David Nalbandián, distinguido como el mejor deportista argentino del 2005.
Llegó el final del 2005 y a su vez, la entrega de los Premios Olimpia, una costumbre del deporte nacional. En esta oportunidad, todas las miradas se posaron sobre David Nalbandián, el flamante ganador de la estatuilla de oro.
El tenista de Unquillo obtuvo la mayor distinción que recompensa a los mejores deportistas del país y que entrega año tras año desde 1954, el Círculo de Periodistas Deportivos de Buenos Aires.
El cordobés se impuso en la votación final sobre Emanuel Ginóbili, y esta coronación no hace más que sellar su gran temporada, que la cerró de la mejor manera posible el pasado domingo cuando se adjudicó la Copa Argentina en el Buenos Aireas Lawn Tennis Club.
Sin embargo, su gran salto había sido un mes atrás, con el título logrado en la Copa Masters de Shangai. Allí, venció en una final memorable al suizo Roger Fededer, número uno del mundo e invicto hasta ese entonces con 35 partidos. De esa forma, el tenis argentino volvió a tener un título de Maestro después de más de tres décadas porque el único antecedente se remontaba a 1974 de la mano del legendario Guillermo Vilas.
De saco y corbata y con el pelo recogido, Nalbandián fue desde muy temprano el centro de atención en el Centro de Convenciones de Vicente López. En primer lugar, recibió el Olimpia de Plata en una terna que compartía junto a Guillermo Coria y Gastón Gaudio.
Ya con el Olimpia de Oro en sus manos y ante miles de flashes que retrataban su rostro, dijo lo siguiente: Primero quiero agradecer al Circulo de Periodistas Deportivos por este premio. Sirve para renovar fuerzas y energías para seguir adelante. Segundo, se lo quiero dedicar a mi familia, que tanto me apoyó en mis comienzos, cuando yo era más chico.
Tomó aire, se secó la transpiración, miró a los otros ganadores que compartían junto a él el escenario y prosiguió: Acá hay muchos que se merecen esto, se levantan temprano, entrenan y se sacrifican como yo. Desgraciadamente somos pocos los que recibimos este premio pero hay que saber que gracias al resto nosotros también nos destacamos. Lo único que puedo decir es que sigan peleando, tienen que trabajar con sacrificio porque sin esfuerzo no se llega a nada. Tarde o temprano recibirán el reconocimiento que se merecen.
Un saludo final, unas últimas fotos y David se bajó de la tarima para dirigirse a una desorganizada conferencia de prensa donde, entre otros temas, habló de sus objetivos para el 2006: El año que viene sueño con ganar un Grand Slam, cualquiera, siempre es algo muy importante. Después, la Copa Davis es una cuenta pendiente.
En el 2005, además de su título en la Copa Masters y en Munich, fue reconocido por lograr puntos decisivos para Argentina en la Davis, como pasó frente a Australia sobre césped. Además demostró su versatilidad en cualquier superficie: llegó a octavos en Roland Garros y a cuartos en los otros tres Gland Slam (US Open, Wimbledon y el Abierto de Australia). Lo que se dice un todo terreno.
Recibir un reconocimiento en Argentina es lo más lindo, el cariño de la gente es diferente. Si bien es cierto que no me tomé vacaciones y me gustaría descansar un poco más, esto es lo que exige la competencia, añadió.
Por último habló de su pasión por los autos y entre risas, dijo que los que ganó este año los tiene de colección. Con el saco ya en sus rodillas y con la camisa transpirada se retiró con el deseo de poder descansar para levantarse temprano e ir a entrenar. Y claro, es que por estos tiempos la vida no le da respiro. En poco días David cumplirá 24 años sabiendo que le espera un 2006 exigente y futuro por demás alentador.