La Boca llena de gritos. Con un cabezazo de Battaglia, los "xeneizes" se llevaron el clásico.
Con la misma intensidad con la que se vivía la previa al partido, el super clásico del fútbol argentino arrancó con dos equipos vertiginosos. En un partido en el que no se guarda nada, en los primeros minutos se corrió más de lo que se jugó.
El dueño de casa tuvo la primera oportunidad en los pies de Rodrigo Palacio: pelotazo desde el fondo, la pelota le queda a Palermo, pase a Rodrigo, atajada de Carrizo. Todo muy rápido y preciso.
Boca había avisado y es, justamnete, del corner genrerado en esa jugada, de donde vendría el gol del "xeneize". Riquelme se había acercado al cobro retirando los papeles que se habían apostando en la esquina; llamó a Palacio para que se acercara y, amagando con un pase en corto, sacó del área de River a dos defensores, entre ellos Danilo Gerlo, uno de los que mejor va arriba en el equipo de Simeone. Román, que sabe más que muchos en la cancha, se avivó y lanzó el centro en busca de los altos de Boca. Sin embargo, la pelota encontró la cabeza de Sebastián Battaglia que la acomodó a un lado de Carizzo. Iban 13 minutos y el partido ya lo ganaba Boca.
De todas maneras el partido seguía abierto. La media cancha era un sector de tránsito para los chiquitos y rápidos de River. La propuesta de Simeone, a priori, parecía interesante: ariiba se juntarían, con velocidad, Buonanotte, Ortega, Sánchez y Falcao (dejó a Abreu en la banca). Sin embargo esto no generó más que una tarjeta amarilla a Battaglia, cuando llegó tarde, por los espacios en el medio sector, a un cruce sobre el enano Buonanotte.
River tenía la pelota pero arriba no ganó ningún mano a mano. La figura del autor del gol boquense se agrandaba a la hora de la marca y la defensa liderada por el paraguayo Cáceres lucía sólida.
En la segunda etapa, un Simenoe que siempre demuestra querer ganar sus partidos, realizó dos cambios antes de los primeros 20 minutos: Fernández por Nico Sánchez y Rosales por Ortega. El partido iba y venía: por un lado, Riquelme encontraba los espacios para pisarla y pasarla; por otro lado, la vertiginosidad de los ataques del equipo de la banda causaban preocupación en arco defendido por Carrizo.
Antes de los 25` del segundo tiempo, Boca había llegado con peligro en dos oportunidades: con Riquleme y Palacio y paredes contruídas con Palermo. Sin embargo, el 10 de Boca, que parecía se iba sintiendo cómodo con el partido, tuvo que ser reemplazado a 16 minutos del final por una molestia en su tobillo izquierdo. Boca superó otra difucultad, la lesión de Morel Rodriguez (que reaparecía después de una anterior lesión) quien fue sustituído por Roncaglia.
Boca lo ganó bien. En un partido en donde sufrieron en los dos arcos y en donde a River le faltó profundidad y un poco de fortuna (Abreu la tuvo sobre el final en un cabezazo que pasó a centímetros del travesaño), lo festejan en la Boca y en Nuñez, está semana, no saldrán de sus casas.
El dueño de casa tuvo la primera oportunidad en los pies de Rodrigo Palacio: pelotazo desde el fondo, la pelota le queda a Palermo, pase a Rodrigo, atajada de Carrizo. Todo muy rápido y preciso.
Boca había avisado y es, justamnete, del corner genrerado en esa jugada, de donde vendría el gol del "xeneize". Riquelme se había acercado al cobro retirando los papeles que se habían apostando en la esquina; llamó a Palacio para que se acercara y, amagando con un pase en corto, sacó del área de River a dos defensores, entre ellos Danilo Gerlo, uno de los que mejor va arriba en el equipo de Simeone. Román, que sabe más que muchos en la cancha, se avivó y lanzó el centro en busca de los altos de Boca. Sin embargo, la pelota encontró la cabeza de Sebastián Battaglia que la acomodó a un lado de Carizzo. Iban 13 minutos y el partido ya lo ganaba Boca.
De todas maneras el partido seguía abierto. La media cancha era un sector de tránsito para los chiquitos y rápidos de River. La propuesta de Simeone, a priori, parecía interesante: ariiba se juntarían, con velocidad, Buonanotte, Ortega, Sánchez y Falcao (dejó a Abreu en la banca). Sin embargo esto no generó más que una tarjeta amarilla a Battaglia, cuando llegó tarde, por los espacios en el medio sector, a un cruce sobre el enano Buonanotte.
River tenía la pelota pero arriba no ganó ningún mano a mano. La figura del autor del gol boquense se agrandaba a la hora de la marca y la defensa liderada por el paraguayo Cáceres lucía sólida.
En la segunda etapa, un Simenoe que siempre demuestra querer ganar sus partidos, realizó dos cambios antes de los primeros 20 minutos: Fernández por Nico Sánchez y Rosales por Ortega. El partido iba y venía: por un lado, Riquelme encontraba los espacios para pisarla y pasarla; por otro lado, la vertiginosidad de los ataques del equipo de la banda causaban preocupación en arco defendido por Carrizo.
Antes de los 25` del segundo tiempo, Boca había llegado con peligro en dos oportunidades: con Riquleme y Palacio y paredes contruídas con Palermo. Sin embargo, el 10 de Boca, que parecía se iba sintiendo cómodo con el partido, tuvo que ser reemplazado a 16 minutos del final por una molestia en su tobillo izquierdo. Boca superó otra difucultad, la lesión de Morel Rodriguez (que reaparecía después de una anterior lesión) quien fue sustituído por Roncaglia.
Boca lo ganó bien. En un partido en donde sufrieron en los dos arcos y en donde a River le faltó profundidad y un poco de fortuna (Abreu la tuvo sobre el final en un cabezazo que pasó a centímetros del travesaño), lo festejan en la Boca y en Nuñez, está semana, no saldrán de sus casas.