Iván Zamorano busca recuperar el cariño de los chilenos.
El ex futbolista chileno Iván Zamorano lanzó hoy una contraofensiva para recuperar el cariño de los chilenos, que derivó en resquemor desde que apareció como rostro publicitario del "Transantiago", el polémico nuevo sistema de locomoción de la capital chilena.
"No quiero ser un escudo para el responsable del transporte público", dijo quien fuera goleador del Real Madrid, el Inter de Milán y el América de México, entre otros equipos, en una rueda de prensa a la que convocó este martes.
Como imagen del nuevo sistema, Zamorano apareció durante varios meses en los medios de comunicación proclamando las bondades del nuevo sistema e invitando a los seis millones de santiaguinos a participar en una iniciativa "que mejoraría su calidad de vida".
Pero desde el pasado 10 de febrero, cuando el "Transantiago" entró en operación con una serie de problemas, como la desinformación sobre los nuevos recorridos, ausencia de éstos o bajas frecuencias en varios sectores, la imagen de héroe deportivo de Zamorano se convirtió en la del villano.
En las manifestaciones que casi a diario protagonizan desde entonces los habitantes de sectores periféricos contra el sistema, en los paraderos, autobuses o trenes del Metro atestados, han menudeado los insultos contra Zamorano.
"Pregúntale a Zamorano" es la respuesta más frecuente que reciben los santiaguinos despistados cuando preguntan algo relacionado con el Transantiago en las calles.
La situación llegó a su punto máximo el sábado pasado, cuando el cantante español Alejandro Sanz, que ofreció un concierto en el Estadio Nacional, quiso dedicarle una canción a su "amigo" Iván Zamorano, que estaba sentado en primera fila.
Los 50.000 asistentes, que hasta entonces habían ovacionado sin cesar al artista y coreado todas sus canciones, estallaron en una rechifla estruendosa que se prolongó por dos minutos, lo que desconcertó a Sanz, que no entendía nada y que más tarde se solidarizó con el ex goleador de la selección chilena.
"Me siento engañado por los responsables (del Transantiago), estoy con el pueblo", afirmó el jubilado futbolista en la rueda de prensa.
Según sostuvo, cuando aceptó ser el símbolo de la campaña publicitaria, "me prometieron que el sistema funcionaría", pero ahora, "cuando después de un mes las cosas están igual o peor", se declaró una víctima más del nuevo sistema.
"Me duele y me da tristeza ver a la gente porque sé lo que están sintiendo, porque yo también soy del pueblo", afirmó.
"No quiero dar nombres ni mucho menos, pero cuando se hizo el proyecto y se me presentó, yo creí en él, pero aquí hay muchos responsables; ya basta, yo no quiero ser un escudo para los responsables del transporte público", subrayó.
Agregó que comprende a la gente que descarga en él su malestar, "porque me ven cercano, porque yo he sido y voy a seguir siendo de ahí, del pueblo".
"Yo también lo viví, y lo viví cuando era joven, cuando me subía a las micros y me iba colgando, o cuando caminaba 15 kilómetros para ir a entrenarme", añadió.
Zamorano dijo que le duele que se especule en torno a su persona, en una aparente alusión a que cobró 200 millones de pesos (400 mil dólares) por la campaña publicitaria y llamó a que se unan "todas las fuerzas políticas" para que busquen soluciones.
"No quiero ser un escudo para el responsable del transporte público", dijo quien fuera goleador del Real Madrid, el Inter de Milán y el América de México, entre otros equipos, en una rueda de prensa a la que convocó este martes.
Como imagen del nuevo sistema, Zamorano apareció durante varios meses en los medios de comunicación proclamando las bondades del nuevo sistema e invitando a los seis millones de santiaguinos a participar en una iniciativa "que mejoraría su calidad de vida".
Pero desde el pasado 10 de febrero, cuando el "Transantiago" entró en operación con una serie de problemas, como la desinformación sobre los nuevos recorridos, ausencia de éstos o bajas frecuencias en varios sectores, la imagen de héroe deportivo de Zamorano se convirtió en la del villano.
En las manifestaciones que casi a diario protagonizan desde entonces los habitantes de sectores periféricos contra el sistema, en los paraderos, autobuses o trenes del Metro atestados, han menudeado los insultos contra Zamorano.
"Pregúntale a Zamorano" es la respuesta más frecuente que reciben los santiaguinos despistados cuando preguntan algo relacionado con el Transantiago en las calles.
La situación llegó a su punto máximo el sábado pasado, cuando el cantante español Alejandro Sanz, que ofreció un concierto en el Estadio Nacional, quiso dedicarle una canción a su "amigo" Iván Zamorano, que estaba sentado en primera fila.
Los 50.000 asistentes, que hasta entonces habían ovacionado sin cesar al artista y coreado todas sus canciones, estallaron en una rechifla estruendosa que se prolongó por dos minutos, lo que desconcertó a Sanz, que no entendía nada y que más tarde se solidarizó con el ex goleador de la selección chilena.
"Me siento engañado por los responsables (del Transantiago), estoy con el pueblo", afirmó el jubilado futbolista en la rueda de prensa.
Según sostuvo, cuando aceptó ser el símbolo de la campaña publicitaria, "me prometieron que el sistema funcionaría", pero ahora, "cuando después de un mes las cosas están igual o peor", se declaró una víctima más del nuevo sistema.
"Me duele y me da tristeza ver a la gente porque sé lo que están sintiendo, porque yo también soy del pueblo", afirmó.
"No quiero dar nombres ni mucho menos, pero cuando se hizo el proyecto y se me presentó, yo creí en él, pero aquí hay muchos responsables; ya basta, yo no quiero ser un escudo para los responsables del transporte público", subrayó.
Agregó que comprende a la gente que descarga en él su malestar, "porque me ven cercano, porque yo he sido y voy a seguir siendo de ahí, del pueblo".
"Yo también lo viví, y lo viví cuando era joven, cuando me subía a las micros y me iba colgando, o cuando caminaba 15 kilómetros para ir a entrenarme", añadió.
Zamorano dijo que le duele que se especule en torno a su persona, en una aparente alusión a que cobró 200 millones de pesos (400 mil dólares) por la campaña publicitaria y llamó a que se unan "todas las fuerzas políticas" para que busquen soluciones.