Aficionados llenan de colores la final de la Copa América
Las banderas multicolores y los aficionados con miles de camisetas de Argentina y Brasil dominan la escena en el estadio José "Pachencho" Romero de Maracaibo, recinto de la final de la Copa América de Venezuela 2007.
Desde varias horas antes al encuentro decisivo, los aficionados venezolanos, brasileños y argentinos han ido poblando el estadio construido en 1971.
Sombreros largos y bajos, camisetas de Brasil y Argentina, con el predominio del amarillo y el azul, son las referencias que más se pueden ver en las tribunas del remodelado estadio marabino, en una nueva final del clásico sudamericano, que se repite después de Perú 2004.
Pese a quedar eliminada en los cuartos de final, cientos de camisetas de la anfitriona Venezuela y muchos de Ecuador, Colombia y México siguen apostados en muchas zonas.
Los organizadores repartieron varias pelotas infladas de gran tamaño que van recorriendo la tribuna principal, gradas y lateral.
Otro imponderable inevitable es el excesivo calor que supera los 35 grados en las tribunas, pero que no impide a los aficionados con cientos de litros de agua para evitar la deshidratación, mientras agitan las banderas de los dos países finalistas y suenan cientos de cornetas.
La fiesta del fútbol sudamericano llega a su fin con un histórico final no sólo para Brasil y Argentina, sino para la anfitriona Venezuela, que dejará un legado con nueve estadios de primer nivel y la posibilidad en un futuro de ser organizador de un Mundial de categorías menores.
Desde varias horas antes al encuentro decisivo, los aficionados venezolanos, brasileños y argentinos han ido poblando el estadio construido en 1971.
Sombreros largos y bajos, camisetas de Brasil y Argentina, con el predominio del amarillo y el azul, son las referencias que más se pueden ver en las tribunas del remodelado estadio marabino, en una nueva final del clásico sudamericano, que se repite después de Perú 2004.
Pese a quedar eliminada en los cuartos de final, cientos de camisetas de la anfitriona Venezuela y muchos de Ecuador, Colombia y México siguen apostados en muchas zonas.
Los organizadores repartieron varias pelotas infladas de gran tamaño que van recorriendo la tribuna principal, gradas y lateral.
Otro imponderable inevitable es el excesivo calor que supera los 35 grados en las tribunas, pero que no impide a los aficionados con cientos de litros de agua para evitar la deshidratación, mientras agitan las banderas de los dos países finalistas y suenan cientos de cornetas.
La fiesta del fútbol sudamericano llega a su fin con un histórico final no sólo para Brasil y Argentina, sino para la anfitriona Venezuela, que dejará un legado con nueve estadios de primer nivel y la posibilidad en un futuro de ser organizador de un Mundial de categorías menores.