Del Potro pone en entredicho el orden establecido venciendo a Nalbandian
Juan Martín del Potro dejó huérfano de campeón el Masters Series Madrid, superó a David Nalbandián (6-4 y 6-2) para avanzar hacia los cuartos de final del torneo y poner en entredicho el orden establecido en el tenis argentino, sometido a la repercusión de la raqueta de Córdoba.
La victoria del tenista más joven del penúltimo Masters Series del curso, veinte años y unos pocos días, un mes menor que el letón Ernests Gulbis, es una buena noticia para el deporte de Argentina, absorbida en estos tiempos por la conquista de la primera Copa Davis de su historia.
Dentro de poco más de un mes, en Mar del Plata, el cuarteto de Alberto Mancini tiene la cita más importante de su historia. Con la visita de la España del número uno del mundo, Rafael Nadal.
Contempla el momento como una ocasión única dada la proyección de sus mimbres, competitivos a primer nivel y en cualquier tipo de superficie.
La irrupción de Juan Martín del Potro ha llegado para la ocasión. El tenista de Tandil, una eterna promesa, explotó por fin en el ecuador del presente curso. Los cuatro títulos consecutivos que logró en Washington, Los Ángeles, Kitzbuhel y Stuttgart, junto a la final de Tokio, donde perdió, llenaron de solidez y expectativas mayores el proyecto gestado hace veinte años.
El puñado de finales disputadas han proporcionado la madurez y convicción necesaria a una raqueta que parecía incapaz de desplazar una tibieza competitiva proporcional a la fragilidad que aparenta su cuerpo.
Esos laureles despertaron la autoestima de Del Potro. Capaz de hacer frente a cualquier rival, no se acomplejó ante el envite propuesto por Nalbandián. No se cansa de ensalzar las virtudes ni de cuestionar el liderazgo de su compatriota. "España no tiene un Nalbandián", dijo. Pero dejó de lado cualquier tipo de veneración en la pista.
Del Potro no tuvo en cuenta ni la condición de campeón de Nalbandián ni los números del último y único precedente. Hace un año, en este mismo escenario, en idéntica ronda, el jugador cordobés sometió a su paisano en noventa minutos.
Cuatro menos tardó el joven argentino en cumplir la revancha. Y eso que la reacción orgullosa de Nalbandián en el primer parcial alargó la resistencia. El cordobés perdía 3-0, víctima del empuje inicial de Del Potro que contó, además, con el saque de su lado.
Nalbandián llegó a equilibrar la situación. Desequilibrada otra vez con la rotura del noveno juego. Cerrado el set, la segunda manga tornó de nuevo cuesta arriba para aquel, que perdió su saque a las primeras de cambio. Dejó pasar cinco puntos para enmendar la plana en los dos juegos siguientes. Pero no pudo. Ahí se sintió inferior. Y Del Potro cerró el partido.
Flamante ganador de Estocolmo, donde pareció enmendar una temporada irregular después de su buen inicio, con los triunfos en Buenos Aires y la final de Acapulco, no ha ratificado en Madrid Nalbandian el nivel que deslumbró hace un año. Entonces superó al propio Del Potro, aún fuera de la explosión actual. Y arrolló a los tres mejores del mundo: Roger Federer, Novak Djokovic y Rafael Nadal.
Su despegue continuó en París, donde también venció. Para consolidarse como el jugador del momento. Renunció a Shangai, a pesar de sus méritos.
No fue el mismo de entonces el que ahora ha caído en Madrid. Fue víctima del empuje de su compatriota. Un talento con hambre. Que abrió las expectativas de herencia al trono del penúltimo Masters Series del año. Tras derrocar a David Nalbandián, el rey desde la última edición. EFE