Andrea Pirlo mostró el camino del triunfo a una selección italiana que trata de navegar en medio del escándalo y que necesitaba el triunfo sobre Ghana para buscar la calma.

Cuando vi lo que Andrea era capaz de hacer con la pelota, me pregunté si yo era futbolista. La frase es de Gennaro Gattuso, el agonista que tanto adoran en el Milan y que, sin embargo, admira a Pirlo.

Ha sido en el Milan donde ha revivido la carrera de este centrocampista ofensivo de gran clase, el triunfador del Europeo sub'21 del año 2000, por delante de jugadores como el checo Pavel Nedved o el español Raúl González.

La trayectoria de Pirlo que apunta alto palideció, sin embargo, en el Inter, que lo cedió al Reggina y después al Brescia, hasta que el Milan lo rescató y se topó con Carlo Ancelotti.

Ancelotti retrasó su posición, porque el Milan no tenía quien condujese su juego con criterio y acertó, porque ya no hubo quien le robase el puesto en el centro del campo.

Ante Ghana, Pirlo abrió el cerrojo africano en el minuto 40, con un disparo desde 20 metros, un misil cruzado ante el que poco pudo hacer el meta Richard Kingston.