, mientras Zidane condujo a Francia al triunfo sobre Brasil, la gran favorita.
Cristiano y Ribery han tenido mucha culpa en este desarrollo inesperado del Mundial.
Su velocidad, sus cambios de ritmo y sus regates volvieron locos a las defensas de España y Brasil, en el caso de Ribery, y de Holanda e Inglaterra, en el caso de Ronaldo.
Frank Ribery se ha hecho un hueco en el once galo a base de descaro y pelea. Su primera seña de identidad es el profundo corte que marca su cara, un recuerdo del accidente de coche que, cuando tenía dos años, le hizo salir despedido del vehículo.
Marcado por esta cicatriz y por una fuerte personalidad, Ribery dio los primeros pasos en el fútbol en el centro de formación del Lille, del que fue expulsado con 16 años por su carácter controvertido.
El Metz le abre la puerta de la primera división, pero inconformista con las posibilidades que le ofrece un club que lucha por la permanencia, ficha por el Galatasaray turco, club reputado por su dureza.
El Galatasaray pagó cinco millones de euros por media temporada, pero Ribery se marchó ante los problemas de pago de la entidad. El Olympique de Marsella desembolsó siete millones de euros para hacerse con sus servicios.
Raymond Domenech le puso en su lista de 23 para el Mundial pese a que nunca antes le había convocado. Con los bleus, suma ocho partidos internacionales y un gol.
Es un jugador que lo da todo en el campo e incluso rechaza los consejos de los veteranos. Zizou me decía (en el partido contra Brasil) que reservara fuerzas, y yo le oía, pero el problema es que no sé como hacerlo. Siempre voy al ataque, explicó.
Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro, delantero del Manchester United, tiene tanto descaro como Ribery, aunque le diferencia del francés que, a veces, le gusta más el lucimiento personal.
Esa osadía es la que le empujó a pedir el lanzamiento del último penalti contra Inglaterra. Marcó y el equipo de David Beckham abandonó el Mundial.
Nacido en la isla de Madeira el 5 de febrero de 1985, comenzó a jugar en el Nacional antes de fichar en 2002 por el Sporting de Lisboa, con 17 años. Su padre le puso el nombre de Ronaldo en homenaje a Ronald Reagan.
El fichaje de Cristiano en el verano de 2003 por el United se fraguó en Lisboa cuando el equipo de Alex Ferguson participó en la inauguración del estadio José Alvalade XXI frente al Sporting.
El extremo protagonizó una exhibición y en el vuelo de regreso, Roy Keane, capitán del United, convenció a Ferguson para que fichara a ese delgado futbolista que les había vuelto locos.
El United desembolsó 17,5 millones de euros por el fichaje. Hoy la cotización de Ronaldo, que lidera la clasificación de Mejor Jugador Joven del Mundial, supera el triple, una señal de que no hay barrera para este ambicioso jugador.