Anderson Luis de Souza Deco volvió a la selección portuguesa para dar sentido al juego del conjunto que dirige Luiz Felipe Scolari y, con un gran gol desde fuera del área, abrió el camino del triunfo ante Irán (2-0), que mete al equipo luso en los octavos de final del Mundial.

Deco es el jugador imprescindible. Los portugueses le llaman mágico, porque admiran su sentido del juego. En Barcelona, admiten que, junto a Ronaldinho, es el gran artífice del cambio de mentalidad de un conjunto que iba a la deriva.

Deco lo ha ganado todo; 2 Ligas portuguesa, 3 Copas, 2 Ligas españolas, 2 Ligas de Campeones y 1 Copa de la UEFA. Por ganar, se ha ganado hasta el respeto de aquellos que desconfiaron de su nacionalización, como Luis Figo, que dijo que aprenderse un himno no es lo mismo que sentirse portugués.

Deco respondió en el campo. El 29 de marzo de 2003, en su debut como portugués, marcó el gol de la victoria sobre Brasil (2-1), en lo que supuso el primer triunfo luso sobre su rival desde el Mundial de 1966.

En Alemania, tras perderse el partido contra Angola por tener unas molestias físicas, volvió ante Irán para contestar a sus críticos, para quitarle al Barcelona la idea de intercambiarlo por el inglés Frank Lampard (Chelsea).

Por eso, el secretario técnico del Barcelona, Txiki Beguiristain, se vio obligado a desmentir el trueque y dio la mejor descripción posible del centrocampista luso: Deco es un jugador que está asociado a la victoria.