Los ecuatorianos ya cuentan los minutos para que empiece a rodar el balón en el Mundial de Fútbol, mientras el comercio ha desatado una vorágine de ofertas para que los aficionados acompañen a la selección en el torneo de Alemania.

Mientras, el Gobierno local anunció ayer su decisión de suspender las actividades laborales en todo el país durante el primer partido que disputará la selección nacional el próximo viernes ante Polonia, en la jornada inaugural del Mundial de Fútbol en Alemania.

Las actividades laborales serán suspendidas el tiempo que dure el partido, programado para las 14.00 hora local (19.00 GMT), a fin de que cada ecuatoriano tenga la posibilidad de apoyar y alentar al equipo, según dijo Alfredo Palacio, el presidente de Ecuador.

Además, el jefe del Estado deseó éxitos al equipo nacional y auguró que el desempeño de la selección mantendrá las buenas actuaciones logradas en la fase de las eliminatorias sudamericanas mundialistas.

Varias empresas han ofrecido flexibilizar la jornada laboral durante los partidos que juegue el equipo nacional, para que sus trabajadores puedan ver esos encuentros, que emitirán con señal abierta tres canales de televisión nacionales.

En las esquinas de muchas calles de Quito, la camiseta tricolor de la selección se vende como pan caliente, aseguró un comerciante, tras afirmar que la venta ha ido aumentando, conforme se acerca el día del partido.

Una casaca de la selección, amarilla con franjas azules y rojas en un costado, cuesta entre cinco y cuarenta dólares, dependiendo de la calidad de la tela de confección y del lugar donde se adquiera.

Asimismo, en las tiendas o en los sitios de venta de artículos deportivos se ofrecen gorras, banderines, balones, álbumes y una serie de artilugios para animar a la selección a precios accesibles a cualquier bolsillo.

La oferta de televisores también ha tenido una auge insospechado, pues la mayoría de tiendas de electrodomésticos los ofrecen con llamativos obsequios adicionales para los clientes que los adquieran.

Televisores de pantalla gigante, monitores de plasma planos, cine en casa, aparatos normales de 24 pulgadas e incluso pequeñas pantallas de mano se ofrecen con seductores sorteos, entre ellos algunos de viajes a Alemania para disfrutar de la final, así en ese partido no juegue Ecuador.

En los almacenes de electrodomésticos las ventas a crédito convencen cada vez más al público, debido a la intensa publicidad televisiva que muestran con recomendaciones hechas por los propios jugadores de la selección, incluido el entrenador, el colombiano Luis Fernando Suárez.

También los restaurantes y bares ofrecen la transmisión de los partidos en pantalla gigante con descuentos en los platos y sabrosas promociones si triunfa la selección ecuatoriana.

En los hoteles y sitios de encuentro para parejas, también se están acondicionando las habitaciones con televisores más grandes y sus propietarios tienen la esperanza de que la clientela aumente si Ecuador triunfa en sus partidos.

En los hogares también se toman precauciones para no perderse el desarrollo del Mundial y algunas esposas, consultadas, afirman que las labores domésticas se harán fuera del horario de los partidos.

La fiebre mundialista también ha generado polémica en el país, sobre todo por la decisión de los diputados del Congreso unicameral, que adelantaron sus vacaciones para disfrutar del Mundial, algunos incluso ya han viajado a Alemania para seguir in situ a la selección.

Esa decisión molestó a muchos ecuatorianos, que exigen un mayor trabajo a los congresistas, aunque al final todos aceptan que el Mundial es una situación extraordinaria que permite algunos excesos.

Los equipos de fútbol de Ecuador también han acomodado sus horarios de trabajo para que sus integrantes vean los partidos en los que participe la selección nacional.

En el caso del Barcelona guayaquileño, el cuerpo técnico, que comanda el paraguayo Mario Jacquet, ha dispuesto que los jugadores se entrenen y permanezcan concentrados en el estadio para ver los partidos y después continuar con la preparación.