Las bengalas del odio

Enviado por robert el Lun, 03/04/2017 - 17:21

Desaprensivos, alienados por la pasión y gobernados por el fanatismo, irreflexivos, ignorantes y tarados, son los que lanzaron las bengalas en aquella noche del viernes 31 de marzo, cuando Aucas ganaba 1-0 al Colón de Manabí.

 

¿Cómo ingresaron las bengalas al estadio. ¡Para qué diablos está la vendita seguridad! ¿Cuál de estos enfermos mentales pagará la multa que le toca pagar al estadio de Aucas por el lanzamiento de estos peligrosos objetos ?Alguien debe investigar y enviar a la cárcel a los engendros del caos.

 

Una vez apagados los últimos ecos de la quinta fecha serie”B” del fútbol ecuatoriano, repasamos los sucesos de violencia ocurridos en ella y, concluimos con un diagnóstico final: la sociedad está enferma, y en consecuencia, el fútbol no es la causa de la violencia, sino víctima de la misma.

 

Un gran evento de masas como el fútbol, tiene actualmente una serie de riesgos de daños, de muy distinta naturaleza, aunque todos con un origen común, el antrópico, es decir causados por personas.

 

Una gran parte de dichos riesgos constituyen un catálogo conocido y por ello previsibles, aunque evitar su materialización en algunos de ellos, presente una gran dificultad, lo cual no excluye la aplicación de medidas, que al menos, eviten la probabilidad de que se manifiesten o en todo caso se reduzcan los efectos o consecuencias de los daños.

 

Los citados riesgos pueden ser debidos a) Violencia; b) Delincuencia común; c) Conflictividad social; d) Incremento del comercio de drogas; e) ingobernabilidad y pugna de poderes.

 

Es evidente que la manifestación de cada uno de estos riesgos, tienen niveles de impacto muy diferentes, por ello, los responsables de la seguridad, establecen las correspondientes prioridades según su importancia, aunque en ningún caso se debe descuidar ninguno de ellos.

 

¿Qué hay detrás de esta violencia?: Para los fanáticos, el fútbol les facilita la ocasión de manifestarse como grupo, y de que cada individuo como miembro del mismo, sienta el orgullo de pertenencia y al mismo tiempo de compromiso con los demás, con lo que refuerzan su cohesión y locura creciente.

 

Las barras organizadas son grupos generalmente apolíticos, que manifiestan su violencia dentro y fuera de los estadios de fútbol. En su momento se convierten en un fenómeno ligado a la crisis económica e industrial del Ecuador. Trafican con droga, reciben prebendas, sangran a los dirigentes y sirven como fuerzas de choque en muchos casos.

 

La visión en conjunto del estadio del sur no se puede ver solamente desde el punto de vista de eficacia o no de los responsables de la seguridad del escenario. El problema va más allá de la actuación policial, para llegar a la constatación de una realidad, Ecuador está socialmente enfermo, sin entrar en otros terrenos aún más delicados.

 

Pero el principio de curación de una enfermedad, es su detección y reconocimiento, siempre y cuando haya una clara voluntad de aplicar las terapias necesarias, por muy complejo que resulte.

 

Es urgente reconsiderar los controles de acceso de objetos, que han quedado claramente en entredicho. Si la crisis es un enemigo permanente de la paz, las soluciones deben ser rápidas y certeras. Lo contrario será ir minando una sociedad, que es la nuestra, la de todos, aunque evidentemente haya otras muchas causas de preocupación.

 

No queremos violentos en las canchas del fútbol del Ecuador. Las autoridades si tienen una pizca de conciencia social, no deben permitir el ingreso de los pelafustanes, que con el membrete de hinchas, articulan el caos y la tragedia.

 

Por: Gonzalo Melo Ruíz