Federer sufre para sacarse la espina ante Haas.
El suizo Roger Federer se quitó de en medio al alemán Tommy Haas, el hombre con el que nunca había podido en Australia, y en un partido en el que estuvo contra las cuerdas selló su paso a los cuartos de final al derrotarle por 6-4, 6-0, 3-6, 4-6 y 6-2.
Haas tenía contra Federer un récord extraño en Australia. Venció al suizo en los JJ.OO. del 2000 en Sydney, y dos años después en los octavos de final del Abierto. Incluso en los inicios de esta temporada, en el torneo de exhibición de Kooyong, el alemán logró imponerse en la primera ronda.
Con esa esperanza, el germano se agarró a la pista de tal forma, que incluso después de ser vapuleado en los dos primeros sets, tuvo la suficiente garra para hacer frente al número uno del mundo.
Federer jugó un partido extraño, sin la magia de otros duelos, cometió demasiados errores, 58 en total, pero 66 golpes ganadores. Es extraño ver volear al helvético seis veces en la red para ganar un punto, pero incluso perderlo después es todavía más inusual. Haas, semifinalista en 1999 y 2002, se lanzó en plancha varias veces para atajar sus golpes y por momentos tuvo el partido en su bolsillo.
Pero en el quinto set, una bola dudosa en el lateral izquierdo, permitió la ruptura en el sexto juego, y eso dio vida a Federer que acabó imponiéndose, en una hora y 58 minutos, para lograr su primera victoria ante el teutón en terreno australiano, aunque en el balance general domina por 5-2.
El campeón del 2004 se medirá en cuartos con el ruso Nikolay Davydenko, que hoy dejó atrás al eslovaco Dominik Hrbaty, el hombre maratón, pues había sobrevivido en tres partidos anteriores los cinco sets.
Dominator probó su propia medicina y cayó ante el ruso Nikolay Davydenko por 4-6, 4-6, 6-4, 6-2 y 6-3 en tres horas y 30 minutos de lucha después de tener ventaja de dos sets a cero, y 4-3 y servicio.
Hrbaty había dejado en su camino al austríaco Oliver Marach, al belga Dick Norman y al ruso Igor Andreev, ajustando siempre su victoria a la última manga, donde supo imponer su gran físico. En total, con el duelo de hoy, ha sumado 13 horas y 57 minutos. Parece normal que el domingo a media noche sus pies ardiesen y tuviera que ponerlos en remojo, de madrugada, para aliviar sus llagas.
En otro encuentro, el alemán Nicolas Kiefer fue una barrera insalvable para el argentino Juan Ignacio Chela, a quien batió por 7-6 (4), 6-3 y 6-3 y a quien despertó del sueño de alcanzar su segundos cuartos de final en el Grand Slam, en dos horas y 22 minutos.
En esta jornada el calor agobiante de días pasados remitió y el torneo salió del frigorífico de las pistas cubiertas con aire acondicionado para disputarse de nuevo al aire libre.
Era una ocasión especial, pues de haber ganado Chela, por primera vez desde que comenzó la Era Open, dos argentinos hubieran figurado en esa ronda en el Abierto de Australia (David Nalbandián).
Pero hoy Kiefer se mostró superior al jugador bonaerense. Con un juego demoledor, como hizo contra el español Juan Carlos Ferrero. Con un saque rozando siempre los 200 kilómetros por hora (logró el más rápido a 218 km/h), 44 golpes ganadores, y rompiendo el servicio del argentino en cinco ocasiones, el teutón se mantuvo siempre por delante en el marcador.
Ahora, la raqueta germana se enfrentará con el francés Sebastien Grosjean, semifinalista en el 2001, que derrotó a su compatriota Paul Henri Mathieu, por 7-5, 6-2 y 6-2.
En el cuadro femenino, la francesa Amelie Mauresmo cometió únicamente dos errores no forzados ante la checa de 16 años Nicole Vaidisova, a quien apabulló por un doble 6-1.
La campeona del último Masters, en cuartos en Melbourne por cuarta vez en su carrera, se medirá con la suiza Patty Schnyder, que tras nadar entre tiburones y mantas en el acuario de la ciudad parece haberse inspirado, pues dejó fuera de combate a la rusa Anastasia Myskina, ganadora de Roland Garros en 2004, por 6-2 y 6-1. Mientras, la belga Kim Clijsters (2), se impuso a la italiana Francesca Schiavone, que lleva seis finales seguidas a la búsqueda de su primer título, la última en Sydney recientemente, por 7-6 (5) y 6-4.
Clijsters se siente como en casa, por su anterior relación con Lleyton Hewitt, y ese apoyo puede más que su lesión en la cadera y espalda. En la última semana he estado más tiempo en la sala de fisioterapeuta que en toda mi vida, dijo hoy. Su próxima rival será la suiza Martina Hingis, de nuevo en cuartos de final, después de alcanzar la última de sus seis finales consecutivas aquí en 2002.
La helvética dio cuenta de la australiana Samantha Stosur, entrenada por la puertorriqueña Gigi Fernández, por 6-1 y 7-6 (8) para dejar a este país sin un solo representante en los cuadros individuales a tan solo tres jornadas del Día de Australia, la fiesta nacional.