El debate a la altitud en el fútbol gana aire en Santiago de Chile.

Enviado por carlosefrain el Lun, 21/01/2008 - 19:28
¿Hasta qué punto da ventaja o es arriesgado jugar en ciudades encumbradas?

La polémica quiso acabarla por primera vez el Comité Ejecutivo de la FIFA el 27 de mayo de 2007 al prohibir partidos oficiales en ciudades situadas a más de 2.500 metros de altitud por "razones médicas, para proteger la salud de los jugadores".

Los gobiernos de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú rechazaron el veto y la FIFA amplió el límite a 2.800 metros, con un techo de hasta 3.000 metros.

La primera resolución de la FIFA afectaba a los estadios de Bogotá, ciudad situada a 2.649 metros sobre el nivel del mar, y de Quito (a 2.850 metros). La segunda confirma la amenaza de veto a los partidos oficiales en La Paz (3.577 metros) y Cuzco (3.350 metros), respectivamente.

Para desactivar el primer veto de la FIFA, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) presentó el año pasado un estudio de su Comisión Médica que recomendó la disputa de partidos en ciudades de hasta 4.000 metros, pero con un proceso de adaptación de, al menos, dos semanas para minimizar la hipoxia, o falta de oxígeno en la sangre.

En el estadio Hernando Siles de La Paz, la selección de Bolivia cedió un empate frente a la de Colombia el 17 de octubre pasado y tiene previsto jugar con los equipos de Chile y Paraguay en junio próximo los partidos de las jornadas quinta y sexta de las eliminatorias del Mundial de Sudáfrica 2010.

Las aguas calmas volvieron a enturbiarse en el comienzo de 2008 cuando la FIFA, mediante una resolución, advirtió que en los estadios a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, "por regla, no se disputarán partidos excepto en caso de disponer de un periodo de aclimatación de dos semanas, como mínimo".

Ante la alarma, que ha encendido las luces en Bolivia, especialmente, la Conmebol convocó para este martes en Santiago de Chile a sus miembros del Comité Ejecutivo y a los Presidentes de las Asociaciones Nacionales de Sudamérica.

El gobierno boliviano ha tomado la medida como un asunto de Estado. Mientras el presidente Evo Morales ha intensificado sus contactos con otros gobernantes para consolidar el apoyo a su causa, el ministro de Relaciones Exteriores, David Choquehuanca, manifestó que el anuncio es "un atentado a los derechos humanos".

Morales ha descartado construir un estadio en La Paz a menos de 3.000 metros para eludir el veto de la FIFA con el argumento de que pensar en hacerlo "sería desconocer la universalidad del fútbol".

Serafin Boutureira, presidente encargado de la Federación Venezolana de Fútbol (FVF), dijo a Efe que van a pedir aprobar una moción para solicitar al máximo organismo del fútbol mundial la consideración de que los países jueguen en su ámbito natural.

El ex guardameta de la selección paraguaya José Luis Chilavert afirmó que apoya a Bolivia "a muerte" en su lucha contra el veto.

"Siempre se pretende vulnerar los derechos del más débil, hundirlo, y esto no debe ser así", agregó.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, prometió el 18 de enero a su homólogo Evo Morales que hará gestiones ante la FIFA para que se revise la prohibición.

Lula se comprometió con Morales a enviar sendas cartas en favor de la posición boliviana a la FIFA, a la Conmebol y también a la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), que respalda la decisión del órgano rector del fútbol mundial.

El anuncio del gobierno brasileño no fue bien recibido por los directivos del Flamengo, que un día después exigieron a Lula la revisión del apoyo prometido.

El presidente del Flamengo, Marcio Braga, aseguró que la posición de Morales, "es irresponsable" y que la decisión de la FIFA fue tomada "por recomendación de médicos especialistas en los efectos de la altitud", que concluyeron que más allá de los 2.750 metros se "pone en riesgo la salud y hasta la vida de los participantes".

Braga recordó que, en diciembre pasado, cuando acompañaba a Lula en una visita a La Paz, el ministro brasileño de Justicia, Tarso Genro, sufrió un desmayo en medio de una ceremonia justamente por causa de la altitud.

En febrero del año pasado el Flamengo pasó dificultades en un partido de la Copa Libertadores en la ciudad boliviana de Potosí, a 3.976 metros sobre el nivel del mar. Sin aire, los brasileños sufrieron mareos, dolores de cabeza, calambres musculares, y debieron recibir oxígeno durante el partido.

La disminución del oxígeno en la altitud provoca una caída del 10 al 15 por ciento en el rendimiento de los futbolistas, dijo a Efe el doctor Enrique Vargas, investigador del Instituto Boliviano de Biología de la Altura (IBBA).

Por contra, los originarios de la altura sufren un bajón de presión arterial e hinchazón en los pies cuando juegan en el llano, añadió Vargas.

El médico de la selección de Ecuador, Patricio Maldonado, dijo a Efe que, "si bien es cierto que la altura ocasiona problemas en el proceso respiratorio, eso no implica que haya un riesgo para la salud de los jugadores".

Para el médico, el veto para jugar partidos oficiales en ciudades con altura "es un planteamiento injusto después de aproximadamente 60 años que se viene jugando al fútbol en Sudamérica".

"Si un jugador que no está acostumbrado a actuar en la altura, llega dentro de las 24 ó 48 horas antes del encuentro, la altura no le producirá ningún problema. También existe el proceso de aclimatación que hace que la altura media de 2.500 y 3.000 metros sobre el nivel del mar, no sea desfavorable para realizar una actividad física como el fútbol", expresó.

Maldonado resaltó que si se hace una programación, de tal forma que un equipo llegue y juegue y se vaya el mismo día, no necesitará realizar ninguna adaptación.

Para el ex preparador físico de la selección de Ecuador y actual estratega del Emelec guayaquileño, Dufer Almant, los efectos de la altura existen. "No es un mito, está ahí". EFE