Jefferson completa la triple corona, Paquillo descalificado.
El ecuatoriano Jefferson Pérez completó en Osaka un triplete sin precedentes en 20 kilómetros marcha al conquistar el título por tercera vez consecutiva, y el español Francisco "Paquillo" Fernández, dos veces subcampeón, pagó con la descalificación su arriesgada maniobra en la recta final.
Paquillo, un marchador de exquisita técnica que no conocía la descalificación en grandes campeonatos, esprintó en los últimos metros para robarle la medalla de plata al tunecino Hatem Ghoula, que marchaba ya clavado, pero los jueces le aplicaron la regla según la cual se puede descalificar a un marchador ya dentro del estadio aun cuando no tenga avisos.
El afán por escoltar a Jefferson en el podio le jugó una mala pasada a Paquillo, mientras que el ecuatoriano cuajaba una hazaña inédita. Sólo el más grande marchador de todos los tiempos, el polaco Robert Korzeniowski -hoy entrenador de Paquillo- había logrado antes tres títulos mundiales, pero en forma discontinua.
Jefferson invirtió un tiempo de 1h22:20 en recorrer los 20 kilómetros en condiciones climatológicas extremas: 31 grados de temperatura y 70 por ciento de humedad ambiental, una combinación letal para pruebas de largo aliento.
El plusmarquista mundial no quiso esconder sus galones de doble campeón y plusmarquista mundial en busca del tercer título. Desde la salida, su tradicional gorra blanca lució en cabeza del grupo mientras que Paquillo, subcampeón mundial las dos veces, ocupaba una posición menos expuesta.
Ivano Brugnetti tampoco se escondió. En el cuarto kilómetro se adelantó al grupo y pasó el quinto en 21:39, a un ritmo prudente que arrojaría un tiempo final cercano a 1h26. En los ambientes italianos se comentaba que el campeón olímpico estaba "como un cañón".
Marchando a 4:14 el kilómetro, Brugnetti fue poniendo tierra de por medio pero a costa de sufrir dos avisos antes del décimo, que pasó en 42:14. En el paquete, caminando a 17 segundos del italiano por ese punto, Paquillo y el mexicano Eder Sánchez cedían a Jefferson la responsabilidad de la caza.
En el duodécimo kilómetro, Jefferson atacó junto al ruso Valery Borchin (que pagó su osadía desplomándose poco después) y en apenas un kilómetro alcanzó a Brugnetti, quien poco después fue descalificado. Paquillo respondió pero sin brusquedades, a ritmo, junto al tunecino Hatem Ghoula, y a cinco mil metros de la llegada estaba en el trío de cabeza junto al ecuatoriano y el tunecino.
Paquillo dio muestras de flaqueza a partir del kilómetro 17, cuando Jefferson, con el semblante firme de las grandes ocasiones, se fue con decisión en busca de su tercera corona.
Las posiciones parecían definidas pero inesperadamente la medalla bailó en las manos de Ghoula. Paquillo, en un arrebato de furia, imprimió velocidad a sus piernas doloridas y en el último suspiro adelantó a Ghoula en una maniobra que por su vistosidad no escapó a la vigilancia de los jueces.
La descalificación del español alzó al mexicano Eder Sánchez hasta el tercer cajón del podio, defendiendo el orgullo de la caminata de su país, en entredicho con la descalificación de Daniel García y Gabriel Ortiz, mientras que la escuela española, herida por la expulsión de su jefe, hubo de conformarse con el puesto 15 de Juan Manuel Molina y el 22 de Benjamín Sánchez. EFE
Paquillo, un marchador de exquisita técnica que no conocía la descalificación en grandes campeonatos, esprintó en los últimos metros para robarle la medalla de plata al tunecino Hatem Ghoula, que marchaba ya clavado, pero los jueces le aplicaron la regla según la cual se puede descalificar a un marchador ya dentro del estadio aun cuando no tenga avisos.
El afán por escoltar a Jefferson en el podio le jugó una mala pasada a Paquillo, mientras que el ecuatoriano cuajaba una hazaña inédita. Sólo el más grande marchador de todos los tiempos, el polaco Robert Korzeniowski -hoy entrenador de Paquillo- había logrado antes tres títulos mundiales, pero en forma discontinua.
Jefferson invirtió un tiempo de 1h22:20 en recorrer los 20 kilómetros en condiciones climatológicas extremas: 31 grados de temperatura y 70 por ciento de humedad ambiental, una combinación letal para pruebas de largo aliento.
El plusmarquista mundial no quiso esconder sus galones de doble campeón y plusmarquista mundial en busca del tercer título. Desde la salida, su tradicional gorra blanca lució en cabeza del grupo mientras que Paquillo, subcampeón mundial las dos veces, ocupaba una posición menos expuesta.
Ivano Brugnetti tampoco se escondió. En el cuarto kilómetro se adelantó al grupo y pasó el quinto en 21:39, a un ritmo prudente que arrojaría un tiempo final cercano a 1h26. En los ambientes italianos se comentaba que el campeón olímpico estaba "como un cañón".
Marchando a 4:14 el kilómetro, Brugnetti fue poniendo tierra de por medio pero a costa de sufrir dos avisos antes del décimo, que pasó en 42:14. En el paquete, caminando a 17 segundos del italiano por ese punto, Paquillo y el mexicano Eder Sánchez cedían a Jefferson la responsabilidad de la caza.
En el duodécimo kilómetro, Jefferson atacó junto al ruso Valery Borchin (que pagó su osadía desplomándose poco después) y en apenas un kilómetro alcanzó a Brugnetti, quien poco después fue descalificado. Paquillo respondió pero sin brusquedades, a ritmo, junto al tunecino Hatem Ghoula, y a cinco mil metros de la llegada estaba en el trío de cabeza junto al ecuatoriano y el tunecino.
Paquillo dio muestras de flaqueza a partir del kilómetro 17, cuando Jefferson, con el semblante firme de las grandes ocasiones, se fue con decisión en busca de su tercera corona.
Las posiciones parecían definidas pero inesperadamente la medalla bailó en las manos de Ghoula. Paquillo, en un arrebato de furia, imprimió velocidad a sus piernas doloridas y en el último suspiro adelantó a Ghoula en una maniobra que por su vistosidad no escapó a la vigilancia de los jueces.
La descalificación del español alzó al mexicano Eder Sánchez hasta el tercer cajón del podio, defendiendo el orgullo de la caminata de su país, en entredicho con la descalificación de Daniel García y Gabriel Ortiz, mientras que la escuela española, herida por la expulsión de su jefe, hubo de conformarse con el puesto 15 de Juan Manuel Molina y el 22 de Benjamín Sánchez. EFE