El legendario tenista australiano Rod Laver, único jugador de la historia de este deporte en ganar dos veces los cuatro Grand Slams del año, considera que el actual número uno del mundo, Roger Federer, puede emular sus hazañas.

Laver, que ganó los cuatro Grand Slams como aficionado en 1962 y como profesional en 1969, fue invitado por la Federación Australiana de Tenis (TA) para entregar el trofeo al campeón del torneo masculino del Abierto de Australia.

Durante una conferencia de prensa, al ser consultado por qué Federer es el número uno del mundo, Laver dijo: El tiene muchísimo talento. Hay muchos ingredientes que hacen a un jugador de tenis: para empezar, el temperamento y la producción de golpes. La posición y la anticipación en la cancha es algo de lo que Roger es capaz de hacer mucho mejor que otros jugadores.

Mucho de los otros tenistas juegan muy atrás, y pegan golpes duros. Pero Roger parece moverse muy bien sobre la línea de fondo. En el momento que su rival comete un error, él pasa a dominarlo porque tiene una gran visión de la cancha y no permite que pueda recuperarse. Creo que su cobertura de la cancha es inusual y muy agresiva. Nunca parece estar fuera de posición, destacó Laver.

Sobre cuántos Grand Slams Federer puede ganar, Laver manifestó: No sé. Ya ha ganado seis y es un buen comienzo cuando sólo se tienen 24 años. Lo principal es que Roger disfruta el tenis y no siente presión. El juega el partido y cuando lo que hace no funciona, intenta algo diferente y encuentra la forma de ganar.

Pero la edad no es un factor importante cuando se es un jugador como Roger. El podría tener 31 o 32 años y seguiría ganando torneos si el deseo se mantiene vivo, continuó Laver.

Respecto a si Federer superará la marca de los catorce Grand Slams alcanzada por el estadounidense Pete Sampras, Laver opinó: Es algo extraordinario cómo Federer juega en las finales. No apostaría en contra de él.

Laver ganó once Grand Slams durante su carrera, pero estuvo ausente de las competiciones por cinco años, o sea un total de veinte Grand Slams. Estaba en mi mejor momento, quizá los mejores años de mi carrera, pero en ese entonces también estaba tenistas de la categoría de Hoad, Rosewall, González, Orantes, Buchholz. No me arrepiento en haberme convertido en profesional. Durante la época de aficionado no se podía hacer mucho con los trofeos. Fueron Ken Rosewall y Lew Hoad quienes me convencieron de que jugara contra ellos. Para mí fue un desafío. Los mejores tenistas eran profesionales y eso fue algo que quería disfrutar. Fue algo emocionante jugar contra mi ídolo Lew Hoad, y Rosewall era un jugador muy talentoso.