Atrás hay puesto
Aquella típica frase de los buses viene como anillo al dedo para la ocasión. Desde luego, el "atrás hay puesto" se utilizaba sobre todo cuando los buses venían ya repletos, y en su afán por acomodar más pasajeros, venía el típico "siga, siga, que atrás hay puesto".
Casi nunca se escuchaba cuando el bus venía vacío, porque cada pasajero pasaba a ocupar su lugar; y ahora, después de nuestra eliminación en Chile, la camioneta tiene de verdad muchos sitios vacíos, pase, ocupe su lugar, porque atrás hay muchos puestos.
Esa misma camioneta se llenó después del juego en Bolivia, de hecho, llegó al Atahualpa repleta; y después de la pérdida con Uruguay quedamos solo unos pocos. Ya me parece inútil esperar un análisis serio de la mayor parte de nuestro periodismo, ahora vendrán otra vez los calificativos absolutos, el "no sirven para nada", el "es culpa de este y de aquel", o el "nos robaron" sin darse cuenta de que en esto todos tenemos responsabilidad en mayor o menor grado.
Yo trataré de hacer el mío, el análisis digo, serio, porque me quito la camiseta de hincha.
Las eliminatorias comenzaron muy mal para Ecuador, en un ciclo ya desgastado de Luis Fernando Suárez. Por tercera eliminatoria consecutiva se mantuvo el calendario y el sistema de todos contra todos en Sudamérica. Por tercera vez iniciamos con Venezuela en Quito, pero al contrario de las dos anteriores, Venezuela se llevó una victoria histórica del Atahualpa.
Ni crean que voy a decir que nos faltaron esos puntos, porque no pienso así, creo que fueron otros. Menciono el tema porque luego vinieron dos derrotas consecutivas en Brasil y Paraguay, con goleadas incluidas, y la salida de Luis Fernando Suárez, el que es hasta hoy el técnico más exitoso en la historia de nuestro fútbol. Lamentablemente creo que a Suárez lo sacaron los jugadores, pues ya se "negaron" a responderle en la cancha.
Luego vino la famosa búsqueda del Bolillo Gómez, y otra novela más del colombiano que finalmente dijo que no volvía. La decisión de la dirigencia fue proponerle el cargo a Sixto Vizuete, quien había conseguido la medalla de oro en los Panamericanos, y así llegó el cotopaxense al banquillo tricolor.
Yo soy aún un defensor de Vizuete, es obvio que le falta mucho por aprender para llegar a ser un "gran" técnico, pero tuvo la valentía de tomar el equipo y tantos aciertos como desaciertos. De todos modos, ante la idea de que vuelva el Bolillo, lejos, pero lejos, prefiero a Sixto con todas sus limitaciones.
El equipo tuvo un inmediato repunte, lo que creo ratifica mi idea de que los jugadores ya no "quisieron" jugar para Suárez, la goleada a Perú fue un buen inicio del nuevo técnico y un alivio para la tricolor.
El resto es historia conocida, todos los resultados positivos y negativos, la idea general de que la selección no la dirigía Sixto sino los jugadores más representativos, y hoy, la eliminación definitiva del que hubiera sido nuestro tercer mundial consecutivo.
Para mí la eliminación no estuvo en las dos derrotas con Venezuela, o el empate con Colombia en Quito, o el empate con Brasil en la misma cancha, a mi juicio los puntos más importantes fueron los que ya teníamos ganados y que no supimos refrendar. Me refiero a los dos puntos que dejamos en el Monumental de Núñez, cuando ya estaban en el bolsillo, más los otros dos que dejamos en el Atahualpa ante Paraguay, cuando estaban ya en la cuenta; y finalmente el punto del último sábado ante Uruguay que ya teníamos asegurado hasta el minuto final.
En esas tres ocasiones Ecuador perdió puntos de manera imposible, inaceptable, con esos cinco no estaríamos discutiendo de otra cosa que no sea del hospedaje en Sudáfrica. Admito que al equipo le pueda suceder una vez, en Argentina, pero no aprender de ese error tiene una responsabilidad directa de los jugadores y del cuerpo técnico. Se agrava porque en la defensa tenemos jugadores de experiencia como el Bam Bam, la Sombra o José Francisco; pero si finalmente la serenidad y la "congeladora" no salen de los jugadores pues entonces debe venir de la banca. En eso se demostró que el banquillo le quedó grande a Vizuete, y en eso no me queda más que admitir que el Bolillo, por ejemplo, hubiera quemado tiempo, o hubiera hecho un cambio, o habría metido una pelota a la cancha, cualquier cosa con tal de que el partido finalmente se cierre.
Luego volvió a ocurrir con Paraguay, Giovanni le pegó al aire y Benítez la clavó para el empate, en tiempo de compensación. Es obvio que Giovanni falló en la jugada, pero la verdad es que el centro de Cabañas nunca debió levantarse, y Ecuador pudo poner el partido en la congeladora varios minutos antes.
Y después de eso nos vuelve a ocurrir con Uruguay el fin de semana pasado. Entiendo la búsqueda incesante del gol del triunfo, pero no admito que no haya en la cancha o en la banca alguien que sea capaz de serenarse y analizar, sabiendo los resultados en otras canchas, que el empate también servía, porque Chile y Paraguay jugaron para nosotros. Nos costó muchísimo llegar al gol, muchísimo, y Luis Antonio, por la presión y la calentura de recibir insultos de la tribuna, lo fue a gritar con toda el alma a la afición. Les hago notar que esa actitud fue muy diferente a la que tuvo en La Paz, cuando tras el primer gol llamó a todos sus compañeros a calmarse y manejar el partido.
De todos modos, como dije antes, no es solo Valencia el que puede llamar a la cordura, ahí también están Hurtado, Espinoza, Méndez, o el mismo Elizaga; y perdonen la insistencia, pero si no llega de los jugadores en cancha entonces es obligación del técnico reprender a sus dirigidos y llamarles a ocupar sus puestos con atención. Nada de eso ocurrió y el gol del empate mató a la tricolor y levantó a Uruguay. Este gol probó ser el mayor error de Ecuador en tres años de fútbol. Estoy seguro que un técnico como Bielsa hubiera estado llamando a sus puestos a los jugadores, o el mismo Luis Fernando Suárez, a quien tanto lo criticaban por no mostrar más emoción en la banca. Señores, los partidos se pueden ganar con vértigo e improvisación, pero las clasificaciones, los campeonatos, se ganan con capacidad y serenidad.
A eso sumémosle que el "maestro" Tabárez le ganó de largo el partido a Vizuete, tras proponerle el contragolpe y una línea ordenada de volantes y defensores; y luego, cuando vio que perdimos equilibrio con la salida de Noboa, mando un delantero a la cancha para buscar un triunfo que al final se le dio. Zorro viejo, nos ganó en buena lid.
Sí, podemos sumarle que el arbitraje fue malo, pero de ahí a decir que nos robaron hay mucho trecho, yo no creo en la teoría de la conspiración. El árbitro se comió dos penales, el de Uruguay primero y el de Ecuador después, pero creo que sancionó correctamente el de Elizaga, porque para mí sí existe la falta. Y aquí vienen las famosas frases cliché: "el partido no termina hasta que el árbitro pita el final" y la otra, la del barrio, la que le dicen a todos los pelados cuando juegan algún partido competitivo: "juega con el pito, si no lo escuchas sigue jugando". Nuestros mundialistas se olvidaron de jugar con el pito, dos pases y la pelota estuvo en pies de Forlán, luego el penal y la dolorosa derrota.
Reitero, quizá no teníamos la victoria, pero al menos el empate ya estaba asegurado ¿o no? Con ese empate quedábamos aún dos puntos por encima de Uruguay y aún perdiendo hoy en Chile podíamos llegar al repechaje.
Lo de hoy creo que fue una buena presentación de la tricolor, y hay que admitir que Chile, sin tener grandes nombres, está jugando un fútbol de alto nivel, o como dirían los entendidos, se nota la mano de Bielsa.
En el análisis frío, sereno, no me queda más que admitir, aunque yo sea un defensor del trabajo de Vizuete, que necesitamos un técnico con muchas más credenciales en el banquillo ecuatoriano. Repito, en mi criterio Vizuete ha hecho un buen trabajo, particularmente en lo que se refiere a proyectar jugadores como Montero (su mayor acierto), Noboa, Rojas, Guerrón; pero en lo demás quedó debiendo. Creo que como un técnico neófito puede cometer el desliz de hacer alguna declaración fuera de lugar en algún momento, pero debe aprender de esos deslices y dejar de cometerlos. Desafortunadamente no fue así, el sábado pasado le echó la culpa a Raymundo y todo el mundo en lugar de admitir la superioridad de un entrenador inteligente que lo superó claramente en lo táctico.
Creo que Vizuete es hoy por hoy el mejor técnico nacional, pero también creo que eso no le alcanza para otro ciclo al frente de la tricolor, de ahí a crucificarlo hay un abismo.
Ahora habrá que pensar en un técnico idóneo para el seleccionado. No creo que tengamos el dinero suficiente para pagar a un técnico como Bielsa, quien de seguro gana unos USD 100.000 mensuales, pero sí creo que podríamos pensar en alguien como el Tata Martino, o alguien como Bauza que conoce el medio y trabajó con mucho acierto un equipo que formó casi de cero.
Veo con optimismo la generación de jugadores que se vienen de media para adelante pero hay que preocuparse de buscar un par de centrales y volver a formar un bloque defensivo sólido como el de Suárez.
En fin, yo me quedo en la camioneta, hasta el 2014. Los que se bajaron de seguro ya despotricarán contra Vizuete, sin entender que la crítica se puede hacer con mesura sin quitarle su firmeza. Si usted gusta siga, que atrás hay muchos puestos.