La selección alemana, anfitriona del Mundial 2006, efectuó el jueves, la primera toma de contacto con la hierba del WM Arena, el futurista estadio muniqués donde mañana arrancará el torneo con el partido que enfrentará a los germanos con la selección de Costa Rica.

El equipo que dirige Juergen Klinsmann no podrá contar mañana con una de sus figuras, Michael Ballack, al que sí espera tener a su disposición para el segundo partido, el del miércoles ante Polonia, en Dortmund y que también viajó a Múnich, donde sigue su tratamiento.

Los alemanes volaron desde Berlín, donde esta mañana Klinsmann dio una conferencia de prensa -el seleccionador no volverá a hablar en Múnich- en la que señaló que lo principal es recuperar a su capitán y se lamentó de su ausencia para el partido inaugural.

Alemania suele empezar con buen pie los mundiales. Desde 1930, de sus quince primeros partidos, la selección alemana ganó diez y perdió sólo uno, el que les enfrentó en el Mundial de España'82 a Argelia en Gijón (Asturias), un partido en el que los magrebíes se impusieron por dos tantos a uno.

Hace cuatro años, en el Mundial de Corea y Japón comenzaron con goleada escandalosa (8-0) contra Arabia Saudí.

Después de las críticas recibidas, Klinsmann necesita como agua de mayo una victoria en el primer partido que ejercería de bálsamo para afrontar con tranquilidad el resto del Mundial.

El entrenamiento se efectuó a puerta cerrada y sólo se permitió entrada a la prensa durante los primeros quince minutos. Después de los estiramientos y un calentamiento suave, los alemanes jugaron un partidillo, unos con peto naranja y otros de blanco, como se dejó entrever desde una puerta que llevaba al campo y que permaneció abierta durante gran parte de la duración del entrenamiento, que duró más o menos una hora.

Después del ensayo de los alemanes, entraron en el césped los jugadores costarricenses, que se entrenaron a las órdenes de Alexandre Guimaraes.