Conjuros en el césped, corte de luz y espectáculo en la grada marcan la Copa

Enviado por bielo el Dom, 15/07/2007 - 19:49
Los conjuros de los jugadores en la cancha instantes antes del inicio de los partidos, el corte del fluido eléctrico en la semifinal Brasil-Uruguay y el espectáculo en la grada son algunas de las anécdotas que marcaron la fiesta del fútbol vivida en Venezuela en las últimas tres semanas.

La Copa América se ha convertido en un espectáculo futbolístico dentro y fuera de los terrenos de juegos desde el principio de la competición hasta su conclusión con la fiesta más verdeamarilla que albiceleste de la final de Maracaibo entre Brasil Y Argentina.

No han faltado los peinados originales como las trenzas azules de Vagner Love, las cabezas completamente rapadas de hombres como Esteban Cambiasso, Mineiro o Renny Vega o la alternancia entre las chaquetas y corbatas de técnicos como Washington Tabarez o Nelson Acosta, el chándal de Richard Páez y el estilo personal de Hugo Sánchez, con chaqueta, pero sin corbata.

Todo ello sin olvidar el peinado impecable y engominado de algunos árbitros, entre ellos el paraguayo Carlos Amarilla, encargado de dirigir la final.

En los prolegómenos de los partidos y tras el sorteo de campos, ha sido habitual que los futbolistas se arroparan en un círculo para conjurarse y afrontar el partido con espíritu de victoria, al tiempo que entre ellos se daban los últimos consejos y gritos de ánimos.

Hubo un fallo del fluido eléctrico que interrumpió el encuentro de semifinales entre Brasil y Uruguay en Maracaibo. El apagón de una de las torres de iluminación dejó a la afición sin fútbol durante quince minutos. Cuando se reanudó el juego, la luz no se había recuperado al completo, pero poco a poco regresó.

Fuera del césped también hubo tiempo para la anécdota con aficionados perfectamente identificados a base de bufandas, camisetas y banderas de la selección de su país o de la nación a la que habían decidido animar.

Algunos se disfrazaron. No faltó el humor para que aparecieran imitadores del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y de Estados Unidos, George Bush, así como del ex presidente de México, Vicente Fox, en la línea de las réplicas de personajes conocidos que se prodigan en las gradas de los estadios durante los mundiales.

En las celebraciones de los goles, los jugadores han tenido tiempo para recordar a sus familias, en especial a sus hijos recién nacidos o a punto de nacer con el gesto de chupar el dedo como si llevaran un chupete. Otros han buscado a algún compañero de equipo en el banquillo o a un asistente de su delegación para abrazarles con una dedicación específica.

Además, las redes de una de las porterías en el partido Brasil- Chile sufrieron desperfectos al final del primero tiempo del encuentro que se apreciaron al principio del segundo, cuyo inicio se demoró por estas circunstancias.

Sin embargo, quizá la imagen más inusual fue la del colombiano Hugo Rodallega con la camiseta naranja de Miguel Calero, cuando se vio obligado a sustituir al portero de su equipo Robinson Zapata que había sido expulsado.

Zapata, por cierto, no lucía en su espalda su nombre, sino el del ex portero nigeriano Peter Rufay, que jugó entre otros clubes en el Deportivo de La Coruña español, y con el que guarda un cierto parecido físico.

La parte posterior de las camisetas también han protagonizado la Copa en otros momentos como aquel en el que al chileno Álvaro Ormeño se le desprendían letras del nombre o como cuando el venezolano Andrés Rouga se llamaba Ronga en su uniforme.

Lesiones como las del argentino Hernán Crespo, el paraguayo Justo Villar o el uruguayo Álvaro Recoba también han marcado el torneo, en el que el capitán de Brasil, Gilberto Silva, se perdió la final por sanción.